Capitulo 3:

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•• Cinco meses después••

Estaba sentada en mi habitación después de venir de la habitación de Jorge unas cuantas veces al día.

Ya era de noche y estaba dispuesta a irme a dormir.

En el transcurso del día, me presentaron a los trabajadores de la casa y todos me dieron una cálida bienvenida.

Debería ir a ver como sigue mi Madre.

Por mas enojada que estaba. Por más que me dolía su elección. Por más que no quería volver a ver a ese idiota, la presión en el pecho no me dejaba. Pensando que algo le estuviese pasando.

Aún no era tan tarde. Así que me vestí con unos pantalones altos ajustados  y un top color blanco,  Cogí una chaqueta de cuero negra y me dispuse dejar mi largo cabello rubio suelto.

Salí para el despacho de peter, para decirle de mi ausencia.

Solo lo vi algunas dos veces en el día. Y saber que volveré a verlo me pone bastante nerviosa.

Caminé con pasos seguro hasta la puerta. Toqué y después de dejarme pasar, entré.

-Disculpe, Señor, pero me gustaría ir a ver a mi Madre, y saber si le pasa algo. Con su permiso, claro.

-¿Y con quien piensa ir, señorita...?  Sugiero que la acompañe mi hijo Jorge.

-No hay porque preocuparse Señor, aparte, Jorge está durmiendo... No quiero molestarlo.

-Perfecto, entonces iré con usted.

¡¿QUE?!

Está loco?

Ir sola...  en un auto... En la noche... con un hombre que solo escucharlo me pone los pelos de punta...

No sería tan mala idea...

Que mente mas pervertida tengo...

Antes de poder protestar,  ya me estaba abriendo la puerta del coche.

¿En que momento pasó todo?

En fin.

Solo es ir a ver a mi Madre y listo. Volver a ir a la mansión.

Y por si se preguntan, no. No hice nada más con Jorge, solo fueron besos, nada más.

Llegamos a la casa de mi Madre en unos cuantos minutos.

Salí y dejé a Peter en el coche.

Toqué el timbre, y nadie respondió.

Toqué otra vez... Y nada.

-¡ABRANME LA BENDITA  PUERTA JODER! -Está vez golpeé fuertemente con mis puños la puerta. Me importaba una popo que Peter pudiera estar pensando, y lo que la gente pudiera llegar a pensar también.

-¡NO HAY NADIE BENDITA BULLOSA! - Gritó un joven que me miraba en bóxer, desde su balcón. 

-¡ACASO TE PREGUNTÉ A TI BENDITO  CHIQUITO, Y MIRA QUE NO HABLO DE TI! - Dije señalando su entre pierna, con una sonrisa burlona. Vi como mis palabras le afectaban.

¿Porque a los hombres le afectan tanto, que le digan que lo tiene pequeño?

-¡LÁRGATE BENDITA ANORMAL... 

-¡¿COMO CARAJOS LE HABLASTE A MI NOVIA!? -Gritó enfadado peter.

Novia...?

-QUELOQUE ABUELO!  -Se burló el chico. Que rayos le pasa?

Mírame Aunque Sea Prohibido. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora