Sawada Tsunayoshi era un omega de 19 años, vivía con su familia y era un alumno de universidad.
Su padre era un adicto al juego y se gastaba todo su dinero en las apuestas del casino, su madre trabajaba en un cine y su hermano era un holgazán.
Tsun...
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Era un día tranquilo, el clima estaba templado y los primeros rayos de sol iluminaban los vidrios de aquel gran edificio ubicado en la ciudad de Florencia; edificio donde vivía una familia feliz y algo disfunsional, pero solo poquito disfunsional.
—El herbívoro sarcástico se posiciona atrás de la barra y agarra su súper Katana, ve a su objetivo y trata de encontrar el momento adecuado para atacar —Tsuna entrecerro sus ojos y sonrió—. El herbívoro se jura que esta vez no llorara, ella ya lo hizo llorar demasiado, pero ya no más.
—Solo corta la cebolla y ya, herbívoro —Kyoya bufó a su lado y cortó una zanahoria—. Haces mucho drama.
—¡Jo! Es que cortar una cebolla es como enfrentarte a un vikingo con aliento infernal que te hace llorar —el castaño hizo un puchero y rebanó el vegetal—. Un malhumorado no entiende el arte de cortar las cebollas sin que te hagan llorar, es un arte sagrado que solo los valientes como yo se atreven a enfrentar.
—Solo los herbívoros lloran al cortar cebolla —el azabache comentó y miró de reojo a su pareja.
—¡Uy! Pues perdoneme señor "yo no lloro con las cebollas porque soy el dios de los vegetales" —el omega soltó con sarcasmo y le dio un codazo a su esposo—. Ya admítelo, eres como una cebolla.