Capítulo VI

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Capítulo VI: Ni remotamente planeado.

No era la misma de antes de eso estaba segura me miraba al espejo, en mi cuerpo no había marca alguna, parecía como si nada hubiese pasado pero aún así me sentía con miedo. Marcus había estado viajando nuevamente y pasaba bastante tiempo sola, había estado ideando formas de escapar de él y estaba muy cerca de lograrlo pero aún no me atrevía, además de que había dejado de beber y sus arranques de violencia cada vez eran menos frecuentes, de hecho, no recordaba la última vez que lo había visto bebiendo.

No entendía como de la noche a la mañana me había visto envuelta en este círculo vicioso, no podía seguir creyendo que amaba a alguien cuyo único propósito era hacerme sentir miserable. Podíamos estar bien ahora, y si continuaba así probablemente este matrimonio nunca tuviera un fin, porque a pesar de todo era complemento de cada uno, a fin de cuenta por algo nos habíamos casado. Pero, también era consiente de que mi mente jamás estaría tranquila, no me sentiría bien y probablemente sería el colmo de la estupidez humana.

Hoy había decidido dar un paso más allá de lo que me había limitado a mi misma hacer, llevaba un mes sufriendo de unos intensos ataques de ansiedad y pánico, mi salud mental no era la mejor, creo que estaba llegando a un punto crítico en el que verdaderamente empezaría a considerar buscar ayuda o acabaría mal. Tenía ganas de salir, quería tratar de volver a mi vida de antes, quería ser "normal" si eso era posible, y en mi mento eso se traducía a viernes de tequila en un costoso bar.

Marcus no me preocupaba en lo absoluto, se había ido de viaje nuevamente, y pues me había dicho que no volvería hasta dentro de 1 semana, por lo cual este era el momento de salir y respirar aire fresco, realmente lo necesitaba, empezaba a enfermarme de sólo estar dentro de la casa.

Ajuste un corset a mi cuerpo y coloque una falda tubo muy corta para combinar, me veía innegablemente atractiva y comestible, era exacto lo que quería lograr. Temprano había alisado mi cabello por lo cual estaba lista, el maquillaje lo había hecho bastante sencillo y me sentía como una verdadera ramera, costosa, pero ramera. Tomé mi monedero, mi teléfono y salí a dónde el taxi ya me estaba esperando.

La brisa fría pegó contra mi piel desnuda, que era bastante y estuve a escasos segundos de arrepentirme y no salir, pero ya que estaba afuera no miraría atrás. Me monte en el taxi, indique la dirección y me perdí en mis pensamientos mientras el hombre manejaba.

No había parado de pensar en Dominik pero no quería envolverlo en este asunto, yo quería demostrarme a mi misma que podía salir de esta situación en la que yo misma me había envuelto. No quería seguir dependiendo de hombres, quería ser yo contra el mundo, más feliz, más centrada y por sobretodo más exitosa.

Eran ya casi la media noche, una hora razonable para empezar la acción, entre con mirada altiva y estaba segura de que ya había atraído más de una mirada, así eran los hombres, asquerosamente básicos.

Me senté en la barra y me di cuenta de que se trataba del bar donde Marcus me había traído y obligado a emborracharme la última vez. No era un recuerdo agradable, debí haber investigado más al respecto. Una sensación de incomodidad y malestar se plantó de inmediato dentro de mi pero no iba a arruinarme la noche. Respiré profundamente y me obligué a seguir actuando como la diva inalcanzable que quería aparentar aunque por dentro mi paranoia iba creciendo, quizás no había pensado y razonado a cabeza fría sobre lo que estaba haciendo.

Pasé un trago por mi garganta y luego dos más, sabía que el alcohol me permitiría relajarme, bebería lo justo para quitarme esa sensación del estómago. Había pasado ya algunos minutos más y me estaba empezando a sentir peor, joder no podía tener un ataque de pánico aquí, sola, como una idiota con una pinta tan espectacular.

Atormentadas decisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora