D A Y 1 1 : MinLix

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[Omegaverse: MinHo: Alfa / Felix: Omega]

Felix paseaba por el parque, preocupado porque su hermano menor había dejado salir a su mascota, Layla, una terrier que tenía la costumbre de escaparse

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Felix paseaba por el parque, preocupado porque su hermano menor había dejado salir a su mascota, Layla, una terrier que tenía la costumbre de escaparse. Esperaba encontrarla en ese parque, ya que era su lugar favorito para explorar. La pequeña terrier, de pelaje amarillo, era una experta en encontrar huecos en las cercas y en desobedecer las órdenes de sus dueños. Felix ya había perdido la cuenta de cuántas veces la había tenido que buscar, siempre con la esperanza de que Layla no se hubiera metido en problemas.

Estaba a punto de rendirse cuando Layla se acercó corriendo hacia él, perseguida por otro perro y su dueño. El labrador de color chocolate, con una energía desbordante, corría con alegría, y su dueño, un alfa alto y delgado con una sonrisa amable, parecía disfrutar de la persecución tanto como su perro. Felix sintió un alivio instantáneo al ver a Layla sana y a salvo, y no pudo evitar sonreír al ver la complicidad entre el labrador y Layla, quienes parecían estar disfrutando de una carrera desenfrenada.

El alfa rió y tomó a su mascota, mientras Felix hacía lo mismo con Layla.

—Tu perro corre rápido —comentó el joven, con una sonrisa que hizo reír al omega. Su voz era suave y agradable, y sus ojos, de un color café oscuro, reflejaban una calidez que hizo que Felix se sintiera a gusto.

—Lo sé, la estuve buscando un buen rato —respondió Felix, acariciando a Layla. La terrier se acurrucó en sus brazos, moviendo su cabeza con satisfacción.

—Por alguna razón, siempre que lo pierdo está con tu mascota —dijo el alfa, haciendo que Felix riera y negara con la cabeza. Parecía divertido por la coincidencia, y el omega no pudo evitar sentir una conexión con él.

—Lo siento —dijo el joven, riendo. Su risa era contagiosa, y Felix se encontró riendo con él.

—No te preocupes. Por cierto, soy MinHo —Felix sonrió, sintiendo un ligero rubor en sus mejillas.

—Soy Felix —Las dos mascotas ladraron al mismo tiempo y se escaparon de sus dueños, corriendo lejos de ellos. Felix y MinHo se miraron, riendo, y sintieron una nueva conexión al ver la complicidad entre sus mascotas.

—Al parecer no quieren separarse —comentó el alfa, mirando en dirección a donde habían ido los perros.

—Creo que no —el omega rió, sintiendo una calidez en su pecho.

—¿Los buscamos o los dejamos? —MinHo se volteó y miró al omega, con una mirada que hizo que el corazón de Felix latiera un poco más rápido.

—No lo sé. ¿Qué prefieres? —Felix se sintió un poco nervioso, pero no podía evitar sentir una atracción hacia el alfa.

—¿Tienes algo que hacer? —Felix negó. —Entonces podemos esperar hasta que decidan irse —Felix rió, sintiendo que la noche se estaba volviendo más interesante.

—¿Y mientras tanto? —el omega lo miró, con una mirada que reflejaba su interés.

—Podemos hablar —Felix asintió sonriendo, sintiendo que la noche prometía ser especial.

Ambos se sentaron en un banco no muy lejos de donde habían estado antes. La noche se estaba acercando y ninguno de los dos se había percatado de eso, ni tampoco de que sus mascotas estuvieran junto a ellos. Layla y el labrador se habían acurrucado a sus pies. MinHo y Felix se miraron, riendo, y sintieron que la noche se estaba volviendo mágica.

—Debería volver, ya está oscureciendo —dijo el omega, mirando hacia el cielo. No quería que la noche terminara, pero sabía que debía volver a casa.

—¿Quieres que te acompañe? —Preguntó el alfa, haciendo que ambas mascotas ladraran al mismo tiempo— Ellos están de acuerdo —Felix rió, sintiendo que la noche no podía terminar así.

—De acuerdo —Ambos se levantaron de su lugar y se fueron en dirección a la casa del omega. Caminaban en silencio, pero la atmósfera entre ellos era electrizante.

—Al parecer no vivimos tan lejos —comentó el alfa, cambiando de tema. Sin embargo, Felix no podía evitar sentir que MinHo estaba buscando una excusa para prolongar su paseo.

—¿Tú dónde vives? —Preguntó el omega, curioso.

MinHo señaló la casa de enfrente a la del omega— Allí.

Ambos rieron, la puerta de la casa del omega fue abierta y ambas mascotas entraron corriendo al interior de la casa. Felix sintió un pequeño pinchazo de tristeza al ver a Layla entrar, pero sabía que lo volvería a ver.

Felix miró a su hermano menor, el cual rió al ver a ambos perros entrar corriendo.

—Hola —Saludó JeongIn con la mano al mayor.

—¿Cómo estás Innie? —Félix miró a MinHo con cierta confusión— Digamos que él y mi hermano se llevan muy bien.

—¿Tú eres el hermano de SeungMin? —Preguntó Felix, algo confundido.

—Sí —Rió— No sabía que eras el hermano de JeongIn.

—Ni yo que tú eras el hermano de SeungMin —Ambos rieron, sintiendo que la noche había estado llena de sorpresas.

—Si ya dejaron de coquetear —Habló SeungMin— Papá me llamó preguntando dónde estabas —Miró a su hermano.

Ambos mayores rieron por las palabras del menor, haciendo que el omega se sonroje levemente y el alfa riera por eso.

—Bien, vamos Seunggie —Habló MinHo.

Ambos se despidieron de Felix y JeongIn y se fueron a su casa. Felix sintió un vacío al verlos irse, pero sabía que había encontrado algo especial en esa noche.

—Si yo fuera tú —Habló JeongIn luego de cerrar la puerta— Me iría a duchar, hueles mucho a MinHo —Felix se sonrojó y rió, sintiendo que la noche había sido mágica.

—Si yo fuera tú —Habló SeungMin mirando a MinHo antes de entrar a su casa— No hubiese marcado territorio sobre Felix de esa manera —MinHo rió, sintiendo que había encontrado algo especial en Felix.

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