Sexta Estación

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Nayeon poco a poco fue despertando, seguía media dormida cuando comenzó a escuchar voces, lo más extraño y lo que la hizo reaccionar más rápido, era que aquellas voces no eran de las demás chicas del subterráneo, esta vez eran hombres.

-¿Terminaste de revisarlas? – decía uno de ellos. Nayeon no podía verles la cara; el vagón seguía oscuro pero una tenue luz roja proveniente del túnel, bañaba sus ropas color sangre.

-Si. Me encanta esta chica Jeongyeon, es una fiera, quisiera… hacerla mía, controlar esa bestia que lleva dentro, sus piernas están tan bien torneadas, que el revisarla se ha vuelto un placer. Aun muerta me follaría su cadáver. – el más bajo de loa dos hombres se paraba a un lado de Jeongyeon y se masajeaba sus partes, mientras Nayeon observaba con disgusto y coraje.

-Desgraciado… - susurró la ahora consciente mujer.

-Shh… Cállate.

-¿Qué? ¿Qué pasa?

-Creo que escuché algo.

-Yo no escuché nada Kim, creo que estás más loco que yo amigo. – el hombre al lado de Jeongyeon soltaba una carcajada.

-No importa, tenemos que irnos, la plataforma está lista.

-Que lata… quería quedarme a jugar un poquito más con esta princesita.

-Vámonos.

La puerta se abrió y los dos hombres salieron al túnel, donde sus voces se perdieron en cuanto la entrada se volvió a cerrar.

El vagón comenzó a moverse de inmediato, Nayeon corrió a la entrada y trató de abrirla, en ese momento las luces se empezaban a encender, y las demás chicas iban despertando de una a una. ¿Esos hombres habían estado revisándolas después de cada estación? ¿Fueron ellos quienes les quitaron las identificaciones y los celulares? ¿Cuántos más trabajan para “el conductor”? O ¿Era acaso, uno de esos dos, el desgraciado que las puso ahí? Más y más preguntas abordaban a Nayeon.

-Despertaste antes… - dijo Mina con un gran bostezo.

-¡Tienen que despertar, ahora! – Nayeon levantaba la voz.

-¿Qué pasa, Nayeoni? – Tzuyu se incorporaba a la conversación.

-Descubrí algo.

-¿Qué cosa? – Jeongyeon se levantaba de golpe.

-Unos… unos hombres estuvieron aquí.

-¿Qué?  ¿Qué hombres? ¿De qué hablas? – Jihyo, quien acababa de despertar, saltó de su asiento.

-Estaban platicando entre si, y parece que fueron ellos quienes nos quitaron nuestras cosas; además de que nos revisan luego de cada prueba.

-Así que por eso nos duermen… - Mina tomaba la palabra mientras caminaba al lado de Nayeon.

-No sé que es lo que quieren.

-Tal vez tienen miedo de que encontremos algo para salir de aquí. – Mina se colocaba al lado de Nayeon y tomaba su brazo.

-Necesitamos idear algo antes de bajar a la estación. – Tzuyu miraba a Mina tomando el brazo de Nayeon mientras hablaba.

-Lo que nos hace dormir, es algún tipo de gas. – Jeongyeon se cruzaba de brazos – Entonces,  creo que usar mascarillas sería lo mejor.

-Si claro, como tenemos muchas, genio. – Mina miraba sarcásticamente a Jeongyeon.

-Cierra la boca, al menos pensé en algo.

-No. Si las tenemos. – la voz de Jihyo se alzó – Hagamos unas como si se tratara de un incendio, mojamos un trapo y lo ponemos en nuestra boca y nariz.

-Excelente idea, Jihyo. – Mina sonreía.

-Tzuyu… - Nayeon llamaba a la mujer cuya cabeza ahora estaba agachada.

-Dime… Nayeoni.

-Tú serás quien las haga, tan pronto como bajemos corre al baño a buscar alguna tubería y moja algún trapo o camisa.

-Si… pero… ¿no será mejor que las ayude?

-No… con nosotras será suficiente. Llévate las hachas. Nosotras estaremos bien.

-S-si…

-Creen que es seguro hablar de esto... podrían estar escuchándonos. – Jeongyeon hablaba casi susurrando.

-Ya hubieran hecho algo para detenernos. -contestó Jihyo.

La luz de la estación se veía a lo lejos, unos segundos después las chicas bajaron. Nayeon tomó el frente, mientras Jihyo, Jeongyeon y Mina la seguían de cerca; Tzuyu corrió hacia los baños y comenzó a rasgar la playera que llevaba debajo en pequeños trozos.

Rugidos comenzaron a llegar desde la plataforma, algunos gritos y sonidos de balazos igual. Tzuyu se sentía inútil, solo rasgando trapos y rompiendo una tubería para tratar de mojarlos con nada mas que agua sucia.

Afuera una verdadera batalla de coliseo se estaba llevando a cabo, el enemigo a vencer era un par de leones, al igual que el oso, estaban llenos de heridas, el mismo casco en sus cabezas, el mismo collar de púas, los mismos inocentes animales.

Nayeon tomó la katana y en un arranque atravesó a uno en el hocico de lado a lado, mientras, Mina terminaba de vaciar el cartucho de la pistola. Jihyo y Jeongyeon hicieron lo propio con el otro. Escasos 10 minutos fueron suficiente para acabar con el “enemigo” esta vez.

Ahora si parecemos unas psicópatas, pensó Nayeon. Lo que le hizo recordar las palabras de aquel hombre: “subterráneo psicópata” ¿Era eso a lo que se refería? ¿Cada prueba era para convertirlas en unas dementes?

-Nayeon… - la voz de Tzuyu que venía desde la puerta de los baños, sacó a Nayeon de su trance.

-Es hora… vámonos. ¿Tienes los pañuelos?

-Solo había agua sucia en el drenaje.

-Eso será suficiente. – decía Nayeon, mientras se acercaba a Tzuyu rápidamente. – Este es para mí, este es para ti, y estos tres… tomen chicas. – Nayeon les lanzaba los trapos a las demás.

-Vámonos. – Jeongyeon era la primera en correr al vagón. Las demás la siguieron luego; las puertas se cerraron y todas se acostaron boca abajo, apretando fuertemente los trapos contra su boca y nariz. Las luces se apagaron y el invisible gas salió.

Luego de cinco minutos de oscuridad, el vagón comenzó a parar lentamente. Todas aguardaron.

Después una luz roja se encendió, las puertas se abrieron, y los dos hombres entraron.

-Jeongyeon, princesita, ya vine. – otra vez, el tipo bajito comenzaba a hablar.

-Vamos a terminar con esto rápido, no tenemos mucho tiempo, la estación ya está lista.

-Que fastidio, yo quería manosear a esta princesita.

El hombre alto se acercó a Nayeon y al momento de tocarle la cara, esta se despertó. Se puso de rodillas en el asiento, con un rápido movimiento y con la guarda de la katana lo golpeó en la cabeza. Jeongyeon golpeó en los testículos al otro hombre y lo pateó. Ambos estaban tirados en el piso.

-Ahora si, princesita nos va a sacar de aquí. – Jeongyeon tenía un hacha en el cuello del hombre bajito.

-Aquí termina todo, desgraciado hijo de puta. – Nayeon colocó la katana en el cuello del otro.

Era ahora o nunca, tenían que salir de ahí, no había tiempo para sentir simpatía por esos hombres, era tiempo de tomar venganza.

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Ya solo quedan dos capítulos para el final👀

S U B W A Y [Twice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora