¿debo renunciar?

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Ya ha pasado exactamente una semana desde que ocurrió lo de Brandon. Y para serles sincera no he tenido ganas de nada, lo que parecía una gran semana se convirtió en un infierno; en la escuela las cosas empeoraron, todos me miraban extraño incluyendo a los maestros, y mis supuestos amigos, no volví a asistir a la iglesia y quiero hablar con el pastor para que le de la oportunidad a alguien que si quiera hacerlo y alguien con verdadera pasión. Alguien que no sea yo.

- si, ya voy saliendo.

- ¿enserio no quieres que te acompañe al dentista?- Jacob cree que iré al dentista, ya que le mentí sobre lo que haré.

- no tienes que acompañarme, además ya tienes planes con tu novia y no queremos que se enoje ¿o Si?

- ganaste ésta vez, pero la próxima yo te llevo. Me avisas cuando llegues.

- claro.

Fin de la llamada.

No pienso decirle a Jacob lo que haré, no me lo permitirá, comenzará a darme una charla sobre que tengo que hacerlo porque es una oportunidad única en la vida y bla bla bla. No me importa que sea una oportunidad única, lo que me importa es que no quiero hacerlo y no puedo porque no estoy en la mejor condición, si voy a hacer algo para Dios tiene que ser lo mejor de lo mejor, pero no puedo dar lo mejor cuando ni me concentro bien.

Me subo al autobús y me dirijo a la iglesia donde tendré una larga conversación. Mientras voy de camino opto por colocarme los audífonos y escuchar algo de música para distraerme un poco. Y sin darme cuenta un joven se sienta a mi lado, y resulta y acontece que es el joven que estaba aquel día con la vecina; lo ignoro porque no tengo ganas de hablar y no lo conozco. Sigo escuchando mi música pero también se oye una voz de fondo, que quito los audífonos para escuchar.

- disculpa, ¿dijiste algo?

- te decía que te he visto en algún lugar - me mira algo pensativo, como si estuviera tratando de recordar.

- de hecho si, soy la vecina de la señora Bennet.

- ¡asombroso! Ella es algo así como una tía para mi.

- pensé que era tu abuela o algo así.

- no, por cierto soy Felipe.

- soy Britany, mucho gusto.

- te veo luego, ya me tengo que quedar. ¿me das tu número?

Y así fue como pude despejar la mente un poco.

Por fin llegó la hora de resolver lo del panel. Estoy frente a la iglesia y a decir verdad estoy dudando un poco sobre lo que voy a hacer, pero al final decido entrar.

●●●●

- ohhh Britany, pasa.

Lo pienso unos segundos y luego entro a su oficina.

- siéntate ¿en qué puedo ayudarte? ¿tienes algún problema con el panel?- se escucha tan emocionado que no se que hacer.

- realmente si, tengo algo que decirle respecto al panel- inhalo, exhalo...

- dime, tengo todo el tiempo del mundo para atenderte - y así sin más suelta todos sus papeles y los coloca en su escritorio para luego mirarme atentamente.

- lo que pasa es que, no se por qué me escogió a mi habiendo tantas personas que si merecen la oportunidad - se que es el pastor pero tenía que decirle toda la verdad - tal vez usted no entienda nada de lo que le voy a decir pero tengo demasiados problemas y no se por qué tengo que ser yo, entre tanta gente yo, ¿qué tengo de especial? Nada. No soy nadie.

- las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos, pero logro controlarme un poco.

- dices que no eres especial, pero yo digo que si lo eres, cualquier persona que Dios elija para hacer algo es especial. Te diré algo ¿sabes por qué te elegí? Porque una noche Dios me dijo que quería que hablaras en un panel, que quiere hacer grandes cosas contigo, y para serte sincero también me dijo que vendrías a buscarme para renunciar pero no permitiré que lo hagas. Se por lo que estas pasando, utiliza la Biblia para resolver tus problemas, deja que Dios te hable.

- no se como escuchar su voz ¿qué debo hacer para escucharlo?

- si sabes lo que tienes que hacer, pero no lo haces...

Tiene mucha razón, tengo toda escuchando que Dios es asombroso y esas cosas pero nunca me había detenido a pensar en las palabras que la gente me decía.

- ve y deja que Dios te guíe. Tienes una semana para descubrir el tema del que tienes que hablar.

Es cierto. Sólo queda una semana, pondré mi mejor esfuerzo por mejorar mis ánimos.

Terminó la charla y en vez de tomar el autobús decidí caminar para pensar en lo ocurrido.

El dijo que Dios me escogió y por una extraña razón si creo en sus palabras. Mientras camino veo a un niño sentado en el suelo pidiendo limosna, me detengo a observarlo desde el otro lado de la acera y se le acerca un hombre, el cuál parece estar molesto con el niño. El hombre lo golpea, muy fuerte, demasiado diría yo, crucé la calle para intervenir pero se interpuso un hombre entre ellos y le dijo algo que no logré escuchar. El caso es que al ver esa situación me Di cuenta de que hay muchas personas que sufren y no se quejan, personas que su mundo se está destruyendo y aún así sonríen. Y yo aquí quejandome de mi vida.

Comprendí algo esa tarde, hay alguien que nos ama y pase lo que pase nos protege, así como ese hombre se interpuso para proteger al niño así mismo Dios nos protege y aveces ni le agradecemos por eso. Creo que ya se de que debo hablar en el panel.

Hablaré sobre lo que conlleva amar a alguien verdaderamente y no hablo del amor carnal, hablo de un amor que va más allá, ese amor en el que no importa si te golpean por proteger a alguien, ese amor en el que puedes mejorar la vida de otros sin esperar nada a cambio.

Un encuentro inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora