El cielo de Hurricane comenzó a oscurecerse por las nubes, se avecinaba tormenta. Las calles estaban abarrotadas de gente por ser hora punta. Un chico de cabellos dorados caminaba con la cabeza bajada. Miraba al suelo y sólo pensaba una y otra vez que era un ser horrible y despreciable al no ser capaz de controlar su propia enfermedad mental. Caminó durante un buen rato hasta encontrar una de esas tiendas otaku que tanto le llamaban la atención. En su interior, pudo observar una gran colección de mangas y figuras especiales. Cerró los ojos y suspiró.
-A Chica le encantaban estas cosas...
Siguió su camino hasta las afueras del pueblo llegando a las puertas de una gran mansión. Éstas se abrieron dejando paso al chico. Anduvo por el enorme jardín lleno de flores de todo tipo hasta llegar a uno de los muchos bancos, pero para él, ese era especial. Se sentó y cerró los ojos. El lugar estaba apartado y el viento movía las hojas de los árboles transmitiendo una sensación tranquila, era justo lo que su mente necesitaba.
-Señor Golden, ¿necesita su medicina? - preguntó un pequeño robot que apareció de entre los árboles.
-Si... Supongo... Gracias Alectra.
Golden tomó una pequeña pastilla blanca que le tendió el pequeño dispositivo. Hizo un pequeño gesto de asco. Odiaba el sabor de aquel medicamento, pero era necesario.
-Odio tener descontrol de la ira Alectra...
-No se deprima señor Golden, cada uno tiene sus problemas, pero su forma de ser jamás será alterada. Solo Fredbear puede hacer daño a las personas, pero si usted es capaz de controlarlo, no pasará nada.
-Lo sé... Lo sé... Estoy harto de perder la cordura por cualquier tontería. Me gustaría que mi ayuda regresara... Sé que solo eres un robot que creó Charlie para ayudarme, pero me siento al mejor hablando contigo, aunque seas una inteligencia artificial...
-Tuvo suerte de salir ileso de allí, le confundieron con un nightmare cuando realmente solo estaba rabioso. Eso le salvó de que acabara como los demás, probablemente en las garras del Diablo.
-¡Pero yo quiero ayudar! ¡Y no puedo hacer nada! ¡Lo tengo todo! Dinero, terrenos, fama... Salvo dos cosas que jamás tendré... El amor y mi cordura...
-Algún día, los sueños se harán realidad señor Golden. Los de todos.
-Volveré de nuevo a mi trabajo... Rico, famoso, pero sin nadie con quien compartirlo... Voy a mi despacho, Alectra.
-Le acompaño señor Golden - dijo la robot mientras seguía a su dueño.
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Mientras, en el Infierno, Vero entró en el despacho de Scott dispuesta a encontrarse con el chico del que estaba enamorada, pero al entrar, lo halló vacío. Se fijó en la gran mesa color granate que se encontraba espectante al fondo de la sala. Decorada con matices de oro macizo y terciopelo rojo había una gran cantidad de libretas, plumas y objetos extraños. A Vero le llamó la atención un libro enorme, el cual tenía en su portada el símbolo de una estrella invertida, pero cuando iba a cogerlo, al sentir sus dedos rozar la tapa, éste comenzó a arder de forma desmesurada, quemándole las yemas de los dedos, como si el libro estuviese protegido.
-¡Aaahh! ¡Qué dolor! - gritó sin control saliendo humo de sus dedos, saltaba y movía la mano frenéticamente para enfriar la quemadura.
-¿Se puede saber que cojones haces aquí Verónica? - le preguntó el Diablo con una bata de científico puesta, saliendo de una de las muchas paredes que se abrió sola.
-¡Eso mismo podría preguntarte a ti! ¡¿Qué llevas puesto?! ¡¿Volviste al instituto o a la universidad?! - se quejó, aún con dolor en su voz.
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🎭⊰【Afnaf】⊱🎭
Random"Padre... ¿Por qué me encerraste en esta pizzería donde querian asesinarme...?" Un ingeniero robótico y varios niños desaparecidos. Sangre y venganza se cobrará en Hurricane, Utah, por todos estos asesinatos. Varias familias distanciadas por la codi...