Capítulo 3

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GRACIAS por vuestra comprensión, por vuestro apoyo, por creer mucho más en mí de lo que yo lo hago, pero sobre todo, gracias por hacerme volar. ¡Os adoro!

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¿Recordáis que os iba a ir diciendo los puntos que llevaron a algún puerto esta historia? ¿No? Pues os lo dije. Y sí, estoy de acuerdo con ustedes, en el capítulo anterior no os di la brasa con esto... Para mi defensa diré que hasta este momento no tenía ningún punto al que quisiera llamar "punto número tres". Pero lo he encontrado, atentas y atentos, es sublime:

Punto número tres: No le des color a lo que no lo tiene, dale importancia a lo verdaderamente importante.

¿Qué? ¿Cómo os habéis quedado? Pues sí, señores y señoras, lo he descubierto porque he discutido con Clara y porque se me ha caído algo al suelo. Sé que suena raro, pero os cuento...

"No hables con borrachos"... Es lo que me dijo por teléfono Clara a la mañana siguiente de hablar con Alex. Exactamente fue hace dos horas y de este modo:

—¿Pero a ti qué coño te pasa? ¿Cómo te digo que no hables con extraños y menos con borrachos?

Casi pude imaginar cómo al otro lado de la línea, sus ojos se achicaban hasta parecer dos rayas oscuras. Sí, ese gesto que ya os conté y el cual me da un pelín de miedo.

—Te quieres relajar. No parecía tan borracho, estaba aburrido y no tenía con quien hablar. No es tan malo. Además, parece buen tipo, es militar y le gustan los perros. No creo que me mate y más desde tan lejos.

—No me gusta. ¿Qué es eso de aparecer de la nada? Así no se conoce a la gente por casualidad. A las personas te las encuentras por la calle y te chocas con ellas...

—Sí, porque vivimos en una película —la interrumpí—. Ya que estamos, al chocar con la persona en cuestión, se nos podría haber caído algo de las manos y al recogerlo juntos, nuestras manos podrían rozarse y de ese modo tener una conexión asombrosa.

—Eres insufrible cuando te pones en modo escritora.

—Desde lo de mi abuela no escribo y lo sabes.

—Pues igual ya es hora.

—Pues no quiero.

—Entonces, ¿para qué estás en tantos grupos de escritura en Facebook?

—Tampoco son tantos. Además, mayormente lo que hago es leer lo que los demás comparten.

—Al modo poco egoísta.

—¿Cómo?

Prepararos, porque hasta este momento de la llamada, habíamos estado hablando en un tono normalito, pero de repente y sin venir a cuento, entramos en la famosa competición de "haber quien grita más" elevando cada vez un poco más el tono hasta acabar a grito pelado.

En Busca de Esperanza. (Publicada por la Editorial Samarcanda).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora