CAPÍTULO 5: TRABAJO

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La noche en casa de Almendra fue la mejor que haya tenido incluso en sus tiempos como ángel. El calor de una familia, la comodidad de una cama, por fin pudo dormir tranquilo, recuperar toda su energía y sentir lo reconfortante del sueño.

Al amanecer salió a la calle, sin hacer ruido y con el objetivo de buscar trabajo. Se decía a sí mismo "¿Qué tan difícil puede ser conseguirlo? si me lo propongo podré hacer lo que quiera". Poco a poco fue perdiendo las esperanzas, le hacían preguntas como ¿Qué sabía hacer?, ¿Qué estudios tiene?, sus experiencias laborales, entre otras cosas.

Sentado en una esquina empezó a sentir hambre, no había comido nada hasta ese momento y tampoco tenía dinero. Estaba tan avergonzado y no quería llegar a casa sin haber encontrado algo. Mientras se lamentaba observó una obra en construcción y se acercó a preguntar si había una vacante disponible.

Habló con el encargado quien le hizo más preguntas. Necesitaba personas pero no veía en Ángel un obrero, no evidenciaba rasgos de trabajo duro, quemaduras por el sol o manos toscas por la construcción. Parecía que nunca había realizado grandes esfuerzos pero decidió ponerlo a prueba, sintiendo en él algo familiar.

Durante un día Ángel realizó trabajos que los novatos no habrían soportado; sin embargo, él mostró una fuerza y resistencia como ninguna otra. Al final del día parecía incluso en igual o en mejor condición que sus otros compañeros. Se acercó al encargado y le preguntó si estaba contratado.

El encargado dio su aceptación y le dijo "por cierto, me llamo Marco". En ese instante Ángel le preguntó los detalles del trabajo, sueldos, horarios y todo lo que necesitaba saber para el día siguiente. Marco levantó su mano y se pegó en la frente mientras decía "lo olvidé".

En ese instante explicó todos los detalles, un trabajo de 8 horas al dia de lunes a viernes con un salario de $450 dólares al mes... era un buen inicio. Semanalmente recibiría una parte del valor y por suerte era lunes, así que no habría descuentos en su primer pago.

Marco le solicitó sus datos, Ángel hizo una pausa y escribió sus nombres completos en una hoja. Eran ficticios pero desde ahora no podría mencionarlo. En el papel había quedado grabado "ÁNGEL AGUILAR FERNÁNDEZ".

Luego de aquello, su nuevo jefe lo invitó a comer algo y se fueron a un restaurante. Ese era el inicio de una gran amistad.

LA MORTALIDAD DEL ÁNGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora