Parte 1.1

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CAPÍTULO 2: Malentendidos que matan.

     En la planta baja, la atmosfera nunca llego a cambiar. Los presentes llegaban a pensar en como detener una futura pelea, si es que nadie hacia algo en ese instante. Sin embargo, un deportivo rojo paro enfrente de la mansión. Los que reconocieron el auto, soltaron todo el aire que se encontraba en sus pulmones y empezaron agradecer a todas las deidas que conocían.

     Del vehículo una joven con un parecido a la joven Rossetti, salió y entro alterada a la mansión. La señora Adriana, abrió los ojos al ver a las dos jóvenes idénticas. 

—¿¡Qué sucede aquí!?—exigió la Señora D’Altrui.

     Roxelyne se acerco a la recién llegada, pasando de lado a la Señora Adriana.

—Más te vale resolver todo este asunto, antes de que envíe a alguien hacerlo.
—Esta bien—respondió la joven Rossi.

     Rosetta Rossi, es una joven de aspecto humilde. Dos mechones de su cabello ondulado y cenizo son decorados por listones negros. Sus ojos frutillas se encuentran cristalinos. Sus labios finos empezaron a temblar. Su vestimenta consiste en un vestido con el escote en corazón, guantes largos y en su cuello una gargantilla con encaje, todo de un color negro.

—¿¡Qué sucede!?.
—Madame, Monsieur. Les presento a Roxelyne Rossetti. Lamento mucho el malentendido.
—Lamento que mi esposa la haya confundido—el señor D’Altrui hizo una reverencia de disculpa.

     Roxelyne hizo una mueca de fastidio, no es la primera ni la ultima que las llegan a confundir.

     A decir verdad, desde su nacimiento, tanto los doctores como las enfermeras tuvieron demasiados problemas para identificar quien era quien. Bueno, quien iba a decir que el 21 de Marzo nacerían seis bebes idénticas, por supuesto, cuatro de ellas nacieron dentro de la familia Rossi, mientras que dos de ellas nacieron en la familia Rossetti.

     Sí, hubo mucha confusión y problemas por eso. Algunos llegaron a pensar que el tiempo les daría alguna diferencia, afortunadamente así sucedió, la mayor diferencia es su carácter y forma de vestir.

—Cuando termines hablaremos seriamente.

     La joven Rossi asintió con la cabeza. Roxelyne subió las escaleras para encontrarse con Sebastian. Una vez que llego, recorrió el pasillo con la mirada hasta que diviso unas pisadas. Se agacho para contemplar más las huellas y al hacerlo abrió los ojos, ya que estas son huellas de quemadura. Siguió las huellas hasta que estas desaparecieron de la nada.

Inspecciono el lugar, pero al hacerlo solo se encontró con tres paredes blancas, la de frente pose una ventana con el marco negro.

     Algo no anda bien.

     Pensó. Al ver la “extraña” combinación de pared y marco. Examino nuevamente el lugar, pero, nada, no había nada que pudiera ayudar al caso. Camino hacia la ventana y miro el hermoso paisaje. Sin embargo, en aquella escena, había algo que no encajaba, puesto, que en el jardín una gran mancha roja opaca el verdadero y hermoso verde del pasto. Sin más, volvió por donde camino con la esperanza de que Sebastian ya halla bajado y no se hubiera quedado en la escena del crimen. 

🔎🔫

     En la escena del crimen, las cosas no estaban nada bien. Sebastian, a pesar de que trato con todas sus fuerzas de no ser un débil humano –aunque totalmente no es un humano—, ante alguien inferior a él, no lo consiguió del todo. En aquel cuarto llego a mostrar otros sentimientos y sus ojos eran la prueba de aquello. Y sin evitarlo una lágrima traicionera se hizo presente. Con rapidez borro la muestra de su debilidad. Sin embargo, el oficial vio aquella lágrima. 

El Detective, La Rosa Carmesí Y La PurificaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora