*Capítulo 28 (Parte 1): Los sueños se vuelven realidad...

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HANNA

— Solo espero que esto funcione Hanna. — Dijo Emma mientras acercaba el auto a la reja eléctrica de la casa.

— Lo hará...— confirmó Aarón en voz baja. Emma suspiró.

— ¿Seguros que no tomará mucho tiempo? En serio necesito regresar el auto... — el escuchar sus dudas, después de todo este horrible día me frustró.

— ¡Yo necesito volver a sentir mis piernas! ¡Créeme que también quiero que esto sea rápido!

— ¡Bien, bien! — finalmente detuvo el auto y tocó el timbre. — Solo quiero decir que eso no es mi culpa, yo les ofrecí esconderse en la cajuela, ustedes fueron los que decidieron quedarse atrás de los asientos....

— Eso es porque sería más difícil abrir la cajuela...

— ¿Hola? — me callé de golpe al escuchar la voz, le habían respondido a Emma. Esa voz era inolvidable, se trataba de Vianey.

— Hola, buenas noches, perdón la molestia, lo que pasa es que soy amiga de Aarón y Hanna. Voy de camino a una fiesta, pero olvidé mi abrigo, y como puede ver hace algo de frio... — dijo Emma como humor, pero Vianey no respondió. — en fin... estoy algo lejos de casa, ellos me dijeron que podía llegar aquí y que podrían prestarme uno.

— ¿Eres amiga de ellos? — Vianey sonaba desconfiaba, y eso no era buena señal. Aarón y yo nos miramos angustiados.

— ¡Sí! ¡Vivo con Hanna! ¡Me llamo Emma!

— ¡AH! ¡EMMA! Sí, he escuchado de ti, pasa. — y en eso se escucharon las puertas abrirse. Aarón y yo respiramos aliviados.

— ¡Gracias!

Volvió a poner el auto en movimiento y solo cuando rodeó la fuente que se encontraba al centro del jardín para quedar justo enfrente de las escaleras que daban a la puerta de entrada detuvo el auto.

Una vez ahí Emma bajó de este, pero no sin antes abrir la puerta trasera lo más discreta posible para poder seguir su camino a la puerta principal.

La primera en salir fui yo, esperé unos segundos hasta que Aarón también lo logró. Una vez que estuvimos afuera no perdimos el tiempo y corrimos agachados hasta los arbustos antes de que Vianey saliera.

— ¡Mierda, lo logramos! — dijo Aarón con la respiración agitada.

— Sí... ahora a buscar esa manguera para no morir de hipotermia. — El jardín estaba totalmente oscuro, era imposible que alguien nos viera, fue por lo que sin temor a ser vista me puse de pie para buscarla. Esta era la segunda fase del plan.

Aarón con cuidado hizo lo mismo.

— Lo más probable es que esté frente al cuarto de Jess, tiene rosas en su balcón así que necesitan una manguera más larga... — en eso un largo bostezo salió de mí, Aarón solo sonrió divertido.

— Lo siento, estoy cansada. Creo que hoy ha sido el día más agotador de mi vida.

— En realidad me reí porque creo que fue lo más humano que te he visto hacer en las últimas horas. — no pude evitar reírme. — pero tranquila, dentro de poco podremos dormir luego de darnos una buena ducha caliente. — ante su uso de palabras, yo sabía a qué se refería, pero no pude evitar mirarlo como si insinuará que nos bañaríamos juntos. Y claro que me entendió, rápidamente si cara se puso roja. — ¡No! ¡No quise decir eso! ¡Me refería a que tú te bañarías primero y después yo...! — lo interrumpí, pues aunque todo era muy gracioso ya se estaba torturando mucho.

Mi Aferrado. {Mitades Opuestas #3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora