Emperatriz pirata vs. Reina pirata (II)

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—Novios. ¿Novios...? No puede ser. ¿¡"Esa" es tu novia!? —chilló Hancock histérica.

—Lo sé, lo sé. Es increíble ¿eh? Yo también me sorprendí cuando me lo propuso.

—Esto será uno de esos "calentones" en plena adolescencia que dura por los menos una semana. Sí, debe ser eso... —se autoconvencía ella.

—¿"Calentones"? ¿Adolescentes? Te recuerdo que ambos están a punto de terminar la universidad. —informaba Ace.

—Exacto. Vamos muy en serio. No es ningún juego infantil.

—¡Holaaaaaaaaaaaaa! Ya hemos llegado Nami y yo

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—¡Holaaaaaaaaaaaaa! Ya hemos llegado Nami y yo.

—¡Eyyyyyy! Pasad, que la barbacoa estará lista en un santiamén.

—¡Qué hambreee! —dije yo mientras conducía a Nami a la mesa del comedor. —Ace ¿dónde está Hancock?

—Boa está en la habitación de invitados y dudo que baje.

—¿¡Qué me estás contando!? Voy a verla ahora mismo.

Pero de repente, cuando estuve por subir las escaleras, ella se presentó delante de todos despampanante, radiante y... una multitud de epítetos más.

—¿Quién dice que no iba a bajar? Me estaba poniendo más bonita de lo que ya en la realidad soy.

—¿Y eso por qué? —pregunté yo.

—Quería enseñarle a la "campesina" la manera digna con la que se tiene que vestir una mujer. ¿Y "campesina", también puedes ver esto? Esto sí es una casa en condiciones y no el corral que tienes tú montado.

—¡Eso es muy grosero por tu parte! —la defendí yo.

—¡Huy! ¿La marquesa se escapó de sus aposentos? —contraatacó la pelirroja ya sentada mientras absorbía por una pajita su jugo. —Qué sorpresa. Nadie se lo esperaba.

—¡Tsk! ¿Pero tú te has visto en el espejo? Solo eres una cría. Aprende a respetar a los mayores.

—A ver, Hancock. Yo podría ignorarte o seguir discutiendo pero esas cosas no me van. Prefiero cerrarte la boca desde un principio, quiero tener la comida en paz. ¿Verdad que lo entiendes, verdad que sí? Pues deja ya el teatro.

—Qué repelente eres, hija. No sé cómo mi Luffy puede aguantarte.

—¿Tu Luffy? Que te quede claro que él no es propiedad de nadie, y menos tuya.

—¿Qué me vas a contar tú si lo tienes "amarrao"? Serás de esas niñas tontas que se vuelven locas al tener novio por primera vez.

—¿Será posible? ¿Es que ahora vivo en pañales o qué?

—¡Shishishishi! ¡Qué risa dais las dos, no puedo parar de reír!

—Yo no le veo la gracia. Esto es patético. —dijo Nami.

—Lo dirás por ti —dijo la otra. —Bueno, ¿y cuándo estará lista la barbacoa? Como pase más rato se me pasará el hambre al estar junto a una niñata sin modales.

—Vaya, vaya —sonrío Nami. —Esto ya se está saliendo de tono. Pero qué más da. Total, eres tú la que está pidiendo a gritos que te ridiculice aún más.

—Es imposible que una renacuaja como tú consiga ridiculizar a una dama con tan buen porte como yo.

—Será porque las jóvenes tenemos las neuronas más frescas. En cambio tú... qué decir. Solo haces que atacar por el mismo lado. ¿No sabes de qué otra forma vacilar? ¿Quieres que te enseñe?

—¡¡La barbacoa está listaa!! —anunció Ace que provenía del jardín. Claramente desentendido de todo.

Miradas arrogantes por parte de la morena.

Risillas soberbias por parte de la pelirroja.

Carcajadas por parte mía.

Ronquidos por parte de Ace.

En todo eso se basó el festejo.

Retrospección (LuffyxNami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora