Capítulo tres.

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Capítulo tres.

Evelyn 's pov.

Alzo una ceja aún confusa por la escenita que acaba de montar Dylan, y me levanto de mi asiento cuando el timbre finalmente suena dando la primera clase de la mañana por terminada.

La verdad es que había estado esperando este momento por una hora, pero todavía me cuesta creerme que tendré que pasar aquí varias horas más antes de poder irme a casa, lo cual tampoco me hace real ilusión porque no me espera nada bueno y alegre en ella.

Recojo mis cosas y me voy al baño para poder lavarme la cara y hacer mis necesidades antes de entrar a la próxima clase.

Estoy tan cansada que ni siquiera puedo mantenerme en pie por mucho tiempo sin que se me cierren instintivamente los párpados.

Anoche había estado viendo Netflix e Instagram durante demasiado tiempo. Y no estoy segura de sí he llegado a dormir cinco horas mínimo.

Me quedo en silencio al escuchar dos personas susurrando algo que entiendo a la perfección y me apresuro a recoger mis cosas para salir cuando escucho suaves aunque nítidos gemidos.

—Vaya, vaya. Pero si es la pelirroja.

Escucho un tono de burla saliendo del baño de donde proceden los sonidos.

Es uno de los amigos de Dylan. Una chica sale del baño ajustando su falda con rapidez.

Me dedica una mirada rápida, y termina por largarse a paso apresurado por el pasillo, dejándome a solas con el que estoy segura de que se llama Ryan.

Y por lo que sé, es el más mujeriego de todos los del grupo, y el peor, sin duda alguna. Pero lo que más raro me parece es que esté hablándome a mí, y que me conozca.

Él está en una posición social más alta que yo, y nunca habíamos hablado antes porque soy prácticamente invisible para todos, o eso es lo que pensaba hasta hace unos segundos.

—Esto es el baño de chicas —argumento sin saber muy bien qué responderle.

Muy bien, Ev. Que lista eres. ¿Te crees que no lo sabe o qué?

—Ya lo sé. Tenía asuntos pendientes por aquí —responde acercándose a mí con lentitud.

—Enhorabuena, campeón —respondo con sarcasmo.

Doy un paso hacia atrás, acercándome a la puerta por su extraña y reciente cercanía. Él parece notarlo, ya que me mira con una pequeña sonrisa de diversión.

A él le está divirtiendo todo esto, mientras yo lo único que quiero es salir corriendo.

Parece leer mis pensamientos, porque se acerca más a mí y me acorrala posicionando sus brazos a cada lado de mi cabeza. Y yo no tengo la fuerza suficiente para apartarlos.

—¿Tienes miedo? —cuestiona curioso acercando su rostro a mi cuello y escondiéndolo en el hueco de este.

Mantengo mi postura de seriedad y alzo una ceja para parecer completamente normal.

Trato de empujarlo, aunque él hace más fuerza con sus brazos, prohibiéndome huir.

No es que esté asustada, más bien confusa, pero no dejo que él lo vea. Por ello mantengo mi expresión facial en la misma seriedad e indiferencia de siempre.

—¿Debería tenerlo?

Alzo una ceja cruzándome de brazos.

—No, no deberías. Eres de Dylan, y yo no suelo compartir chicas con nadie. Lo siento, pero no hay oportunidad entre ambos —dice esto último con algo de burla, separándose de mí finalmente.

Todo por un idiota.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora