*Capítulo 1: Primera travesura.

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3 años de edad...

El día de hoy era víspera de Navidad por lo que los Cox habían organizado una gran cena con todos sus socios, incluyendo sus mejores amigos los Parker.

Toda la sala de los Cox estaba llena de personas con vestidos o trajes costosos y elegantes. Solo se escuchaban los murmullos de la gente hablando y la música de la orquesta de 12 músicos que había en el centro de la sala y todo esto estaba siendo observado desde la segunda planta de la casa por un niño de 3 años totalmente aburrido por no tener con quién jugar, Aarón.

Este pequeño solo veía a las personas charlar y reír cosa que lo molestaba porque él nunca lograba entender de que hablaban. Sus papás habían hecho esa fiesta para sus socios pero nunca pensaron que nadie traería a sus hijos.... Bueno, nadie excepto los Parker que habían traído a su pequeña de 3 años llamada Hanna.

Éstos dos niños ya sé conocían, se conocían desde el día en que nació Hanna (un mes después de Aaron) pero ambos nunca de habían hablado, prácticamente se conocían de vista pues como sus padres se la pasaban trabajando nunca de les había ocurrido que ambos podrían jugar y no aburrirse en sus casa como ahora.

Esta pequeña niña, Hanna estaba sentada en un sofá tomando un jugo de uva, solo mira a la orquesta pues era lo único que le había llamado la atención. Una persona, la madre de Aaron se dió cuenta de su aburrimiento así que se le ocurrió la idea.

- Hanna. - la pequeña de ojos azules la miró, no asustada pues ya se conocían. - ¿Estás aburrida, cielo?

- Chi. - hizo un puchero. - no hay ninos con quienes jugal.

- ¿Te gustaría jugar con mi hijo? - la niña rápidamente abrió sus hermosos ojos.

- ¡Chi! ¡Quielo jugal! - la mamá de Aaron, Sophia, solo rió por la emoción de la niña.

- Bueno, si lo conozco bien el debe estar... - lo comenzó a buscar la vista, cosa no difícil porque ella sabía que él estaba en el segundo piso cerca de la barra de las escaleras para poder ver todo. - Allá arriba. - Sophia apuntó a dónde se encontraba su hijo y la pequeña lo encontró.

- ¿Puedo subil?

- Claro.

No hicieron falta más palabras para que la pequeña dejará en la mesa su jugo para después saltar del sofá y dirigirse a las escaleras pero en el camino se encontró con alguien, su padre.

- ¿A dónde vas, mi amor? - la pequeña giro lentamente, como si hubiera hecho alguna travesura.

- Voy a jugal. - él la miró con duda.

- ¿Con quién?

- Con el hijo de mi tía Sophia.

- Oh...

- ¿No puedo? - y con eso su padre supo que no podría retrasar más ese momento, ellos se tenían que conocer. Desde que las mamás de ambos estaban embarazadas pensaban que sería maravilloso si ellos dos se llegaran a casar, pero a padre de Hanna nunca le gustó esa idea y había hecho todo en sus manos para que no se conocieran pero ahora de daba cuenta que eso ya no de podía retrasar más.

- Claro que puedes, ve. - la niña de sus ojos sonrió y se alejó corriendo a las escaleras.

El pequeño castaño ya estaba por marcharé a su habitación para poder dormir hasta que escuchó una linda voz.

- Hola. - el niño giró y vió a una pequeña con un vestido color rojo y flores en la cabeza del mismo color que hacían resaltar sus largos caireles dorados y ojos azules como el cielo. Con vió esos ojos supo quién era.

Mi Aferrado. {Mitades Opuestas #3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora