La Esclerosis Lateral Amiotrofica (ELA), es una enfermedad crónico degenerativa que va, gradualmente dando una muerte progresiva a las neuronas motoras centrales.
Es decir, poco a poco va disminuyendo los movimientos e inclusive la respiración del individuo que la padece.
La mayoría de las personas que desarrollan ELA tienen entre 40 y 70 años de edad, siendo 55 la edad promedio al momento de hacer el diagnóstico. No obstante, se dan casos de la enfermedad en personas de 20 a 40 años de edad.
Y ahí me encontraba yo.
Yo sin siquiera haber haber llegado a los 40 años. Me encontraba apoyado a la pared pensando en toda mi vida. Como toda mi vida se había ido a la basura. Mi pasado, mi presente y mi futuro.
Bote el móvil al sofá. Volvieron a llamar a la puerta. Uruha me dijo que esta vez le dijera la verdad a Aoi, que dejara de escapar y le diera la cara. Pero me aterraba ¿Y si se asustaba y decidía dejarme? No podría resistirlo.
–¿Rei? –su voz, su voz me dio un escalofrío.
Rei, Rei.
–¿Qué quieres? –dije lo más alto que el nudo en mi garganta me lo permitió.
–Dejame pasar, por favor –su voz se relajó, se hizo suave. Sin verlo sabía que tenía su mano derecha en la puerta, como si acariciara esta.
–Vete –mi voz se quebró aún más.
–No, no me iré hasta no ver tu cara... ¡Maldición, Akira! ¿Por qué no puedes entenderlo?
Paso a paso. Casi arrastrando los pies caminé hasta la puerta y la abrí. La abrí con la vista al piso y el cuerpo tan tenso que me dolía. Aún me dolía.
En cuanto el aire entró, junto con su olor a perfume y cigarrillos trate de dar un par de pasos hacia atrás, más me fue imposible. Sus brazos fuertes rodearon mi cuerpo, nuestros corazones se sincronizaron y mi alma completa se había desvanecido. Mis brazos se levantaron un poco para poder corresponderle pero en el momento él me soltó y apartó.
–¿Dónde está? ¿Lo estás escondiendo? –camino con rapidez buscando, seguramente a Uruha.
–No está aquí –dije mientras cerraba la puerta y encendía la luz. Su rostro tenso se relajó un poco, pasó a estar verdaderamente confundido.
–Pero Kai dijo... –me miraba fijamente, esa mirada dura que tenía. Esa mirada que me había enamorado.
–Ya sé lo que les dijo, pero... –solte una pequeña risa– les mintió, él sabía que ni tú ni Ruu se acercarían a nosotros... él dice que somos un cuarteto de tontos qu...
No pude continuar, de nuevo él me había abrazado, pero esta vez era más fuerte y con un sabor a melancolía, yo sabía que él me había extrañado, yo también lo había extrañado, cada noche mirando el techo con temor en mi cama grande y fría.
Esta vez yo no me resistí y antes de que él pudiera decir algo, unió mis labios a los suyos. Acaricie su rostro sin dejar de besarlo, sin dejar de sentir sus manos en mi cintura y como se aferraban a esta. Tenía ganas de decirle que no me iba a ir, que me iba a quedar con él, al menos por esa noche.
Que lo amaba.
Pero no podía decirle nada, porque no quería dejar de besarlo, no quería que su boca me soltara, que su amor me dejará. También quería que él me dijera se quedaría conmigo, no solo esa noche. Si no, todo lo que me restaba de vida.
–Yuu... –jadee una vez nuestras bocas se liberaron –tengo que decirte algo... tengo que...
–No, no... no me importa, no quiero oír nada –él tomo mis manos y beso estas –no necesito saber...
–Si, si lo necesitas... yo... –hice mis manos puño y las aparte de él –no es que tenga ganas de contarte, por mi lo ignoraba pero es imposible, es necesario que lo sepas... –Aoi volvió a negar y antes de que pudiera decir algo más me adelanté –tienes que saberlo si quieres seguir conmigo...
Su rostro adquirió mucha seriedad. Bastante seriedad. Asintió sin decir nada y tomando de mi mano me llevó hasta la mesa del comedor. Encendió las luces y me sentó en una silla. Él se acomodó frente a mi.
–Vale, te escucho...
Yo suspire nuevamente. Había suspirado demasiado esos días. Si seguía así mi alma se iba a escapar totalmente un día. Y sería mejor.
Comencé a contarle todo.
Le hablé de todos y cada uno de los síntomas. Le hablé de las veces que me quedé sin fuerza y no pude hacer las cosas, de los calambres y que ahora cuando hablaba mi lengua se enredaba.
Le hablé de todos y cada uno de los ungüentos que me unte, de los reumatólogos y las vitaminas. Y al final de los estudios, de cada uno, de las pruebas y resonancias.
Y del diagnóstico final. De que aquellas tres iniciales estaban haciendo un parte aguas en mi vida. De que el ELA se estaba apoderando de mi.
Y obviamente, no existía cura alguna.
Su rostro adoptó muchas fases. Confusión, tristeza, decepción y enojo. Susurro varias cosas, entre ellas se lamentaba que no se hubiera dado cuenta o que nunca me prestó atención.
Llegamos a lo inevitable. Mi decisión y él explotó.
–¿Y sin más lo decidiste solo? ¡¿Por qué demonios decidiste cruzarlo solo?! ¡Maldita sea, Akira!
–Sé como te sientes –extendí mi mano hacia él pero se apartó –yo tenía miedo...
–¡NO! –se levantó y me dio la espalda unos segundos, volvió a mirarme pero esta vez sus ojos estaban llenos de lágrimas –No, no sabes como me siento... ¡Me siento decepcionado de ti Akira! La persona que más amo en este mundo, más que a mi mismo me hizo a un lado de su vida y en lugar de darme una explicación lógica solo... solo se fue, se fue y ahora me entero que fue por su miedo a que lo abandonara.
–Aoi.
–Akira... –aún con los ojos llenos de lágrimas se arrodilló ante mi y tomo mis manos –¿Es que no he demostrado lo suficiente mi amor por ti? ¿Es que no me tienes confianza? ¿Es que no me amas como yo a ti?
–Aoi...
–Akira... quiero que entiendas que eres lo que más amo, que eres mi mundo y sin ti a mi lado nada, absolutamente nada tiene sentido –beso mis manos y se acerco aún más a mi –quiero que me dejes ser parte de esto, quiero cuidarte, quiero amarte lo suficiente para que sientas que no estás solo, porque no lo estás... quiero estar contigo...
Yo ya estaba llorando y él también.
De su chaqueta sacó una caja cian con un lazo blanco. Yo sabía que era.
–En la salud y en la enfermedad, en las buenas y en las malas... Yo, Yuu Shiroya...
No lo deje continuar, ni que aquel anillo se acercara a mi. Abrace a Aoi con todas mis fuerzas. Él hizo lo mismo.
No sabía que iba a suceder, pero ahora tenía su amor conmigo.
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Devuelveme el corazón
FanfictionEstaré a tu lado en las buenas y en las malas; en la salud y en la enfermedad; en lo prospero y en lo adverso, todos los día de mi vida... hasta que la muerte nos separe. Aoi y Reita son pareja por cuatro años. Se aman, o al menos eso creía Aoi cuan...