7

6 1 0
                                    

Rex

Mi grupo de amigos incrementó gracias a la enana. Ania, Lyn y yo comenzamos a pasar más tiempo juntos.

Tres horas libres gracias a una extensa junta de profesores. Los enormes jardines de la escuela se convirtieron en nuestra área de descanso de todos los días. Hoy no fue excepción.

Ania como siempre, esta inmersa en una revista usando de apoyo mis piernas, esta vez la revista era nueva. En cambio Lyn esta recostada en el césped usando como almohada su mochila mientas devora lentamente una bolsa de gomas.

Mi espalda descansa en el tronco de un árbol y comienzo a tener hormigueos en las piernas a causa de Ania.

—Enana, te ahogaras si sigues comiendo boca arriba —me ignoró.

Segundos después estiró su brazo hacia mi con la bolsa de gomas en mano, se la arrebaté y comencé a comer, no pensé en regresarlas. Ania me robo unas cuantas.

—Te ahogaras si sigues comiendo como salvaje —me reí ante su comentario. Astuta enana.

Las gomas comenzaron a desaparecer una a una, una dulce delicia.

—Enana... —no contestó— Lyn... —nada de nada.

Le toco ligeramente el hombro con el zapato, ensuciando un poco su uniforme, pero no tuve respuesta. Me estiré para observar mejor y me encontré con su tranquilo rostro, ella se quedó dormida.

Su rostro, ella se ve... linda.

Antes del comienzo del finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora