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Capítulo cuatro : Fuego





Bueno, sus pensamientos se fueron a la basura. De nada sirve seguir optimista cuando el día tiene pinta de ser horrible.

Tal vez juzgar a la escuela con solo verla es algo superficial. Si se diera tiempo de conocerla.

Ve a las demás personas de su edad entrando en montón por la pobre entrada que apenas a de medir tres metros.

Suspira, bueno. Esa presentación no fue buena. Tal vez los profesores sean mejor.

Espera que la multitud disminuya para poder entrar sin empujar, sabe de sobra que esto tardará varios minutos. Cruza los brazos, no entiende como Shiro lo convenció de entrar en esta preparatoria.

»Altea« el nombre de la escuela está en lo alto. Nada grande, solo lo suficiente para ser visible.

Maldición, ahora desea poder cambiar su pasado. No ser tan poco disciplinado, no ser tan desafiante y no tan cerrado. Cambiar a una persona no es fácil.

— Venga Keith, — la voz de Shiro lo saca de su ensoñación. La cálida mano de su hermano descansa en su hombro, estaría agradecido de su apoyo físico para hacerlo sentir bien, pero la mano de Shiro está demasiado tiempo en su cuerpo. La palma empieza a sudar y ese líquido se impregna en su ropa, asco — no se ve tan mal.

Tener un historial poco favorable ante multitudes no ayuda a su persona.

Keith cierra los ojos y sus dedos masajean la suave piel de su sien, sintiendo el hueso del cráneo.

— Me tengo que ir. — Deja que la mano de Shiro resbale por su brazo. — Nos vemos.

No espera la respuesta de su hermano, aún si hubiera una, no la escucho.

Entra en la multitud que a pesar de ser menos que en un principio, sigue siendo molesta. No tiene la intención de ladearse para que su cuerpo no choque con otro. Entra haciendo espacio entre la demás gente. Escuchando leves murmullos molestos, fíjate por donde caminas, si tuviera el interés de hacer eso no empujaría a los demás.

Truena la lengua en signo molesto y sigue con su tarea, una vez dentro se siente peor. Esta escuela es más pequeña que su anterior instituto.

Apenas dos edificios grandes, con dos plantas cada uno. Las escaleras parecen ser más grandes que los salones. Al fijarse bien se da cuenta que apenas nueve de los diecisiete salones son para los estudiantes. Los demás parecen ser una sala de cómputo,un laboratorio y un salón de usos múltiples.

Enfrente de el se alza un edificio pequeño, de un piso. La puerta de madera se impone a lo lejos. No puede leer lo que dice el cartel, pero casi está seguro que dice dirección.

¿Cómo Shiro lo convenció de venir a este lugar?













— ¿Están seguros que llegamos a tiempo? — La voz de Hunk se alza sobre la música de Pidge — No tenemos buen historial con la orientadora.

— Relájate compañero — Lance deja su teléfono, apagando lo cuando su visión no está en el aparato. — Vamos justos de tiempo.

— Además — Pidge tiene la decencia de bajar el volumen de su música — la orientadora llega tarde, es posible que la encontremos en el camino.

Hunk no parece estar a gusto con las conclusiones de sus amigos, a pesar de eso, guarda silencio y se limita a conducir.

El tiempo que tardan en llegar a la preparatoria fue silencioso. Solo rellenado con la música distinta de Pidge. Lance no se puede quejar de la diferente música que escucho, puede que unas no le gustaron. Pero otras, demonios, se enamoró de ellas.

En un entendimiento mutuo, Pidge le prometió mandarle la música que le gustó.

Al ver la reja que sustituye la puerta de la preparatoria, Hunk parece más calmado. Con tranquilidad estaciona su auto.

— Bien, — desabrocha el cinturón de seguridad — vamos.

Sus amigos sigue su ejemplo y salen del auto, Hunk voltea un minuto para cerrarlo bien, no quiere repetir errores pasados.

— ¿Creen que la primera hora sea aburrida? — Lance sacude sus hombros.

— Estoy bien con que no nos toque comprensión lectora. — una sonrisa de hace presente en el rostro de Pidge — Esa vieja tiene voz de cotorro.

— No creo que por nada le dicen la cotorra, ¿O si?

Se ríen en tono de burla, sus compañeros de salón son demasiado originales al momento de poner apodos.

Tranquilos, pasan la puerta de la escuela. Saludando al conserje, aún no saben en qué salón estarán, así que esperan en la plaza común que algún orientador se haga cargo de ellos. Al parecer todos los grupos de ven igual de confundidos que ellos.

Tienen la sensación de que será un buen día.





















Feliz cumpleaños Lance ♥️

Feliz cumpleaños Lance ♥️

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