El Terror ha regresado (Cancelado)

3.

No se quedó mucho tiempo ahí parado.
Se dio cuenta de que tenía un cuchillo entre las pocas cosas que había logrado recolectar desde el momento que estaba ahí adentro.
Esa era su única arma para entonces.
Sus ojos pesaban, estaba muy cansado, se vio en una mitad de un espejo que estaba semi quebrado.
Vaya... Si que tenía ojeras, al parecer la cama de esa habitación era la más "limpia" de cierto modo, a comparación de las otras habitaciones.
Se acostó en ella, se cubrió con las sabanas y decidió que era mejor dormir. Al fin y al cabo, esa alimaña que había visto afuera por medio de la ventana, quizás era parte de su imaginación, ¿cierto?

[...]

Habían pasado varias horas, finalmente amaneció, pero no salieron tanto los rayos de sol tan esperados.
Jake se despertó y se sentía mejor, se relajó aún más, al ver que ya había amanecido.
Ahora bien, ¿qué hacer ahora?
Se levantó de inmediato, aunque aún estaba algo somnoliento.
Bajó las escaleras y vio la cocina de la casa, se introdujo en ella y observo con pausa.

Abrió la refrigeradora, no había nada importante, estaba casi que vacía.
En medio de la cocina había un plato con algo que se pudrió, olía bastante mal.
Jake expresó con si rostro el asco que esto le producía, sí, no había comida.
Abrió uno de los estantes y sacó un vaso de vidrio, lo llenó con agua del grifo y bebió a sorbos, su boca no estaba tan seca como era de de esperar, pero sí tenía hambre, de igual manera, el agua podría calmarle un rato.

[...]

Siguió registrando toda la casa, ya que no se atrevía a salir afuera...
Ciertamente, el bicho de anoche le había hecho pensar que era mejor mantenerse dentro de la casa todo el tiempo que fuese posible, en cambio, afuera en el exterior podría estar ese bicho raro y muchos más... Pero... Nah, sólo era su imaginación (o al menos... Eso creía nuestro Jake).

Encontró una mochila, algo útil por lo menos.
Introdujo todo lo que pudo encontrar necesario para llevar en cualquier caso.

--¿Será bueno salir?... --Pensó Jake dentro de sus pensamientos. ¿Sería posible que hubiese alguien allá afuera a parte de él?
Sus pensamientos iban y venían a mil por hora y no se detenían.