Día 26

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Semana 4

Hoy lo intenté ¡Juro que lo hice!, estar tranquilo y poder hablar con ella para solucionar las cosas entre ambos. Pero al verla en aquél estado la furia creció en mi doblemente, ¿en dónde quedó aquél aura pacífico que tanto me cautivó?
Me decepcioné al verla triste, sin brillo en los ojos, cabizbaja y sin ánimos.

Desde que llegó no he podido admirar ni siquiera una mueca de sonrisa por su parte. Por ello aquél tono gris fracasado regresa a mi vida, envolviendome tan fuerte al punto de querer asfixiarme,  y yo ya me encuentro débil como para soportarlo nuevamente, me siento fracasado frente a ella, de rodillas llorando como un niño herido, asustado buscando a su madre para que le pueda brindar seguridad en sus brazos, sólo que aquí yo no soy un inocente Infante, no... Y lo que menos busco es la calidez materna.

Aún así, sí busco el consuelo de su parte, a toda costa ya que no soporto aquella locura que grita mi nombre a los cuatro vientos queriendome separar de la cordura, desesperado estoy por un abrazo, pero no cualquiera, su abrazo... Pero tan sólo recibí miedo de su parte, de nuevo...

¡No puede pasarme esto! ¡No me importa!

Cerrando los ojos fuertemente trato de dispersar todo aquél mal que se avecina, y engañándome nuevamente, idealizo cosas buenas a su lado mientras me aferro con destreza para no soltarla, ignorando su temblor y sollozos, porque ¡Porfin la tengo a mi lado y no puedo perderla! No lo soportaría menos aún cuando todo lo que había deseado todo este tiempo sólo haya sido una ilusión la cual me decepcionó

Ella... Mi pequeña y ahora también asustadiza muñeca me ha decepcionado profundamente, y eso duele tanto como un puñal directo al pecho...

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Descontrolada Obsesión [[COMPLETA]] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora