Capítulo 4

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*Liam POV*

La voz de Will me despertó, y me incorporé rápidamente.

-¿Pasó algo? ¿Lizzy esta bien?- pronuncié lo mas rápido que pude, y pude escuchar como Lizzy se reía.

-Si Liam – río divertido. –Ella está bien, pero tu llegaras tarde a la escuela.-

Me fijé en mi reloj, y salí corriendo a mi habitación. Solo tenía media hora, y necesitaba desayunar.

-Liam, Lizzy no va a ir a la escuela, no creo que deba, así que me quedaré con ella ¿puedo?

-Claro, claro que puedes, gracias Will- le di un rápido beso en su cabeza y fui corriendo por Lizzy

-Adios pequeña, Will se queda contigo, así que no te preocupes. Cuídate- Un rápido abrazo, y con los ojos casi cerrados del sueño, me fui.

El día estaba sumamente nublado, hasta deseé volver por una campera, pero ya era demasiado tarde. Al llegar, note como el profesor estaba dictando clases.

Muy tarde  pensé.

No voy a entrar, y al diablo con todo.

Me retiré al campus, y me senté contra un árbol, con intenciones de dormir. Pero al instante una voz en mi subconsciente me dijo que no lo haga; cualquier profesor podría verme y llevarme a detención, o peor aún, suspenderme. Una suspensión no me vendría bien al momento de obtener una beca universitaria.

Tenía que mantenerme alejado de los problemas.

O de dolores en el trasero como lo es Mike.

-Así, que leyendo otra vez ¿acaso no te cansas Payne?- hablando de Roma.

Lo único que quería hacer era romper su espantosa y puntiaguda nariz.

-Que lees ahora, ¿cuentos para dormir?- Por un momento quise reír ¿cuentos para dormir? ¿se podría ser mas ignorante?

-¡Idiota te estamos haciendo una pregunta!- y justo en ese momento, todo pasó muy rápido; y lo último que vi, fue mi libro tirado.

Menudo idiota.

Respira. 1, 2, 3…

-¿Qué quieres?- Dije evitando las ansias de romper su jodida mandíbula.

-Nada, solo hacerte recordar quien manda aquí- Dijo con suma arrogancia, incitándome a golpearlo.

-¿solo eso? - Pregunté desafiante, atreviendome a responder de una vez por todas a su absurdo e infantil hostigamiento.

-No juegues conmigo Payne, haré tu vida miserable.- ¿pensará que le tengo miedo?

-Avisame cuando termines.- Solté irónicamente, con el punto de finalizar la conversación y salir de ahí antes de que lo matara. Ya ni el libro me importaba. Pero me volvió a hablar.

-Claro ve y pídele ayuda a tu mamá, seguro ella te cuidara-

Era realmente un pedazo de mierda.

Respire profundo. Cerré mis puños fuertemente, al igual que  mis ojos. Necesitaba golpear algo, o más bien a alguien. Pero decidido a no manchar mi apellido en esta escuela, solo me fui.

Lo odiaba, odiaba todo. Mi vida, la escuela, simplemente todo.

Lo único que me mantenía vivo y fuera de problemas eran mis hermanos.

Solo por ellos estudio, solo por ellos trabajo, y solo por ellos vivo. Mi vida es una completa mierda, al igual que Mike.

Hasta en un momento llegue a pensar que debería seguirlo después de clases, y golpearlo hasta morir.

Pero no podía, no era un asesino.

Una vez golpeé a un tipo en la puerta de mi casa, fue en esas épocas de depresión adolescente, épocas donde extrañaba a mi padre y mi única salida era beber y golpear gente a la salida del bar. En una de tantas ocasiones, mis hermanos presenciaron esa escena, y me sentí enfermo. ¿Cómo había llegado hasta ese punto?

Creo que eso fue lo que me ayudo a cambiar, sus miradas llenas de miedo. Miedo de mi, miedo de que los golpeara, miedo de que los dejara por ir a la carcel. Pero nunca los dejaría. No era Matt.

Ese fue el día, en el que intenté ser mejor persona, solo por ellos, y por darles una vida, lo mas cerca posible a ser ‘hermosa’. A ser la vida que ellos deseaban.

Al escuchar el timbre, avisándome que el receso terminaba, entré a clases apresuradamente. Sentándome al último, e ignorando a todos.

La clase apestaba, todas lo hacían. Aburrido, comencé a mirar a todas partes, hasta que algo llamó mi atención. Mi libro. Sobresalía de una mochila, de su mochila.

Emma.

Según el registro del profesor, ese es su nombre. Nunca había hablado con ella, ni tenía la intención de hacerlo. Era a la única persona de la escuela que veía mas seguido, pero solo por ser mi vecina.

Al terminar la clase, guarde mis cosas, me levanté para pedir mi libro de regreso, pero Emma ya se había ido. Frustrado por tener que buscarla, me retiré del salón, pero la profesora me llamó.

-Payne, tendría unos minutos por favor.- sinceramente no, pero usted es la autoridad ¿cierto?

-¿Qué desea?-  Debía terminar con esto rápido, necesito saber como esta Lizzy.

-Quiero que preste más atención a mi clase. El examen se acerca señorito, y usted si sigue así reprobará la materia. ¿acaso tiene problemas en su casa o algo que lo mantenga distraído?-

Tenía dos opciones, le cuento toda mi vida a la profesora para que me tenga mas consideración en los exámenes y al mismo tiempo sienta pena por mí, o paso mi vida por alto.

-No, todo está perfecto. Solo no dormí bien- Dije intentando sonar sincero.

-Esta bien, se lo dejaré pasar. Solo, que no repita otra vez ¿ok?-

-Ok- y sin más que decirle, me fuí

Caminaba apresuradamente hasta casa con la esperanza de encontrar a Emma y de recuperar mi libro, no quería esperar hasta mañana, ni mucho menos ir a su casa.

A lo lejos vi su mochila, y me alegré. A medida que me acercaba, noté que ella estaba leyéndolo.

¿no le habían enseñado a no tocar las cosas que no le pertenecían? Menuda metida.

-Creo que eso no te pertenece- dije lo mas tranquilo que pude. Ella giró y al verme palideció, posó sus ojos en mi y sentí lo nerviosa que estaba.

Joder, tiene unos ojos preciosos

You're not aloneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora