Drunk » m.c. ['Between Drinks' Book #1] (EDITANDO)

#12: Al hospital.

Michael

Me fui de la casa de Calum negándome a su invitación de ir a un bar esta noche. La lluvía, de milagro, había parado. Mientras caminaba de noche, saqué la cajetilla de cigarrillos y observe la imagen que venía en esta, unos pulmones contaminados. La mayoría de las veces me aparecía un feto no desarrollado porque su madre era una fumadora. Me estremecí ante ese pensamiento.

Prendí uno de los cigarrillos y deje que a nicotina hiciera mi mente volar. Solté humo mientras cruzaba la calle hasta llegar a mi casa. Tiré la colilla en el piso y la pise. Saqué las llaves y abrí a puerta.

–¡Por Dios John, escúchame! –grita mama a mi padre, ellos no se dan cuenta de que llegué.

–Annie, ahora no puedo, tengo turno en el trabajo –dijo papa tomando su chaqueta.

Bajo la cabeza y subo la escalera rápidamente, no quería meterme en esos asuntos, además, quería ver a la pequeñaja de mi hermana. Entré a su habitación, encontrándome con la pequeña niña de diez años en posición fetal, en un rincón de de la habitación.

–¡Tasha! –exclamé corriendo hacia ella y tomándola en mis brazos. Ella empezó a forcejear mientras soltaba alaridos, las lagrimas estaban bajaban por sus mejillas y tenía el ojo morado. 

–¡Déjame, déjame! –decía mientras golpeaba mi brazo. La deje en su cama y empezó a temblar. –No me hagas daño… –murmuró.

–Tasha… ¿de qué estás hablando? –murmuré yo tratando de tocar su brazos, pero ella lo alejó. La mire con tristeza mientras ella ponía sus manos en su cara. –¿Enserio crees que yo te haría daño? –tomé una de sus manos, y volvió a forcejear. –Tasha…

–¡No me toques! –gritó.

–¡Tasha! –grité yo.

–¡No me toques! –volvió a gritar.

–¡TASHA, ESCUCHAME! –grité tomando su cara para que me mirara. –Tasha, Tasha mírame ¿sí? Mírame, no soy el señor Jones, no soy el señor Jones… no no no no no, no gires la cara, mírame… soy Michael, soy Michael no te voy a hacer daño… soy tu hermano… jamás te haría daño… –ella comenzó a temblar y nuevas lagrimas comenzaron a aparecer.

–Michael… –murmuró temblorosa, me abrazó y comenzó a sollozar, luego no la sentí más apretando mi anatomía.

–¿Tasha? –pregunté tomándola por los brazos. –¡¿Tasha?! –exclamé agitándola un poco, tomé su mano, estaba fría.

Desesperado, tomé la campera de mi hermana y se la puse como pude. La tomé en mis brazos y bajé las escaleras, crucé la puerta y, apenas estuve afuera, corrí hacia el hospital. La lluvia comenzó a caer de nuevo, así que le puse la capucha pero yo no tenía nada.

–¡Ayúdenme, ayúdenme, mi hermana, mi hermana está mal! –grité apenas pude entrar.

Vinieron unas enfermeras con una camilla, recosté a mi hermana ahí y otra enfermera se dirigió a mí.