*Capítulo 6: Lo mejor.

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AARÓN


En cuento el despertador sonó mi mano ya estaba sobre él apagándolo pues ya hace dos horas que encontraba despierto y eso si contamos el estar dando vueltas en la cama como dormir. Así había sido todo el fin de semana.

Hoy era lunes, por lo que no tenía la oportunidad de perder más tiempo en mis pensamientos así que me levanté de la cama para ir a darme una ducha.
Una vez que estuve listo tomé mi mochila y bajé a la cocina donde mamá ya tenía listo el desayuno; Jess ya estaba ahí devorando el suyo.

— Buenos días. — saludé mientras tomaba asiento en la barra.

— Hola, cariño. — dejó el plato frente a mí y no perdí el tiempo para comenzar a comer. — ¿Lista Jess? — mi hermana comenzó a comer más rápido y en cuestión de segundos ya no había nada en el plato.

— Lista. — rápidamente se puso de pie antes de salir  corriendo a la sala para ir a buscar su mochila.

— Bueno, cariño, ya nos vamos. — se dirigió a mí. — Hoy pasa Hanna por ti ¿verdad? — asentí.— Excelente, nos vemos en la tarde.

Mamá pasó a un lado mío para darme un beso en la cabeza antes de salir de la cocina.

Escuché como la puerta de abría pero antes de volviera a ser cerrada una voz se escuchó.

— ¡Hola, Vianey! Aarón sigue adentro.

— Estupendo, que  les vaya bien.— y finalmente la puerta se cerró.— ¿¡Aarón!?

— ¡En la cocina! — en pocos segundos Vianey, quien se hacía cargo de la casa y nos conocía desde bebés, apareció.

— Wow, es extraño que alguien esté aquí en mañana, normalmente a esta hora tú ya no estás. — miró su reloj.

— Sí, probablemente a Hanna se le hizo tarde. — me puse de pie para llevar el plato al lava vajillas.

— ¿Estás seguro de que vendrá, cariño? — me preguntó mientras me colgaba la mochila. — Es que ya es muy tarde…

— Estoy seguro de que vendrá.— le sonríe antes de salir de la cocina.

Una vez estuve afuera de la casa tomé asiento en la acera porque era verdad lo que dijo Vianey, ya era tarde, y en cuento llegara Hanna no quería perder el tiempo en todavía tener que salir de casa.

Solo esperaba tener la razón y que solo fuera un ligero retraso.



🌼🏈🌼



40 minutos después.

Básicamente ya había perdido la mitad de mi primera clase del día.

Ya le había mandado varios mensajes y no tenía respuesta. La última vez que me contestó fue el vienes en la noche cuando le mandé un mensaje diciéndole que me había sentido mal y que por eso me había ido, a lo cual respondió: “¡Qué mal! Espero te mejores”. Eso fue todo.

Respiré profundamente y continué esperando unos minutos pues en mi mente no cabía la posibilidad de que a Hanna se le hubiera olvidado pasar por mí hasta que finalmente recibí respuesta.

“Aarón, lo siento, olvidé decirte que me iría con Mike, su hermano nos llevó. En serio lo siento ¿Ya estás en la escuela?”

Eso me hizo sentir como un completo idiota. Pensaba en decirle que no, que en serio creía que vendría, pero al final borré el mensaje porque parecía que me quería hacer la víctima así que le terminé mandando esto:

“No te preocupes y sí, ya estoy en la escuela”.

“Bien, te veo en el almuerzo.”

Eso me hizo sentir algo mejor, por lo menos no me iba a dejar plantado ahí.

Me puse de pie listo para comenzar mi camino a la escuela pero en eso un auto salió de la casa y Vianey era quien lo conducía.

Se paró junto a mí y abrió la ventanilla.

— ¿Ya te resignaste? — sonreí de lado.— Sube, yo te llevo a la escuela.

Obedecí y una vez que tuve puesto el cinturón de seguridad Vianey arrancó.

El Camino fue callado pero cuando estábamos cerca de la escuela el silencio se rompió.

— Es raro que Hanna haya olvidado pasar por ti.— dijo Vianey.

— Más bien olvidó decirme que se vendría con su nuevo novio y no podría pasar por mí. — en eso el carro frenó de golpe antes de seguir.

— ¿¡Qué!? — Vianey me miró entre sorprendida y horrorizada. En ese momento el carro comenzó a pasarse al otro carril.

— ¡Cuidado! — jaleé el volante haciendo que no nos estrelláramos con el auto de al lado.

— Lo siento, mi niño, perdón.— recobró la compostura.— Es solo que… no sé… creí que había algo entre ustedes, es todo. — la miré sorprendido.

— Pero solo somos amigos ¿Por qué creíste eso?

— Porque creí sentir una conexión especial entre ustedes desde el día que hicieron esa travesura en la cena de navidad.— sonríe al recordar ese par de recuerdos borrosos que aún estaban en mi mente.— Pero quizás lo mal interpreté todo.

Finalmente aparcamos frente a la escuela.

— De hecho… — Vianey me miró atenta mientras pensaba si contarle lo que me había estado guardando para mí todo el fin de semana.— Amm… yo… —me miró preocupada pero al final no pude hacerlo.— Olvídalo, se me hace tarde. — abrí la puerta y salí del auto.

No podía hacerlo, no estaba listo para admitir en voz alta lo que sentía por Hanna porque eso lo cambiaría todo y realmente no quería perderla por una estupidez pues soy consciente de que Hanna jamás sentiría lo por mí lo que yo siento por ella.

Mi Aferrado. {Mitades Opuestas #3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora