2 de Noviembre de 2042

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El día nublado y las pequeñas gotas de agua cayendo del cielo lentamente hasta el suelo.

Ambos, padre e hijo, caminaron juntos por aquel triste cementerio hasta llegar a la tumba de la persona que más habían amado en el mundo, a excepción de la persona que tenían al lado.

Ambos vestidos con colores tristes y obscuros se arrodillaron en la tumba y observaron esta por varios minutos, en silencio, con el ruido de fondo de el viento golpeando en los árboles y las demás personas visitando a sus seres amados, que ahora ya no están.

-¿Por qué dirán "Feliz Día de muertos"?-. Preguntó el menor a su padre. - Es decir, que de feliz hay en saber que una de las personas que más amaste ahora ya no está contigo-. Una lágrima bajo por su mejilla y volvió su mirada hacia abajo.

-Creó que no lo has entendido hijo-. Dijo el mayor captando la atención de su hijo.- No es porque estés feliz de que esa persona haya fallecido, no, es porque recuerdas todo lo feliz que fuiste con ella cuando estaba viva, aunque realmente el no ha muerto del todo.-

El contrario lo miró confundido. -¿Cómo?-. Preguntó.

-Porque los que son amados no mueren, el amor es inmortalidad.- Suspiró.- Eso me lo dijo tu padre, antes de fallecer.

El menor de ellos se levantó hacia su padre y lo abrazó mientras ambos lloraban.

-El es infinito-. Dijo entre lágrimas.- Infinito como nuestro amor hacia el, papá-.

-Infinito como nuestro amor hacia el-. Repitió las palabras de su hijo y volvió a romper en llanto.

Lo extrañan, un infinito.

Hasta que el "por siempre" nos separe || Chrisdiel [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora