Capítulo 15. Balde frío a la realidad.

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Mi propio reloj mental hizo que abriera los ojos de una forma lenta, moví mis piernas inconscientemente y pude sentir el leve dolor en la entrepierna. En lugar de hacer una mueca de dolor, una sonrisa se dibujó en mi rostro, esa era la prueba que lo que había ocurrido no había sido un sueño. Gire con la esperanza de encontrarme con Jungkook dormido, o al menos sentado en un pequeño sofá de cuero en una de las esquinas, pero estaba totalmente sola en la habitación.

Tal vez estaba en algún otro lado del departamento, o quizás en el baño. Me levante sin cubrirme con nada, me encontraba sola y por lo visto mi vestido se hallaba roto y desaparecido.

Camine hacia un gran espejo tallado el contorno en madera que había a uno de los lados. Quede boquiabierta cuando me vi fijamente en el espejo, no porque presentaba alguna clase de herida o cosa por el estilo sino que me hallaba... diferente, pero una diferencia... bella. 

Había chupones sobre toda la piel de mi cuerpo (rastros de Jungkook), mis labios estaban ligeramente rojos e hinchados e incluso mi cuerpo parecía haber dado un cambio radical al de una mujer. Ahora lo era, ahora era una mujer en todos los aspectos que podía haberme imaginado. Y esa sensación era tan agradable y poderosa.


Hubiera seguido mi examen corporal si es que Jungkook no se hubiera aparecido detrás mío, pude ver su reflejo matador en el espejo; gire y mis ojos se encontraron con los de él. Se hallaba sin la camisa, con un pantalón suelto; pero su mirada solo fue tan solo por unos segundos. Jungkook dejo de ver mis ojos para ver el resto de mi cuerpo, una sonrisa en sus labios y la lujuria ardiente que lleno la atmosfera me hizo recordar el detalle de mi desnudez. Mis mejillas se pusieron rojas como un tomate y solté un pequeño grito, corrí hacia la cama en donde estaban las sabanas pero casi estáticamente la voz de Jungkook me dejo parada en mi sitio.

-¿Por qué te molestas en taparte?- dijo con diversión en la voz.- Si ya te he visto y te conozco toda.

Mi mente comenzó a dar vueltas, ahora sufría una mutación a tener la piel tan roja como un tomate.

-Tal vez porque tengo pudor.- conteste con dificultad.

Pude oír su risa sarcástica, no tenía el valor necesario para mirarle al rostro, además me hallaba de espaldas. Escuche sus pasos acercarse hacia donde yo estaba, di un salto al sentir sus brazos envueltos en mi cintura y sus labios entre mi hombro y oído izquierdo, tenía una respiración lenta. Su tacto seguía siendo tan electrizante que no pude evitar arquearme hacia donde él estaba. Volví a oírlo reír.

-El pudor no es necesario conmigo.

Dude unos segundos antes de contestar.

-¿Y porque no es necesario?- pregunte.

-Creo que ya te lo he demostrado, pero si quieres...- me pego más a él.- Te lo vuelvo a demostrar

Iba a ceder, me faltaba tan poco para ceder cuando mi propio subconsciente me hizo retornar a la realidad de las otras personas que me conocían; deje durante unos microsegundos a Jungkook para darme cuenta que mi madre estaba esperándome en casa y que Dahyun y Jimin, debían estar realmente enojados a la vez que preocupados. Me despegue rápidamente y cogí la sabana para envolverme.

-Hey, que pasa?- exclamo.

-¡Mi mamá!- respondí.

Pude ver en sus ojos la sorpresa, él también había parecido olvidarse que nosotros teníamos una vida aparte después del momento siguiente del sexo.

-¿Dónde está mi vestido?- le pregunte.

Se demoró unos minutos en contestarme.

-Está roto.- contesto con naturalidad, quitándole importancia.- Supongo que tendrás que ponerte otra cosa.

Bufe, el parecía divertido ante mi pequeña crisis ya que se echó relajadamente sobre la cama, sonriente mientras miraba como iba a de un lado a otro.

-¿Qué horas son?- pregunte otra vez.

Mire rápidamente a la ventana, parecía ser más de la una de la tarde.

-3:30 pm.

Eso hizo que me alterara más, definitivamente el momento post-sexo parecía haberse arruinado ante mi nerviosismo pero que otra opción tenia.

-¿Ahora que me pongo?- dije esta vez más relajadamente.

Jungkook pensó para luego señalarme hacia un gran ropero que tenía.

-Haya tengo unos buzos de natación, pero creo que te van a quedar muy grandes.

-No importa. Le inventare a mi mamá que se me olvido el vestido en la casa de una amiga o algo por el estilo.

Abrí el gran ropero, ya no me importo quitarme las sabanas para quedar otra vez desnuda mientras me ponía uno de los buzos azul marino que tenía Jungkook. Si me quedaban inmensos al igual que el polo que había cogido, ni siquiera tenía puestas las bragas o el sostén porque no los encontraba.

-Cálmate.- dijo Jungkook.- No tienes por qué apurarte demasiado... si quieres yo te llevo a tu casa.

Me pare en seco, eso realmente no me lo esperaba ya que conocía a la perfección su auto y también recordaba muy bien el pequeño incidente de cuando vi a HyunA en el asiento de copiloto. Además, ¿que pensaría mamá al verme llegar con un extraño? Borre esas ideas de mi mente, pero seguí el consejo de Jungkook, tenía que calmarme un poco. Camine otra vez regreso a la cama para ser recibida por sus fuertes brazos que me estrecharon contra su pecho. Estuve tentada en volver a quitarme la ropa para entregarme pero ya no podía permitirme tardanzas, tan solo me relaje entre sus brazos. 

No dijimos nada, tan solo permanecimos sintiendo el palpitar de nuestros respectivos corazones.


-Así que.- dude antes de seguir.- ¿Realmente me comporte tan mal estando borracha?

-Peor que después de dos noches seguidas de juerga.

Enterré mi rostro en su pecho.

-Dios mío.

Planto un beso en mi frente luego de lanzar una risita.

-Pero sabes... al menos bailaste conmigo toda la noche.- paso pervertidamente su mano por mi pierna.- Y sí que lo disfrutamos.

Volvimos a quedarnos en silencio, empezó a jugar con mi cabello e incluso pude notar que se llevaba uno de mis mechones para respirar el aroma que este tenía. Sonreí ante la idea de que mi cabello olía a fresas, gracias al shampoo que usaba.

-Esto cambia las cosas... entre nosotros.- solté.

Pude notar que se movió un tanto incomodo, me aparto delicadamente de su lado.

-Es hora de que vayas a casa. Voy a cambiarme... espérame acá.

Cogió unas ropas y se puso al lado contrario de donde yo estaba, no pareció importarle que yo estuviera presente pero me gire hacia un lado, admito que resistí la curiosidad de ver (frente a frente) el cuerpo de un hombre desnudo. Aun así no pude evitar sentirme un tanto decepcionada, él no estaba del todo cómodo con la idea de que después de esto, las cosas cambiarían entre nosotros. Eso había sido como un balde de agua fría, una lagrima que ni siquiera sentí venir corrió por mis mejillas, rápidamente la seque y contuve a las otras que estaban predispuestas a salir.

Cuando oí que empezaba a sacar algo de los cajones y había sonado como llaves recién me levante de la cama. Salimos fuera de la habitación para poder ver con mayor claridad la otra parte de su departamento, era demasiado lujoso con toda clase de comodidades; incluso parecía ser el hogar de su padre y no de un simple estudiante de instituto como él lo era.

No le pregunte nada ni el tampoco pareció importarle cuando examine un tanto sorprendida todo su departamento, bajamos a la cochera del lujoso edificio por el ascensor y finalmente reconocí a su auto que era uno de los más caros presentes. El abrió mi puerta, subí; la cerró y luego camino hacia el asiento del piloto. Arranco el auto en completo silencio, no puso ni la radio ni nada por el estilo.

Todo el viaje fue en un silencio completo, rápidamente todo lo que había parecido que iba a ser perfecto ya no lo era; al menos no perfecto. Ahora ni siquiera sabía si quería llorar o no. Tan solo le di las indicaciones en donde quedaba mi casa y me llevo hasta esta, baje del auto un poco ida.

-Hasta luego.- le dije, con cierta esperanza en mi voz.

-Nos vemos mañana.- respondió fríamente.

El auto arranco, espere a que desapareciera por la calle hasta por fin tocar el timbre de mi casa. Mamá abrió la puerta, al verme pude ver el alivio pero también el enojo; justo hoy no tenía que estar ebria o algo por el estilo.

-Mamá.- dije entrecortadamente.

-Hannah.- su voz salió dura.- Tenemos que hablar. Y muy seriamente.

Agache la mirada mientras entraba a la casa, suspire... por lo visto no sería exactamente el mejor día de mi vida.



Continuara....

Yo, drogada de amor - EL, borracho de odio (Adaptación) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora