Fotografía

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Llegamos a una pequeña bodega. Entramos. Lucy se quedó al lado de la entrada, yo fui hacia la señora que atendía.

—Buenas noches, señora. Unas galletas, por favor— Dije serio.

—Claro, hijo— Dijo mostrando una sonrisa amable y sacó unas galletas. Le entregue el dinero.

—Gracias.

—No deberías andar a estas horas tu sólo... Ve a casa— Dijo cambiando levemente su expresión amable a una un tanto más preocupada.

Di media vuelta con dirección a la salida. Lucy seguía parada ¿Es que la señora es ciega? No, imposible, sabía muy bien donde tenía las galletas, el empaque y todo. No hizo ningún esfuerzo para ver si la galleta era la correcta.

—Vámonos— Dijo Lucy con su fría expresión.

Sin más, salimos de aquella tienda. Abrí las galletas y comencé a comer una a una mientras nos dirigimos al pequeño parque no muy distante.

— Que raro ¿No?— Dije.

—Qué cosa es raro?

—Qué las señora no te haya visto.

—Nadie me ve.

— Valla... eso sí que es triste... ¿Y tus padres?

—A ellos tampoco les intereso. Jamás me quisieron.

—Eso es triste...? Bueno —Nos sentamos en una banca del parque —para mi eso es bueno. Así no me estarían controlado cada 5 minutos.

—A mi también me parece bueno. Aún así siento cadenas que me obligan a mantenerme en una burbuja.

—Y esa burbuja... que tan grande es?

—Valla, es bastante pequeña. Digamos que sólo puedo salir de casa. No puedo hablar con nadie, casi nadie, tú eres la excepción. Odio todo lo que tenga un color extravagante, me gustan los colores oscuros. Como ya te dije, nadie me ve, siempre paso desapercibida, creo que nadie notaría si me robó algo.

—Eres casi como yo.

—No, tú eres casi como yo.

—Bueno... Y qué es lo que nos diferencia?

—El hecho de que hay gente que a ti si te ve. Tus padres, tus amigos, hasta la vieja de la tienda te ve.

—Entonces— Dije algo dudoso de mi pregunta —soy el único que puede verte?

—Probablemnete si.

—Pero tu sólo sales de noche ¿No? A esta hora no hay nadie afuera de sus casas. Sólo nosotros. Y encima sales como el color de la noche. Negro. Es normal que nadie te vea.

—Tienes razón. Supongo que es mi culpa.

Seguimos hablando unos minutos más. Es increíble que en una conversación tan profunda, ninguno haya mostrado un mínimo sentimiento.

—Mira la hora. Deberías volver a casa— Dijo.

—Tienes razón. Nos vemos mañana, adiós— Dije mientras me levantaba de la banca.

Me fui directo a casa mientras escuchaba música, rock, para ser exactos. Estuve pensando un rato... ¿Como se sentirá que absolutamente nadie te vea?

A de ser muy triste. Creo. Tal vez, para mí, sea divertido.

Pasaron aproximadamente 2 canciones y llegué a casa. Me quite los auditions y fui a mi habitación. Estaba algo cansado y débil. No es que unas galletas reemplacen el desayuno, almuerzo y cena.

Fui a dormir directamente.

Desperté. Esta vez no a las 3:33am, sino a las 3:31am. Raro ¿No? Por cierto, la puerta no estaba.

Sentí sed. Decidí ir a la cocina por algo de agua. Salí de mi cuarto, baje las escaleras, pase por la sala de estar y llegué a la cocina. Todo el recorrido lo hice con las luces apagadas. Al llegar a la cocina fue cuando decidí prender la luz para poder ver mejor. Me serví un vaso de agua. Lo tomé y lo dejé en el lavabo. Lo lavaré en la mañana.

Entonces salí de la cocina apagando la luz. Decidí encender la lámpara de la sala.

Al encenderla. Vi una fotografía de mis padres conmigo. Esa siempre la hemos tenido, pero... yo estaba aún más pequeño y ¿Había una niña pequeña a mi lado? No, estoy viendo mal. Parpadeé rápidamente para ver que sólo haya sido una ilusión. Sí, desapareció aquella niña. Se parecía un poco a mi ¿Será una prima? Cómo sea. Es tarde, tengo sueño y yo no pienso cuando tengo sueño. Seguro fue una ilusión óptica o algo así.

Volví a mi cuarto ¿Cuanto habré demorado? ¿3 minutos? ¿4?

Al llegar a mi cama, me fijé la hora en el despertador. Eran las 3:34am... 1 minuto en ir, uno y medio en servirme el vaso y tomarlo y la otra mitad en ver esa foto y un minuto más en volver.

Dejaré los cálculos para la mañana y volveré a dormir.

Misma Sangre, Mundos Distintos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora