Reita
Los siguientes días juntos fueron muy bellos, ensoñadores, como si el mundo supiera que nos quedaban pocos días juntos y quería que disfrutáramos cada uno de ellos.
Aoi insistió en que me mudara con él a su casa, que allá había un poco más de espacio para los dos juntos. Que de ser posible dejaríamos mi casa como estudio. Al fin de tanto insistir, acepte, no quería entrar en más discusiones con él.
Quería complacerlo hasta que ya no tuviera fuerzas en mi mismo.
–¿Y les dirás? ¿A los chicos? –Aoi me miró fijamente mientras me ayudaba a preparar la cena para ambos.
–Uruha ya lo sabe –dije mientras acomodaba los vegetales en una olla. Procurando que no se notara como mis dedos ya no se movían con libertad, aunque claro, él ya lo había notado.
–No estoy hablando solo de él, hablo de Ruki y Kai –él tomo mis manos y apretó estas entre las suyas.
–No creo que sea necesario que lo sepan –le mire fijamente y él suspiro rodando un poco los ojos.
–Por supuesto Akira, estoy seguro que no es necesario que lo sepan, que cuando llegue el momento tomaran con absoluta naturalidad el hecho de verte en una silla de ruedas o más aún, conectado a un respirador artificial.
Soltó mis manos y se concentró de nuevo en la estufa y la comida que estábamos preparando. Sé que se había molestado y su tono me lo dejó totalmente claro. Mi cabeza comenzó a dar tantas vueltas de nuevo sobre el tema.
Él quizá no entendía cuanto me costaba hacer algo respecto a mi enfermedad, cuanto me costó el siquiera mencionarlo a Uruha, después a él. Y ahora, quería que las personas más importantes en mi vida (después de mis padres y él) supieran que poco a poco me iba a morir.
Suspire y camine con lentitud hacia una silla del comedor, una vez cerca me deje caer en ella. Él dejó de atender las ollas y fue hacia mi arrodillándose a mis pies. Tomó mis manos de nuevo entre las de él y masajeo un poco la palma de las mismas, seguido por de mis dedos. Mantuvo sus ojos sobre los míos, y como algunas veces atrás me provoco un escalofrió en la espalda seguido de unas inmensas ganas de devorarlo a besos.
Su mirada fuerte y sus profundos ojos. como otras veces me miraban, sabia que esos ojos se sentían cansados y percibía una pizca de arrepentimiento. Sin embargo Aoi me amaba, y yo a él. no sabia por cuanto tiempo más.
–Reita... –suspire cuando pronuncio con suavidad mi nombre y él sonrió ligeramente –quiero que sepas que es por el bien de todos, para que todos podamos ser de ayuda para ti, todos debemos estar al tanto de la situación.
Para que todos me puedan ser de ayuda, para ser la carga de todos. arrugue la nariz en gesto de disgusto.
–No necesito que nadie más lo sepa... contigo y Uruha es suficiente –quite mis manos de las suyas y él suspiro –además, estoy completamente seguro de que Uruha le contara a Ruki acerca de esto, y él a su vez le dirá a Kai y no existiría mayor necesidad de ir directamente con ellos, así nos evitamos toda la vergüenza innecesaria... al fin de cuentas todos lo sabrán, no se puede esconder.
–No voy a hacerte cambiar de opinión, ¿cierto? –Aoi se puso de pie y miro hacia el techo –voy a respetar tus decisiones pero tarde o temprano ellos se van a enterar, y preferiría que tú se los dijeras... también a tus padres, quisiera que confiaras un poco más en nosotros y nuestros sentimientos hacia ti.
Aoi no dijo nada más, se dio la vuelta y camino hacia nuestra habitación. coloque mis manos en mi cara y respire profundamente. Pensé que deberían hablar más de las implicaciones psicológicas y emocionales que conllevan las enfermedades. Y también pensé que mi vida seria mucho mejor sin la existencia de la misma.
¿Por qué me había pasado esto a mi?
Ninguno de los dos probó alimentos en esa tarde y yo no me levante de la mesa, no quería y mayormente aún, no podía.
***
Aoi
No quise verle la cara a Reita el resto del día, y no, no era porque me sentía molesto con su enfermedad o su actitud, después de todo entendía lo doloroso que podía ser para él, el tener que cambiar su forma de vida y saber que poco a poco tu cuerpo dejaba de ser tuyo.
No quise verle la cara porque me dolía saber que en algún momento ya no estaría conmigo y las lagrimas brotaban sin parar.
Yo tenia que ser fuerte por él y por mi, por ambos, después de todo mi corazón le pertenecía y quería ser lo mejor para él.
Solo cuando mis lagrimas cesaron, tome del armario de ropa aquella caja decorada con la argolla de compromiso dentro de ella, había retrasado mucho la petición, y no había desistido ni un momento, quizá eso le serviría a Akira para entender que yo lo quería más que nada, y aquellos difíciles momentos que habrían de venir los quería superar a su lado... incluso cuando su corazón dejara de funcionar.
Aunque eso me matara a mi también.
Tomando esa caja ente mis manos salí de la habitación. Todo el departamento se encontraba en la penumbra, solo el ruido del tic tac del reloj se escuchaba. camine hacia el lugar donde había dejado a Reita y ahí estaba él, con los brazos reposados en la mesa y sobre ellos su cabeza, durmiendo seguramente, pues se veía el ligero mover de sus hombros, y, de nuevo el nudo se sentimientos se apodero de mi estomago y garganta.
Suspire y con cautela me acerque a él, de nuevo me arrodille a su lado y con cuidado pose mi mano en su pierna.
–Rei... –no hubo respuesta alguna, agite su pierna esta vez –Aki, despierta, hay que ir a la cama.
Su respiración cambio, su cuerpo se tenso.
–¿Me llevaras en tus brazos? –levantó la cabeza de sus brazos, sus ojos a penas abiertos y con una pequeña sonrisa, yo también sonreí y todo se ilumino dentro de mi.
–Si tú quieres –me encogí de hombros y él se estiro completamente, era muy lindo cuando recién despertaba, como un gato bebé somnoliento –pero antes, quiero preguntarte algo.
Reita me miro confundido acomodándose más en la silla de manera que quedo frente a mi, en ese momento abrí la caja frente a él. sus ojos se abrieron muy grandes y una tentativa sonrisa broto de sus labios, cambio esta por una mueca y cerro los ojos con fuerza, seguido de eso comenzó a negar con la cabeza.
–No, no, no Aoi, por favor no me hagas esto –de sus ojos corrían lagrimas gruesas y su voz se quebraba –no Aoi, no me hagas esto, no puedo casarme contigo, aunque yo quisiera... yo no voy a obligarte a parar tú vida atado a mi y...
–No me obligas a nada, soy un adulto con completa conciencia y quiero pasar el resto de mi vida contigo, aunque mil obstáculos se aparezcan, yo quiero y te amo... por favor Akira, por favor cásate conmigo.
Él siguió llorando pero esta vez ya no negaba. Esta vez asentía.
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Devuelveme el corazón
Fiksi PenggemarEstaré a tu lado en las buenas y en las malas; en la salud y en la enfermedad; en lo prospero y en lo adverso, todos los día de mi vida... hasta que la muerte nos separe. Aoi y Reita son pareja por cuatro años. Se aman, o al menos eso creía Aoi cuan...