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Rex

Las innecesarias presentaciones llegaron a su fin después de lo que me parecieron segundos. Todo está pasando tan rápido y aún así el día parece no terminar.

No me pareció importante memorizar los nombres de aquellos que no llamaron mi atención.

Un extraño trabajo se encontraba plasmado con tinta azul en la pizarra, si quería dejar el salón y escapar debía acabar con aquellos garabatos. Era una de las condiciones; bastante ingeniosa para chicos como yo que de vez en cuando disfruta de los retos contra reloj.

Alguien pasa a mi lado, otra persona más y otra. La presión me invade al ver que otros ya han terminado y se marchan triunfantes lejos del lugar. Mi mente está en blanco.

Mi olfato se deleita con un agradable y fresco aroma, menta.

Como si fuera un golpe se encarga de despertarme y comienzo a trabajar.
Minutos después me alejo de mi lugar y camino hacia el montón de estudiantes que esperan que su trabajo sea revisado.

Me coloco detrás de la chica de cabello, según mis argumentos, desastroso.

—¡Lyn!, te veo afuera —escuché la voz de Ania.

La chica frente a mi se gira y asiente con la cabeza, su cabello se mueve y entonces vuelvo a oler ese agradable olor a menta.
Disfruto del momento con el magnífico, pero peculiar aroma invadiéndome en cada movimiento.

Antes del comienzo del finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora