Solo en un callejón, sintiendo por primera vez el frio de invierno, así se encontraba Ángel luego de haber abandonado la casa de Almendra. Aun en su cabeza estaba aquella imagen de la joven, sus ojos penetrantes e inocentes desnudando cada rincón de su mente.
Se acostó en el suelo para poder dormir, algo que anteriormente no creía necesario. Aquella noche tan incómoda experimentó una variedad de sueños, desde lo más inocentes hasta unos subidos de tono donde la joven era protagonista.
Fue despertado por las caricias de un perro, ya anciano y enfermo. Se lo notaba tan triste mostrando sus últimos alientos de vida. En ese momento sintió lo importante de tener personas cerca, aquellas que brinden su apoyo y hagan de tu vida una experiencia feliz.
Suavemente tomó aquel animal y lo llamó amigo hasta que murió en sus brazos. Luego de aquel suceso empezó a sentir hambre, nunca antes la había experimentado pero durante miles de años vio lo que causaba en las personas.
Se fue de ese lugar abandonando el cuerpo de su compañero. Mientras avanzaba sentía la mirada de las personas caer sobre él pero continuaba su camino, sin saber a dónde se dirigía. Llegó hasta un puesto de frutas y sin que nadie observara tomó una manzana, justo en ese momento oyó una voz conocida.
Era aquella joven de la noche anterior y por suerte no se había percatado del hurto. Tomó unas frutas algo magulladas y las compró a un bajo precio, además de limpiar el local para recibir unas pocas monedas y recuperar una parte del dinero gastado.
Ángel sólo observaba el esfuerzo de la mujer sin saber el momento ideal para sacar la manzana de su camiseta, darle una mordida y saciar el hambre que sentía. Cuando Almendra terminó la tarea y se acercaba a él, ella sintió como una mano acariciaba su espalda baja.
Era el dueño del local, un tipo pasado de edad que al cometer su acto dijo "te espero mañana". Ella sólo mordió sus labios y luego de una pausa respondió "a la misma hora" pero no lograba ocultar su ira. Ángel no se contuvo, se acercó con una gran sonrisa al tipo y de un puñetazo hizo que cayera al suelo.
Una vez la víctima estuvo quejándose de dolor, se agachó, lo miró fijamente y con una sonrisa aún más fría que la anterior dijo "a la próxima no será sólo un puñetazo ni tampoco tendremos esta charla". Se llevó a Almendra de aquel sitio pero más adelante ella se detuvo, estaba llorando muy preocupada sin saber qué hacer al día siguiente para mantener a sus hermanos.
Lo que su hermano Lorenzo ganaba no era suficiente y nadie más le daba trabajo. Sin embargo, algo dentro de ella había desaparecido, quizás ese temor de acudir diariamente a la boca del lobo sin saber en qué momento debería gritar pidiendo auxilio.
Ángel sabía las consecuencias de sus actos, así que tomó a Almendra de la mano y con las palabras más sinceras de su corazón le hizo una promesa "a partir de ahora los voy a proteger". Tomó la oferta de la joven pero con la condición de pagarle mensualmente un arriendo por el cuarto.
En ese momento algo dentro de él se llenó, sabía que ya no estaría solo.
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LA MORTALIDAD DEL ÁNGEL
FantasíaLuego de que sucediera el pecado más vil, el gran creador pensó que era necesario un ángel capaz de influir en las personas para hacer el bien, evitando que se cometan los actos más atroces. Aquella duda que sientes antes de hacer algo que crees in...