Capítulo 31. Un castigo demasiado peculiar.

15 1 3
                                    


-No tengo la menor idea de que es lo que está pasando con usted, señorita Kim.- espeto el director.

La guerra de comida, una de las más geniales en toda mi vida, había sido calmada solamente cuando el director se hizo presente en la cafetería, pero no había logrado salir del todo ileso. Su perfecto terno se hallaba con una mancha del helado que algunos chicos habían recibido como postre. Inmediatamente, las miradas acusadoras se habían dirigido hacia nosotros cuando el director cuestiono acerca de los responsables. Dahyun y Jimin habían logrado salvarse, al igual que Rachel, ya que prácticamente Jungkook y yo fuimos los que en serio comenzaron la guerra, así que ambos nos encontrábamos en la oficina del director.

Contrario a cualquier suposición, no me arrepentía ni siquiera por tener comida en el cabello. Me había divertido tanto, pero a diferencia de Jungkook, me obligue a ocultar la perfecta sonrisa en el rostro para no molestar más al director.

-Esto fue completamente inaceptable.- prosiguió el director.- Y sí que va a ver consecuencias por sus actos.

-Oh vamos director.- comento Jungkook suelto y alegre.- No nos vas a castigar por algo que todos hicieron.

El director se giró con una cara de demonio hacia mi novio, yo aguante una risa.

-¡Silencio Jeon! ¡Ustedes dos comenzaron la pelea y sabe Dios con que viles motivos!

Claramente el tipo estaba sufriendo algún ataque de nervios ¿viles motivos? acaso creía que la guerra de comida había sido un atentado nazi.

-Usted Jeon Jungkook no es la primera vez que viene a parar acá por alboroto, igual usted Kim Hanna. Y yo que pensé que era una buena alumna... en fin.

Tomo un respiro para sentarse en su escritorio y mirarnos fijamente a nosotros dos.

-Hoy van a limpiar toda la cafetería. Absolutamente TODA.

Casi me caigo de espaldas cuando escuche eso.

-¿Qué?- inquirí.

-¡Estará bien...!-Jungkook soltó rabioso.

El director levanto las cejas en gesto de advertencia y nos indicó con la mano que nos fuéramos de su oficina. Cuando salimos yo seguía recontra crispada por aquella noticia de limpiar la cafetería cuando nosotros solamente nos habíamos defendido de las viles manos de Rachel.

-Esto es increíble.- le dije a Jungkook.- Todo gracias a esa maldita estúpida.

Él me miro divertido, por lo visto cada vez que yo hacía una rabieta le causaba gracia. Paso su brazo sobre mis hombros, ambos embarradas de comida.

-No te preocupes.- me tranquilizo.- Te prometo que nos la pagará.

Le dedique una sonrisa, por un momento se me había olvidado que Jungkook llegaba a ser realmente peligroso.

-Pero eso no levanta el castigo. Vamos a tener que limpiar al cafetería.

-No vamos a tener que hacerlo, otros puedes hacerlo por nosotros mientras que, bueno, tenemos las últimas horas libres ¿no?

Diciendo eso se paró para acercarme a su cuerpo, envolviendo mi cintura con sus brazos. Bajo el volumen de su voz convirtiendo en un susurro.

-Y hay demasiadas cosas que no hemos hecho en un buen tiempo y podemos hacer en estas últimas horas.

-¿Cosas cómo...?- pregunte picará. 

-Cosas como la que hicimos en los cambiadores de natación.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 26, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Yo, drogada de amor - EL, borracho de odio (Adaptación) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora