Capítulo cinco.

649 53 15
                                    


Capítulo cinco.

Evelyn 's pov.

El hecho de saber que Dylan me acompaña a mi casa me tiene demasiado nerviosa.

Así que a la par que camino lo único que hago es mirar al suelo, mientras él parece entretenido hablando con mi hermana y con su hermano.

Sea lo que sea que se vaya a encontrar cuando abra la puerta de mi casa, no va a ser agradable.

Pero, quizás, pueda hacer que se vaya antes.

—Es aquí, vivo aquí —miento, con una pequeña y fingida sonrisa para asegurarle que aquí es.

—¿Segura?

Él no parece muy convencido por mis palabras, así que me apresuro a asentir.

Dylan parece no querer seguir insistiendo en el tema, por lo que termina por asentir de vuelta con una sonrisa, acercándose a dejar dos besos, uno en cada una de mis mejillas, a modo de despedida.

Le miro algo sorprendida por sus acciones, pero tan rápido como aparece mi sorpresa, la elimino, volviendo a mi seriedad natural.

—Gracias por acompañarnos.

Aprieto mis labios, y me obligo a darle una pequeña sonrisa para no parecer más amargada de lo que en realidad soy.

—No es nada. Nos vemos mañana.

Se despide con un gesto de su mano y coge la mano de su hermano pequeño para caminar alejándose del lugar.

Suelto todo el aire que había estado reteniendo hasta ahora, aliviada por haber logrado lo que me proponía.

Si por alguna casualidad él llega a ver a mi madre o a ver lo que hace, estaríamos en un buen problema.

Al ser nosotras menores de edad y al tener a mi madre con problemas de salud mental y por el tabaco, sí la denuncian probablemente le quitarían la custodia y nosotras nos quedaríamos con otro familiar.

El problema es que no tenemos más familiares, iríamos directas a un centro de adopciones, y no quiero eso ni para mí ni para mi hermana.

—¿Por qué le has mentido?

Mi hermana me mira con curiosidad mientras cojo su mano para seguir andando calle arriba cuando creo que Dylan ya se ha alejado lo suficiente de la zona.

Le doy una sonrisa a mi hermana y paro de andar, agachándome para quedar a su altura mientras sus ojos verdes como los míos me miran con curiosidad.

—Kris... A veces algunas mentiras son necesarias.

—¿Por qué?

—Bueno, nuestra situación con mamá es un poco delicada pero eres demasiado pequeña para que puedas comprenderlo. Pero por favor, me tienes que prometer que no dirás nada sobre mamá o sobre lo que pasa dentro de casa hasta que yo cumpla los dieciocho. Promételo.

—Lo prometo, Ev.

—Bien.

Sonrío dándole un pequeño abrazo y un sonoro beso en la mejilla que ella se limpia con una mueca, pasando la manga de su camiseta por ella.

Río negando con mi cabeza, y vuelvo a caminar hacia casa, molestándola un poco.

—Algún día echarás de menos mis abrazos y mis besos.

—Lo dudo bastante —me saca la lengua con una sonrisa divertida—. ¡Carrera! ¡Te voy a ganar! —canturrea echando a correr.

—¡Eso no vale, has hecho trampas!

Todo por un idiota.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora