Reencuentro

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Reita


El problema de los seres humanos es que nunca se detienen a pensar en la muerte, y si lo hacen solo es de manera superficial, la tomamos como algo superfluo de la cual no tenemos que preocuparnos una vez hayamos envejecido. Pero, realmente, nunca sabemos en qué momento habremos de sucumbir.

Quizá un diminuto dolor pude ser el primer paso a un largo y tortuoso camino que al final habrá de llevarnos a un solo lugar...

Todo había comenzado cuando de la nada la fuerza de mis brazos se había esfumado, no solo las veces que yo estaba con Aoi, si no, en todo momento, incluso en los ensayos. Los calambres incluso cuando caminaba. Pensé que el cansancio me estaba comenzando a joder, pensé que mi ritmo de vida ya había sido suficiente para mi cuerpo... pensé que era una vitamina la que me hacía falta.

Pensé.

Fui al médico, no al de la compañía. Los gastos que hacíamos se externaban en una junta general y no quería que los chicos se enteraran que gaste dinero en medicamentos, ungüentos y en reumatólogos.

Unte muchos remedios de los reumatólogos, y nada. Me enviaron a un médico de "verdad". Primero fue un examen de sangre. No marcaba ausencia de vitaminas pero si marco algo distinto. Le siguió una resonancia y después un examen neurológico completo.

Ahí se mostró a la luz.

Y la cuenta regresiva comenzaba. 

Y sin embargo tenía que seguir con mi vida. Sin que nada ni nadie lo supiera.

Ni siquiera a quien amaba por sobretodo, ni siquiera con quién quería pasar el resto de mis días.

A él quería protegerlo.

Aoi no debía saber.

Aoi

–Enano infeliz –gruñí mientras entraba al edificio del trabajo.

Había tenido una mala noche. No había podido dormir nada después de regresar del departamento de Ruki.

¿Para ganar qué ahí? Solo se burló y me dijo que por culpa de mi genio Akira me había dejado. Sé que no lo dijo de mala fe, pero me había dolido.

Porque quizá tenía razón. Aún no sabía porque Akira había decidido terminar la relación, porque había dicho que ya no me amaba.

Y cuando pude consiliar el sueño fue muy tarde, tan tarde que cuando desperté hacía casi una hora que yo debía estar en el edificio al que recién entraba.

Y una vez frente a la puerta quise salir corriendo. Jamás haberme levantado de la cama. La voz de Akira estaba dentro de la habitación, sentí heladas mis piernas.

–... Créeme Taka, me estoy cansando un poco de tantas noticias malas y mortales –era la voz de Akira de una manera fría, seca... robotizada.

Respiré profundamente, mi corazón aceleró en sus latidos. Mire mi aspecto, si, era horrible. Una cazadora negra casi colgando del hombro derecho y el pantalón azul marino de un pijama de franela. Temblando desarregle más mi cabello y saqué un cigarrillo de la cazadora, encendí este y mentalmente prepare la cara más malhumorada que tenía.

Abrí la puerta de golpe y mi corazón se aceleró aún más. En uno de los sillones estaba Ruki (en su esplendor) y Reita. Mi Reita, demacrado. Ojeras de días, piel pálida, podría jurar incluso más delgado.

Mi corazón latio aún más.

–¡Hola, Aoi! –Ruki saludo emocionado y recordé las palabras de la noche anterior. Los ojos de Reita se abrieron mucho, juré que incluso los vi brillar.

Gruñi y cerré la puerta de un azote. Reita estaba ahí. Podía hablar con él... respiré profundamente y salí corriendo.

***

–Yuu, eres un idiota –dije después de soltar el humo de mi cigarrillo.

Kai me envió un mensaje de texto diciendo que no trabajaríamos en nada el día de hoy y lo único que hice fue subir a la azotea dejándome caer en el piso. Y fumar como si no hubiera un mañana.

–Sí, lo eres

Levanté la visita solo para encontrarme a Reita parado en la puerta de acceso al edificio. Solté un grito ahogado y volví a mi posición. Mi corazón de nuevo latía como loco. Si eso iba a pasar cada que estuviera Reita cerca posiblemente yo iba a morir rápido.

Pero valía la pena.

–Cuando te dignas a venir y se cancela el trabajo –dije con la vista al cielo, sabía que él seguía ahí.

–Ah si, ¿Qué se le hace? Al menos significa que puedo regresar a casa

Sus pasos se acercaron. Su imagen apareció frente a mi y sonrió. Su sonrisa. Rodé los ojos y llevé el cigarrillo a mis labios.

–¿Y por qué no te vas? Digo, lo acabas de decir –note como se sentó a lado mío mirando sus manos.

Solo se encogió de hombros y siguió mirando sus manos, o más que eso. Realmente no estaba mirando nada.

–Oye Akira... ¿Por qué no habías venido a trabajar? –levanto su vista sorprendido y después volvió a poner un gesto de poca importancia.

–Me tome unos días, eso es todo –se encogió de hombros –me he sentido muy cansado, y pensé que eso sería lo mejor... además Kai no me molestó para nada

–¡¿Qué!? ¿No te molesto?  –gruñi y le miré con un tanto de furia en mi rostro –yo trato de faltar un día y medio mundo me está jodiendo para que me aparezca y eso y...

Me detuve al oír su risa. Estaba riendo y yo sonreí. Hacia mucho que no lo oía, era exquisito, me encantaba oírlo.

Yo extrañaba tanto a Reita.

Él se detuvo en el momento en el que se dió cuenta que lo miraba. Y se puso totalmente serio mirando hacia el piso.

–Tengo que irme, te veo en el siguiente ensayo –Reita comenzó a caminar lejos de mí y de una manera rápida, como nunca antes lo había hecho me puse de pie y corrí para sostenerlo de su chaqueta.

–Vamos, te invito a cenar –hable fuertemente y él se tenso.

–No, gracias –Reita se halo de mi agarre y yo lo sostuve aún más.

–Reita... Quiero que sepas que... yo te ex...

Reita se halo con aún más fuerza y se cruzó de brazos dándome la espalda.

–Aoi, discúlpame –comenzo como un murmuró y luego su voz se hizo más fuerte –yo ya no te amo, no quiero siquiera que vuelvas a pensar en algo que pueda darte esperanzas.

Mi corazón se volvío a romper.

–Reita... Yo te amo

–Yo no, y es lo último que te diré...

Reita desapareció del techo. Y mi corazón desapareció con él.

Y quizá no volvería a mi.










Devuelveme el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora