Capitulo III

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Capítulo III: Al parecer todo irá peor.

Llegué a casa a ducharme, y a arreglar mi cabello. Ir a entrenar me había hecho pensar en muchas cosas, que pensaba tener más en cuenta para las próximas oportunidades que se me presentaran. Subí un poco de peso estos últimos días y no quiero creer que este embarazada porque sería la cereza del pastel definitivamente, sin embargo, había comprado unas pruebas para hacer luego de la presunta reunión a la que iríamos, la cual presumía era elegante, porque en la cama había un vestido largo y tacones hermosos.

Mi esposo podrá tener todos sus defectos pero sin duda nunca ha Sido tacaño conmigo, de hecho, en pocas oportunidades he tenido que pedirle algo, es como si él supiera lo que quiero y de repente aparece con ello para sorprenderme, no se si sea mucha coincidencia o que me tenga realmente controlada a ese punto.

Tenía aún media hora cuando salí del baño con el maquillaje listo, me coloqué el vestido y fui a mirarme al espejo, estaba bien pero, había olvidado un detalle inmenso, mi cuello, el jodido cuello. El vestido tenía un escote en exceso pronunciado, era precioso, me veía con una reina, pero joder ¿Cómo ocultaría mi cuello color berenjena con una opacidad del 30%?

Marcus había llegado y estaba sentado en la cama observandome mientras cubría con muchas capas de maquillaje y fijador mi cuello. El llevaba puesto un traje perfectamente planchado y una corbata negra a juego con mi vestido. Él era guapo, realmente no podía negar algo como eso, sería una blasfemia.

– ¿Te duele? – dijo de pronto acercándose a mi y acariciando mi mentón.

– Un poco – mentí, la verdad es que había pasado varios días con una tortícolis descomunal.

– Lo siento Maddie –

– Está bien – respondí con una sonrisa a medias que se desvaneció de inmediato cuando tomo con fuerza una de mis muñecas.

– No quiero hacerte daño – dijo haciéndome tragar saliva mientras colocaba con su mano libre un mechón de mi cabello detrás de mi oreja – Parker es una mina de dinero y lo quiero todo – continúo acercándome mucho a su rostro – Espero que no me dejes mal y dejes de comportarte como una completa zorra cuando estés con él – no entendí a qué se refería pero asentí asustada.

En ningún momento me había insinuado a Dominick, de hecho poco le había dirigido la mirada, estaba tan pendiente de ignorar su existencia que de verdad no entendía como eso podría considerarse similar a actuar como una zorra. Tomé mi bolso y salí con Marcus cuando me lo indicó, está sería una larga noche, de nuevo.

En el auto no dejaba de repasar todas y cada una de las palabras que él había dicho "no quiero hacerte daño" pero eso estaba condicionado a "espero que no te comportes como una zorra" lo cual significa que está pensando en hacer algo como lo de la última vez de nuevo. Espero no esté hablando en serio.

Bajamos del auto al llegar a nuestro destino y decidí que sería la esposa más pegajosa que existiera en el planeta, al menos por esta noche, luego vería como demonios hacer con lo demás. Tomé a mi esposo por el brazo y el sonrió complacido al entrar al lugar, estaba lleno de gente vestida elegantemente y habían caras que se hacían familiares, de seguro Marcus había tenido algún tipo de trato con ellos. Saludaba a quienes lo hacían con una sonrisa y en ningún momento miré hacia los lados, ahora mismo solo tenía el objetivo de no hacer molestar a Marcus.

Fuimos hacia una especie de balcón donde habían pocas personas, entre ellas una silueta que me era bastante familiar, tragué saliva y me dediqué a evitar a toda costa el contacto visual o cualquier tipo de intercambio entre él yo. Valoraba mi vida, un polvo de una noche no iba a costarmela, tampoco quería arruinar mi matrimonio con Marcus, este idiota parecía tener exactamente los mismos gustos e intereses de Marcus, solo que con unos cuantos años menos.

Atormentadas decisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora