Capítulo 1: "Sonrisa de media luna".

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Jungkook.




No había parte de mi cuerpo que no temblase en ese preciso momento, el miedo carcomía cada célula de mi sistema y me obligaba a llevar cientos de pensamientos pesimistas a mi cabeza mientras me dirigía a lo que sería mi destino. Depende de como se diesen las cosas se marcaría mi futuro exitoso o fracaso inminente. Esperaba con todas mis ansias que fuese la primera opción.




El sonido de una bocina me sacó de mis más desmoralizantes pensamientos, provocando que todo mi cuerpo se sobresaltase ante el inesperado sonido, casi aventando mi maleta si no hubiese sido por el fuerte agarre que mantenía sobre ella.






Intentando mantener la compustura y fingiendo que nada había pasado, avancé más rápido, sintiéndome incómodo y asfixiado entre tantas personas que pasaban a mi lado chocando con mi hombro, como si no estuviese ahí, haciéndome sentir duramente como el total desconocido que era allí. Seúl era totalmente diferente a como era Busan.






Había sido un giro bastante duro para mí, ya que horas antes me encontraba felizmente con mi familia, y ahora, había sido hábilmente lanzado a un lugar desconocido donde no conocía a nadie, obligado a valerme por mí mismo, como el chico independiente y mayor de edad que todavía no era. Aquel era el precio de perseguir mis sueños.





Recordaba muy vagamente que semanas atrás había estado en casa adelantando algo de tarea por primera vez en mi vida cuando el teléfono de la casa sonó; todo mi cuerpo se tensó ante ello y el mundo se detuvo a mi alrededor. Mi mente se dividía en dos partes, una diciéndome que dejase de ilusionarme con tener una oportunidad, y la otra (muy optimista, por cierto), me decía que, a pesar de que había pasado bastante tiempo y aún no había indicio de nada, debía confiar, que aquella era mi llamada.






Cuando me decidí por ir a contestar, mi madre tenía el teléfono en sus manos, apoyándolo contra su oreja. La mirada en sus ojos era serena y calmada, llegando a desilusionarme un poco, ya que aquello indicaba que nada fuera de lo común había pasado y posiblemente sólo era el hombre del supermercado anunciado el olvido de una bolsa.






Pero, todo tipo de pensamiento pesimista voló lejos cuando los ojos de mi madre se abrieron de par en par y con su cabeza repitió efusivos asentimientos que se detuvieron una vez que el teléfono se halló en su lugar, cortesía de las manos temblorosas de mi madre que se encargaron de dejarlo allí antes de girarse con una mueca indescifrable en su rostro, encontrándose conmigo y la misma expresión de desconcierto en mi cara.






Aún puedo escuchar sus palabras de aquel día y sentir el significado detrás de ellas.





-Jungkookie, e-ran...e-llos... eh...te aceptaron, quieren que vayas a Seúl para e-mpezar con tu período de e-ntrenamiento... -Recuerdo que mi corazón latió furiosamente en mi pecho y lo primero que hice antes de reaccionar del todo fue pellizcarme el brazo levemente, deseando que aquello no fuese una broma de mal gusto porque justo en ese momento me encontraba en una nube y ser bajado de ella podría ser la cosa más cruel y decepcionante del mundo para mí.





Cuando finalmente pude moverme, lo único que pude hacer fue correr a los brazos de mi madre con lágrimas en los ojos y una sonrisa completamente amplia en mis labios, sintiendo que cada maldito esfuerzo había valido la pena, que cada sacrificio para llegar hasta allí finalmente estaba dándome la recompensa que me merecía.



Entre los lloriqueos y felicitaciones extasiadas de mi madre, recordé también por qué había decido tomar aquella audición.





Fue una tarde de esas donde no tenía tarea y el sol estaba tan picante y fastidioso que lo único inteligente que opté por hacer fue acostarme en mi cama a descansar. Claro que, antes de siquiera poder cerrar mis ojos, escuché un estruendoso golpe en la puerta, y conmocionado por ello, salí de mi habitación sólo para cerciorarme de qué había provocado aquello.

Aprendiendo a Amarte -Kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora