Todas las chicas se aferraban a las diferentes armas que cargaban. Cada una de ellas tenía la misma expresión en su rostro: Miedo.
Los rugidos bestiales se acercaban cada ves más por las escaleras. Estaban casi a la mitad del camino, cuando por fin una de ellas “despertó”.
-Los baños. -fue la única palabra que salió de la boca de Nayeon en esos momentos.
-¿Qué? -Mina contestaba estupefacta.
-¡Corran a los baños, rápido! -Nayeon tomó con fuerza la katana y comenzó a correr. Las demás venían detrás de ella.
Momo seguía en un estado de shock. Jihyo tuvo que tomarla del brazo y llevarla a casi rastras. Mientras tanto, la bestia había llegado a la parte baja de la estación. Nayeon volteó para darle un vistazo rápido al monstruo que enfrentarían.
El extraño animal era enorme, de color grisáceo, con el pelo rapado, la piel le colgaba como cuero arrugado, lo que sorprendió a Nayeon, fue su cabeza. La criatura tenía un casco que sustituía su cráneo, estaba mal saturado ya que desde lejos se veía parte de su cerebro salir.
El aditamento serviría para distraerlo, pensó Nayeon, quien ahora estaba parada justro frente a la puerta del baño. Las demás ya habían entrado, pero ella no podía moverse, sus piernas no respondían, estaba petrificada ante aquel animal.
Otra cosa que espantó a Nayeon, era que la bestia no tenía ojos, en su lugar una diadema rodeaba su cara. Amarrado en cuello, poseía una cadena llena picos y púas, que hacían que supurara sangre y pus. Era obvio por qué, el animal estaba tan enfadado.
Nayeon estaba frente a frente con aquella fiera, justo cuando comenzó a correr el collar que cargaba hacía un sonido de tintineo. Nayeon seguía sin moverse, no fue hasta que Mina la tomó del brazo y casi la aventó dentro, que recobro la movilidad.
En cuanto cerraron la puerta todas se recargaron en ella. La bestia azotó una y otra vez, parecía que la entrada no resistiría demasiado. Con cada golpe las bisagras se movían y los tornillos cedían uno a uno. Mina tomó su pistola, se alejó lo suficiente, y en un hueco entre Dahyun y Jeongyeon, disparó.
El animal soltó un pequeño rugido. Mina volvió a accionar el arma en otras 3 ocasiones, haciendo que la fiera retrocediera. Todas las chicas estaban mirándola con los ojos inyectados de sangre. Se notaba su miedo, su impotencia, su enojo hacia ella, que sin medir consecuencias había disparado.
-Maldita perra desgraciada ¿qué se supone que estabas haciendo? – Jeongyeon tomaba a Mina de la camisa y la azotaba contra la pared.
-¿Tú que crees? Sobrevivir, estúpida. – Mina contestaba con una media sonrisa.
-¡Basta! – Nayeon levantaba la voz y todas volteaban a verla. Mina le forcejeó con Jeongyeon, hasta que la soltó. - ¿Dónde está Momo?
-En el baño del final. – Tzuyu respondía. Tenía el rostro pálido, y se encontraba sentada con las rodillas contra su pecho. Nayeon sintió la necesidad de hablar con ella y consolarla, apoyarla. Pero eso solo complicaría más las cosas.
Nayeon caminó hasta el final de la húmeda habitación. Había mucha tierra y algunos bichos habían hecho de ese lugar su hogar. Momo se encontraba sentada en el último retrete. La chica estaba con la vista perdida, y lágrimas brotaban sin parar de sus ojos. Su rostro pálido y alargado representaba muy bien su estado de ánimo. Las manos entrelazadas temblaban sin cesar, al igual que sus piernas.
-Momo… - Nayeon llamaba a la triste y nerviosa mujer, sin obtener respuesta. – Momo, tienes que tranquilizarte. Momo.
– Nayeon esta vez chasqueó los dedos frente a la mujer, para sacarla de ese trance en el que estaba.
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S U B W A Y [Twice]
HorrorNueve desconocidas despiertan desconcertadas dentro de un oscuro vagón del metro de su ciudad. Cuando un hombre que solo se identifica como "El conductor" les da la bienvenida a lo que él llama "El subterráneo psicópata". ¿Podrán estas extrañas muje...