Ochenta años después
—¿Por qué? —preguntó, con el rostro hinchado típico en los ahogados.
Levanté las manos, advirtiéndole que no se acercara, intentando dejarle claro sin
palabras que era letal. Pero estaba claro que ella no tenía miedo. Buscaba venganza. Y
se la cobraría como pudiera.
—¿Por qué? —volvió a preguntar.
Tenía unas algas enredadas en la pierna; chapoteaban al arrastrarlas por el suelo.
Las palabras me salieron de la boca antes de que pudiera contenerlas:
—Tuve que hacerlo.
Al oírme, ni se inmutó: siguió avanzando sin más. Ahí estaba. Por fin tendría que
pagar por lo que había hecho.
—Tenía tres hijos.
Retrocedí, buscando una escapatoria.
—¡Yo no lo sabía! ¡Lo juro, no sabía nada!
Por fin se detuvo, a apenas unos centímetros de mí. Esperé a que me pegara o me
estrangulara, a que encontrara un modo de vengar la vida que le habían arrancado
prematuramente. Pero se limitó a quedarse allí, con la cabeza ladeada,
contemplándome con aquellos ojos hinchados y la piel teñida de azul.
Entonces se lanzó sobre mí. Me desperté jadeando, agitando el brazo al aire frente a
mí, hasta que lo entendí. Un sueño. No era más que un sueño. Me puse una mano
sobre el pecho, esperando que así se me calmara el corazón. Sin embargo, en lugar de
tocar piel, mis dedos dieron con el dorso de mi álbum de recortes. Lo recogí y observé
mi completa colección de artículos de prensa. Me estaba bien empleado, por ponerme
a trabajar en él antes de irme a dormir.
Acababa de completar mi página sobre Kerry Straus justo antes de quedarme
dormida. Era una de las últimas personas que tenía que investigar del pasaje de
nuestro último naufragio. Dos más y tendría información sobre todas y cada una de las
víctimas. El Arcatia sería mi primer barco completo.
Eché un vistazo a la página de Kerry y observé el brillo luminoso de sus ojos en la
foto del sitio web hecho en su recuerdo, un efecto chapucero obra sin duda de su
viudo en un rato libre, cuando no estaba intentando cocinar algo más creativo que un
simple plato de espaguetis para sus tres hijos huérfanos de madre