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Capítulo uno: Fuego


-Vamos Keith, sabemos que lo puedes hacer mejor.

Los movimientos con la espada se volvieron más constantes, la mente de Keith estaba en un solo lugar, y ese no era el cuarto de entrenamiento.

Los entrenamientos de Kolivan siempre fueron pesados, sin duda, todas aquellas personas que estuvieron a cargo del hombre, se volvieron fuertes. Los que conocían el status de Kolivan siempre lo tuvieron en una gran torre de oro, digno del capitán de un escuadrón del ejército.

No sabe en qué momento retuvo aire ni en qué momento sus manos apretaron aún más el mando de la espada.

Suspiró, sabía de sobra que no ganaba nada molestándose en decirle a Kolivan que es lo máximo que puede dar. Su vista vuelve al contrincante que tiene en frente, hace alusión a que dará una estocada con la espada para despistar al contrario. Obtiene el movimiento deseado, el enemigo trata de bloquear su ataque dejando descubierto su lado izquierdo. Su pierna izquierda arremete contra sus costillas. El otro cae por el dolor y Keith le coloca su espada en el cuello.

- Rindete. -Anuncia con voz rasposa.

El otro deja salir aire de su boca. Se levanta del suelo y deja caer su espada. Keith baja la espada y se vuelve vulnerable.

-Nunca bajes la guardia

Gira en su propio eje dando una patada a los pies de Keith dejándolo caer.

-Gané -el contrincante anuncia con victoria.

Keith veía el techo del salón de entrenamiento en el que estaban, no podía seguir siendo tan débil, sus padres fueron fuertes. El debía seguir con ese linaje.

Se levanta del suelo - Una vez más - Se coloca en posición agarrando su espada. El enemigos sonríe con sorna y asiente, levantando su espada.












Tiene miedo.

Nunca le ha gustado su poder, es abrumador, caótico, devastador, arrasador, apocalíptico.

Debe ser porque cada que su poder se libera el está envuelto en ira, miedo o rabia. No son cosas muy buenas para que su poder este en control.

Nunca a encontrado a una persona con un poder capaz de soportar el suyo. Por eso se resigno a que se quedará solo por el resto de su vida.

Suspira una vez más.

Abre su mano y su poder se revela en esta. Cálido.

El fuego necesita encontrar a su contraparte.

Nuestro poder. || KLance ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora