Capítulo 19

143 9 0
                                    

- ¿Te crees que solo porque te apetezca follar, voy a aceptar como si nada?–Cada día flipo más con este chico.–

- No quiero follar, quiero hacerte el amor, porque te quiero.

- Sigues sin convencerme, Zayn. Te dejo subir, pero porque quiero hablar contigo. Llama dentro de cinco minutos que estoy en toalla, acabo de salir de la ducha.

- No me importa que estés en toalla.

- Pero a mí sí.

–Cogí los primeros shorts y la primera camiseta que pillé, y me vestí. Zayn llamó otra vez al telefonillo y le di al botón para que pasara, y cuando subió le abrí la puerta.–

- Hola, preciosa.

- Para el carro.–Le dije al ver que se acercaba demasiado a mí.– Te he dejado subir para hablar.

- No sabía que tenías camisetas que no fueran negras o grises.–Dijo riendo.–

- Zayn, te agradecería que te centraras, has subido para zanjar el asunto.–Insistí.–

- Está bien, dime, princesa.

- No me llames princesa, pedazo de marica.–Le protesté haciéndole burla.– A ver, ¿te piensas que no sigo enfadada?

- Sé que lo estás, por eso vengo. Pensé que si lo hacíamos me perdonarías.

- No todo se soluciona con sexo.–Reproché.–

- Solo había venido para demostrarte mi amor con caricias, besos dulces, y si surgía hacerlo, pues también. Porque Rebecca, me vuelves loco.–Le brillaban esos preciosos ojos marrones que tenía, como si estuviera apunto de derramar una lágrima.– Jamás he sentido esto por nadie. Y vale, la he cagado tirándome a Emily, pero es que me sentía tan vacío porque pensaba que no te interesaba... Entonces decidí desahogarme en el sexo con una tía buena.–Me dejó sin palabras. No sabía qué responder, y estaba a punto de llorar.–

- Zayn, todo esto que me acabas de decir es precioso, pero tengo que arreglar unos asuntos antes de darte una oportunidad.

- Esos asuntos tienen nombre y apellido, ¿verdad?–No tenía un pelo de tonto.–

- Sí, lo tienen.

- Pues dímelos.–Esta parte era graciosa. Que se lo dijese. Sin duda esta sería una buena anécdota para contar cuando fuese vieja.–

- Em... Tal vez te... Te resulten... Familiares... Ashton Irwin.–Dije tartamudeando y con timidez.–

- Tiene que ser una coña.–Lo dijo con una risa que suplía un llanto.–¿Se puede saber qué tienes con ese pardillo? ¿Y cómo sabes que le conozco?

- Soy su follamiga.–No reaccionó por unos segundos, como si no se lo creyera, le había dejado de piedra, hasta que suspiró profundamente.– Y sé que le conoces porque me dijo que le habías robado a su novia.

- ¿Él sabe que nos conocemos?

- No, me hice la tonta, no quería causar problemas.

- Me hace gracia que te vayas a tirar a ese, si es un empollón. Y seguro que no tiene mucha experiencia.

- Lo será, pero está bien bueno. No la tiene porque le quitaste a su novia, y por eso mismo soy su follamiga, quiere practicar conmigo.

- Ah, pues bien.–Murmuró con un tono irónico bastante apreciable.– Está bien, pero termina rápido con él, aunque tengáis que estar follando día y noche.

- Vale, jajaja.

- Pero que sepas que estoy celoso.–Acercó su rostro al mío, mirándome a los ojos, con amor. Sí, se veía que sentía algo muy fuerte por mí. Nadie me había mirado así nunca, ni si quiera Daniel, mi ex. Puso su mano detrás de mi cabeza y acercamos nuestros labios para que se fundieran en un cálido y agradable beso. Cuando terminamos sonreímos.–

- ¿Quieres venir mañana? He quedado con Sarah y tres amigos más para celebrar que acabamos el curso.

- Yo no voy a la Universidad, no creo que tenga mucho sentido que vaya.

- Venga, pásate por casa mañana a las 15:00, comemos juntos y vamos por el centro.

- Está bien, pues nos vemos mañana. Suerte con el examen.

- Gracias, adiós.

–Cerré la puerta, y me dejé caer al suelo, apoyada en ella, suspirando, no sé si de amor o de estrés por la situación tan intensa que acababa de experimentar, o tal vez por ambas cosas.

Desde luego estaba claro que le gustaba, y que se arrepentía de lo que había hecho. Y a mí también me gusta, porque nunca ha dejado de hacerlo. Simplemente estaba enfadada.

Me levanté, y me puse el pijama, para después hacer la cena y terminar de estudiar. Me fui a la cama pronto, ya que estaba agotada de toda la semana.–

*

–Jodido y bendito despertador. Jodido porque hace un sonido horrible, está claro que con eso no te quedas dormida; y bendito porque era la última vez que lo iba a oír hasta septiembre.

Último día, también conocido como plena felicidad, dentro del margen de felicidad que tengo: bastante reducido. Pero no era un día triste, para nada.

Me destapé, y salí de la cama sin ninguna pereza, a pesar de tener sueño. Lo primero que hice fue vestirme, maquillarme y ponerme la bandana negra que me regaló Ashton por mi cumpleaños.

Desayuné y fregué, me lavé los dientes, hice la cama, y recogí un poco la casa, ya que vendría Zayn a comer. Salí de casa, me puse los cascos, y me dispuse a dar el paseo de todas las mañanas.

Hacía un pelín de fresco, pero ya se notaba que cada vez estaba más cerca el verano. Había gente mayor que paseaba tranquilamente, y también hombres y mujeres de clase media-alta que iban con prisas. Ese sería mi futuro, por suerte o por desgracia.

Llegué un poco más tarde de lo normal ya que me había entretenido ordenando la casa, y ya estaba Ashton sentado.–

- Buenos días. Toma, el dinero de la comida de ayer.–Dije extendiendo la mano.–

- Hola, Reb. Gracias.–Lo guardó en la cartera.– Último día por fin, estoy super contento.

- Yo también, dios. Tengo muchísimas ganas de verano. Por cierto, pásate por mi casa a las 20:00 hoy.

- ¿Para...?–Preguntó haciendo una mueca de duda.–

- Querías practicar, ¿no? Pues ya está. Trae condones, y que no sean de marca blanca que no me fío. Si traes lubricante también, pues mejor. Y ya que estás compra alguna píldora, que si tenemos sexo salvaje me da miedo que se rompa el condón.–Le ordené de sopetón.–

- Em... Vale, jajaja. No pensé que ibas a querer empezar tan pronto.

- Cuanto antes terminemos, mejor.

- Está bien. Bueno, pues eso, me paso por tu casa. Yo he quedado con unos amigos.

–Empezaron las clases, y nos dieron la primera nota.

Espera...¿Qué? Miré la hoja otra vez. ¿Un 8'95? Madre mía, ¿cómo es esto posible? Este era mi día de la suerte, dios, qué felicidad.

Después de eso, nos dieron más, y saqué un 7'65 y un 8'23. Me quedé de piedra. Como la cosa siguiera así, me daban la beca. Aunque el 6'82 del otro día me bajaba bastante, qué rabia. Necesitaba esa beca como fuera. Pero lo pensé, y con las notas de los otros trimestres no me daba... Necesitaría sacar un 8'5 en los exámenes que me quedaban por saber, y también tener buena nota en el que iba a hacer a continuación.

*

Lo terminé, y quedé bastante contenta con el resultado, ahora lo que necesitaba era suerte.

Sonó el timbre. Éramos libres por fin. Verano, verano, verano.–

HIGH LOVE (Zayn Malik)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora