Parte 7

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Y bien? Me vas a decir que pensabas hacer ahí- volvió a preguntarme mientras yo seguía sumida dentro de mis pensamientos.

Te lo dije, mi hermana... ellos la tienen- respondí casi mecánicamente.

Ya me dijiste eso...¿Acaso crees que tú puedes meterte a ese nido de víboras, y rescatarla? Pensé que eras más inteligente que eso- me increpó cual padre.

Yo no fui a rescatarla, ¿cómo crees?- le respondí defendiéndome- ellos me llevaron por la fuerza- y luego procedí a contarle todo lo que había sucedido obviando el final de la historia, aquella en donde ofrecía mi cuerpo....

¿Y solo estuviste en ese cuarto, así nada más encerrada?- volvió a preguntar.

Si, ¿Por qué? ¿Qué más deberían haberme hecho? ¿y tú porque estabas ahí? – le desvié el tema.

Tenía que resolver unas cuentas pendientes.- me dijo cortante.

Como es que él podía ser tan cortante y zanjar el tema y sin embargo podía preguntarme la misma cosa una y otra vez.

¿Estas segura que nada más pasó?- insistió.

¿Qué es lo que crees que paso? – le pregunté, me tenía acorralada.

¿Te hicieron daño?- volvió a preguntar

No quiero hablar de eso - le respondí intentando no llorar, tragándome mis lágrimas.

Y de pronto sin más, dio media vuelta y me dejó sola, cerrando la puerta tras de sí, y yo me quedé ahí, petrificada, sin entender absolutamente nada de lo que estaba sucediendo, me pregunto si él sabe todo lo que ahí sucede, y ¿Qué era lo que él hacía ahí? ¿Qué cuentas debía saldar?

Lo más trágico de todo esto, es que no sé qué fue lo que realmente paso en ese lugar, como es que yo seguía con mi ropa, y ese lugar estaba abandonado cuando de allí salí corriendo, ¿ cómo podía ser real todo eso? Y ¿Cómo se supone que entraré ahí? ¿Dónde diablos esta mi hermana? Y ¿Cómo es que se relaciona con ellos?

No tenía ni idea de que hacer, no podía denunciar en la policía la desaparición de mi hermana, es menor de edad y tan pronto la encuentren se la llevarían a algún albergue, y aunque la idea no es del todo descabellada, como podría explicarles todo lo que pase.

Moría de hambre, y solo se me ocurrió ir a mi trabajo, pensaba en contarle alguna excusa y seguir trabajando, cuando llegué todo fue muy raro, había una muchacha trabajando en mi turno.

-Buenas tardes señor Eleazar, veo que contrato más personal- le dije mientras me colocaba mi delantal- es buena idea sabe, por la tarde hay mayor afluencia de gente y no me doy abasto- le decía esto muy tranquila mientras él me observaba expectante, no pude más y le pregunte- ¿está todo bien?

-Sabrina...¿Qué haces aquí?- me pregunto extrañado.

-¿Qué hago aquí? ... trabajo aquí señor Eleazar ¿acaso se le olvido?

- Sabrina hace una semana dejaste de venir, después que rompieron esa ventana- mire hacia la ventana y recién note que la habían cambiado demasiado rápido.

-¿Una semana? - pregunte conmocionada

-Si Sabrina, desapareciste una semana, te espere un par de días pero ya no podía más, lo siento ya no trabajas acá- me dijo apesadumbrado.

Me quite lentamente mi delantal, y retrocedí sin entender nada, solo rondaba en mi cabeza una y otra vez aquel par de palabras: una semana, como un eco retumbaban una y otra vez, salí del lugar algo atontada.

DESTINO... (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora