S e i s

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-Probablemente te llame esta noche.- el ruloso estaba parado afuera de mi casa, mientras tanto yo recargada en el marco de la puerta

-Probablemente esta noche te contesté- dije entre una risita .

-Probablemente me tenga que ir.

-Probablemente no.

Finn estaba cabizbaja, inmediatamente centró su mirada en mi, este soltó una risita chasqueó los dedos, así lentamente se fué alejando, como si lo hubiese corrido.

-Vanidoso.- susurré, seguido me dí la vuelta para entrar a casa, pero alguien ya estaba detrás mío.

-Vanidosa tú.

Tan solo a un movimiento que mi cara hiciese nuestros labios estarían juntos, y nuestras respiraciones tan mezcladas, un momento casi perfecto con el chico que hace un par de días odié.

Este apoyó su brazo en el marco de la puerta para después apoyar el otro, me dejó encerrada en sus largos brazos, haciendo que mis piernas temblaran por sí solas, que mi respiración se cortara, que las pupilas de dilataran y mi corazón latiera mil por hora, que mis ojos se cerraran sin mi consentimiento, permitiéndole al alto que mirará cada imperfección de mi rostro tan jodidamente cerca.

-¿Yumi?- mi madre abriendo la puerta de la casa, haciendo que me cayera hacia atrás, por lo que el ruloso me tomó de la cintura atrapandome como en un estúpida película de amor. - ¿Tú quien eres?

-Buenos días señora, tardes ya.- Finn le dió la mano a mi madre y ella la tomó.

-Creo que te tienes que ir- interrumpí apresurada, apoyé mis manos en su espalda y le dí la vuelta, llevándolo hacía la calle.

-Supongo que definitivamente te llamaré esta noche- este guiñó el ojo con una sonrisita, haciendo que una sonrisa se formara en mis labios.

-Hasta la vista chico.

-¿No me vas a dar un beso?- este paró la boca y cerró los ojos burlón

-¿Juegas?, que asco- golpeé su hombro.

Pero Finn se paró serio y con su dedo indice tocó su mejilla, tenía que besarle. Acto seguido caminé hacia él, me paré de puntitas coloqué ambas manos en sus orejas, escondiendo mis dedos en su cabello. De un empujón en mi cintura, este me juntó más a él, en cuestión de segundos mis labios ya estaban en su mejilla, su suave mejilla. Tímida me alejé de él, este sonreía de oreja a oreja haciendo que mis piernas temblaran. Me alejé de él y entre a casa, así en mi cama con la mirada fija al techo, pensé toda la noche en su rostro, en lo suave que podrían ser sus labios cuando besaran los míos.

"ςυαиdσ тє мιяé" -fιии ωσℓfнαяdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora