¿Qué deberíamos hacer ahora?

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¿Habéis visto un rostro antes de derrumbarse?

Solo unos segundos, cuando las lágrimas aún no caen. Y ves como su expresión de furia se transforma en algo que no alcanzas a comprender, y ves como su enojo pasa a ser puro llanto. Algo que no alcanzas a comprender.

¿Sabéis que es peor?

Querer hacer más para que el colapso no sea tan fuerte, pero tú no sabes que hacer. Y aunque quieras abrazarle y hacerle saber que todo estará bien, no sabes como hacerlo, porque si bien viste como todo se fue derrumbando poco a poco, no puedes repararlo.

¿A que le temo?

A seguir viendo el llanto pero no escuchar nada. O peor, querer escuchar pero que no te digan nada, porque en verdad quieres ayudar, pero no sabrías como si en verdad la quisieran.

¿Sería bueno?

Que habláramos más seguido, y no solo tener que ver como te derrumbas sino tu reconstrucción. Tal vez pueda aprender como reparar lo que aveces uno mismo derriba.

¿La verdad?

Hay cosas tan incompresibles que trató de comprender, como los motivos del derrumbe o porque una obra que parece tan estable pudo caer de forma tan inesperada.

¿Romper las máscaras?

A la verdad, cualquier sitio es bueno para un derrumbe, una acera de la calle en soledad, rodeado de personas ensordecidas por el mundo, el silencio de una biblioteca o viendo hacia el vacío en un noveno piso.

¿Que haré?

Esperar a que, por fin, recuerdes que estoy aquí, y que no me importa porque te derrumbas, porque quiero ser fortaleza, aunque tampoco sepa como, de la mano podríamos aprender o también podrías soltarme y dejarme caer

¿Gritas?

Tan fuerte como mi silencio me lo permita; no pasa muy a menudo, me complazco con ruido para no tener que luchar conmigo mismo, aunque si me gusta escuchar gritar a los otros. Sin embargo, el sonido que más me gusta es tu silencio

¿Que tan ensordecedor puede llegar a ser el ruido?

Depende de cuanto se lo permitas, evidentemente. En tantas manifestaciones que no podrías escucharlo aunque lo tuvieras en el frente, es como un gran concierto en el cielo, es una tormenta.

¿Pensaste que?

Nunca creí que lo que más me afectase era ver su derrumbe, verlo de manera tan inesperada, podría soportarlo sabiendo que iba a pasar, pero ver como su rostro pasa de la furia a la angustia, de la angustia al dolor y finalmente al llanto, nunca vi algo tan terrorífico.

¿Y aun le tienes miedo?

Le tengo más miedo a no poder salvarle la próxima vez...


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