Parte 8

26 2 0
                                    


Me encontraba algo asustada, me había llevado a su casa, me dijo q lo más probable es que esos hombres me buscaran, me asustó mucho que me dijera que de esos seres nadie escapa, ¿a qué se referiría con seres?

- No tengo ropa – le dije- tengo q traer algo de casa, no puedo quedarme acá... ¿y si mi hermana regresa? Se preocupará, debes llevarme.

- Tu hermana no regresará, créeme.

- ¿Por qué dices eso?

- Ella está allí por su voluntad- me dijo mientras se servía un wiski.

- No... tú no lo sabes, quizás la secuestraron y le están haciendo lo mismo que a mí.

- ¿Qué te hicieron a ti?- me pregunto y casi sentí me su mirada me atravesaba.

- Nada- respondí cortante- donde dormiré.

- Al fondo a la izquierda- señaló con la mano con la que sostenía su vaso.

Caminé como un siervo asustado, me daba algo de miedo estar en aquel lugar, sola con un hombre, que si bien es cierto no me miraba de forma coqueta, no demostraba ningún tipo de interés sexual sobre mí lo más probable era que me viera como una niña a quien salvar, ¿pero salvar de quién? Y ¿por qué era tan bueno conmigo? ¿Acaso tendría algún otro interés sobre mí? Cuando llegué a la habitación que él me señalo, me quedé un momento mirando la puerta.

- No hay leones no te preocupes- me dijo burlonamente.

Yo solo ignoré su comentario, y giré la perilla.

Encontré una habitación bastante normalita, una cama de dos plazas, una cómoda, dos mesitas de noche y unas lámparas muy sencillas, definitivamente, definitivamente era la casa de un hombre, no había cuadros ni estaba decorado, el color era gris al igual q las cortinas, todo era muy simple, nada más que agregar.

Me sentía bastante indecisa, no sabía cómo dormir, si lo hacía con la ropa que llevaba puesta, olería muy mal por la mañana pero si me quitaba todo, significaba dormir en ropa interior, y en realidad también debía bañarme, comencé a buscar alguna toalla por todos lados, pero no encontré nada, así que no podía bañarme, estaba muy incómoda, no sabía qué hacer, así que pensé que lo mejor era dormir en ropa interior, la calefacción estaba prendida así que no pasaría frío, me quité toda mi ropa y la dejé sobre la cómoda, pero había olvidado un detalle.

- Toma unas toallas, y tengo esto por si necesitas.

- AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!! ¿NO TE ENSEÑARON A TOCAR?- grité histérica.

- Lo siento... no imaginé que estarías "casi" desnuda- dijo sonriendo sin dejar de mirarme, pero como quien mira un mueble.

- ¿Qué te pasa?- le dije- por lo menos tapate los ojos- le dije intentando taparme con las manos y acercándome a él para tomar las toallas y tratar de taparme como podía, pero el solo seguía riendo.

- Por favor niña, he estado con mujeres con mejor... que mejor, con cuerpo, tu solo eres una niñita flacucha.

Eso me indignó muchísimo, tome las toallas y las tire en su rostro, ya no me importaba estar casi desnuda, estaba indignada y humillada, lo empuje y cerré la puerta, solo puede escuchar su risa sardónica.

Lamentablemente esta habitación no tenía baño privado por lo que me vi obligada a salir de la habitación envuelta en las toallas, el baño estaba junto a mi habitación, así que salí de puntillas muy avergonzada, el baño era igual de normalito como la habitación, y por las cosas que encontré al parecer él también usaba este baño, había una espuma de afeitar, una máquina, su shampo que obviamente usaría, y un jabón líquido, eso era bueno, porque no me imaginaba pasarme un jabón por todo el cuerpo que haya pasado por su cuerpo primero, era repugnante.

Luego de un largo baño, ya que me sentía sucia, por todo lo que había pasado en aquel lugar, salí más relajada, había al menos olvidado el incidente con ese hombre, bueno no olvidado pero por lo menos deje de darle tanta importancia, abrí la puerta sigilosamente mire a la derecha e izquierda y de puntillas salir corriendo a mi habitación; encontré sobre la cama una camisón, algo sexy, definitivamente era para una mujer bastante voluptuosa, olía a limpio así que me lo puse, sin lugar a dudas esto era demasiado grande para mí, o yo no llenaba todos los lugares, era para una MUJER con todas sus letras yo era solo una jovencita sin curvas.

Apenas toque la cama quede profundamente dormida, pero hubiera preferido que no haya sucedido, comenzaron a llegar a mi cabeza imágenes de todo lo que había pasado en aquel lugar, podía sentir el aliento asqueroso de aquel hombre acercándose a mí y tratando de tocarme, regresé nuevamente a aquella habitación, era como si siguiera en aquel lugar y como si todo lo que había pasado desde mi escape era solo un sueño y esto era lo verdaderamente real, no podía distinguir entre lo real y lo que era un sueño, estaba completamente confundida, no podía ser cierto, seguía aquí nunca había escapado.

Todo comenzó a suceder nuevamente, dejaron en el suelo la bandeja, esta vez habían dejado algo de pollo frio y una gaseosa, pero esta vez no comí, no tenía hambre, ya había comido, porque ¿ si había comido no? Es decir si no tengo hambre es porque si fue real lo anterior, no puede ser un sueño, nuevamente sentí que alguien entraba, así que tire la gaseosa sobre la cama para que el colchón absorba el líquido y no notaran que lo había tirado, y escondí el pollo entre la cama y colchón.

- ¿Ya estas lista?- me preguntó aquel hombre, era el mismo al que se clave un cuchillo, pero no tenía rastro de nada, ni siquiera estaba molesto por lo que le hice.

Me quede en silencio sin saber que responder, me era imposible fingir estar excitada, o desvestirme, tan solo responderle, estaba completamente asustada.

Entró en la habitación y me tomo con fuerza del brazo, me sacudió y me ordenó que que me desvistiera.

- ¿Acaso no comiste?- me grito acercando su aliento asqueroso a mi rostro.

Yo estaba petrificada, muerta de miedo y solo comencé a gritar.

- ¡AUXILIO, AYÚDAME, POR FAVOR AYUDA!

DESTINO... (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora