1: ¡Mamá!

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—¡Cariño, vas a llegar tarde a la escuela!— hoy comienzo con el infierno al cual casi todos llaman: Escuela, me peiné con los dedos y me puse las zapatillas blancas que había limpiado hace unos momentos.

—¡Ya voy mamá!— tome la preciosa pastilla que me protegía todos los días desde que me presente como un Omega, recuerdo que mi madre me había encerrado en el cuarto.

—Hijo, tu aroma es muy fuerte, no puedes salir por estos días.— en ese momento me di cuenta de que tenía un pequeño problema con el olor que yo desprendía, era más fuerte que el de otros omegas "normales" como yo los llamaba, todos los días debía tomar una pastilla para controlar el olor y evitar que cualquier alfa tonto me marqué.

Era una relación amor-odio con los supresores ya que sabían fatal pero me protegían, por así decirlo, al igual que con mi mejor amigo JiMin, a veces llegaba a ser tan molesto que no lo quería ver ni en pintura, pero me había salvado de muchos problemas.

Hace unos momentos me levante esperanzado con que despertara en Busan pero por ahora eso no podría ser, mi padre encontró un trabajo aquí, en la cuidad de Seúl, como odiaba cambiar de escuela y más si eso significaba dejar al único amigo que me entendía, al menos JiMin me prometió que vendría a visitarme cuando pudiera.

—¡Kim Taehyung!— puse algunos supresores en mi mochila y salí corriendo de mi habitación, baje las escaleras con miedo de caerme pero si hacía esperar a mi madre unos minutos más se enojaría mucho.

El olor a café se percibía en toda la cocina, junto con el de huevos revueltos, al costado del café había un vaso de jugo. Me acerqué y le di un abrazo a mi queridísima madre para después tomar el café que mi mamá preparaba en las mañanas, parecía que solo hubiera puesto agua y 5 cucharadas de café, sin ninguna pizca de azúcar.

—¿Papá ya se fue?— me senté en una de las sillas de la mesa, mi madre también trabajaba pero de turno tarde, prácticamente estaría solo en toda la tarde.

—Si, hubieras visto su cara, creo que tenía demasiados nervios por su nuevo trabajo.— se rió mientras dejaba de lavar los platos hoy venia a hacerme un poco de compañía.

—No es correcto que te burles de mi padre, tú esposo.— la regañe con un poco de gracia pero me estaba poniendo nervioso, ≪ mamá, también es mi primer día de escuela, ¿crees que me siento feliz? ≫ pensé mientras ella se reía y tomaba un poco del café caliente.

—¿Cuando me darás nietos?— me atore con el delicioso jugo de naranja, mi madre cada vez que podía me pedía que encontrase un alfa y que a su vez le diera hermosos nietos que se parezcan a mi.

—Mamá, ya hemos hablado de eso, bueno tú me obligas a decirte que muy pronto pero sabes que no es verdad, recién tengo 17 años.— termine de tomar el jugo.— no vuelvas a preguntármelo, adiós.— me paré lo suficientemente rápido para que no tenga tiempo de seguir hablando del tema más incómodo que solo a ella le parece normal.

—Pero hijo, tienes que encontrar pareja.— me persiguió hasta la puerta en donde me quede quieto para finalizar una de las tantas conversaciones que ya me había dado.

—Quiero terminar la escuela, después te daré todos los nietos que quieras.— voltee los ojos y le di un beso en la mejilla, cerré la puerta dejándola a ella dentro de la casa, donde no me puede incomodar con los temas de conversación tópicos de cuando estamos solos: nietos, sexo, alfas, cómo conoció a mi padre, etc.

Hablar con mi madre es como hablar con una chica de 15 años, una chica que le cuenta a sus amigos cómo hacer muchas cosas que tú deberías, o sería mucho mejor, descubrir por tu propia cuenta.

Ya estaba llegando a la parada de buses y justo uno se veía a lo lejos, un par de chicos y un señor estaban parados a mi costado esperando la llegada de, quizás, el mismo bus.

—¿Joven, me podrías decir la hora?— el señor que mencione hace unos segundos comenzó a hablarme. Su voz ronca me dio un poco de miedo pero me tranquilicé cuando observé una sonrisa en su rostro.

Mire mi reloj y dije.—Son las 7:21.— le dediqué una sonrisa, era un beta, en su cabello habían algunas canas y vestía formal.

—Gracias.— se alejo, parece que no estaba esperando ningún bus, el cual paró al frente mío y abrió sus puertas dándome paso.

Entre, busqué algún asiento vacío pero no encontré ninguno, omegas con bebés en brazos, chicos y chicas en camino a la escuela y niños haciendo ruido.

Me quede parado al costado de un asiento en el que se sentaba un alfa con audífonos, masticaba un chicle que, a juzgar por el color, era de menta. Se volteó hacia mi y me miró con una sonrisa, se quitó un auricular y la música se escuchó hasta donde yo estaba, ≪te vas a quedar sordo.≫ aunque no era cierto, igual me parecía un poco exagerado.

—¿A que escuela estás yendo?— el chico comenzó a hablarme, le dirigí la mirada y cuando vi que comenzaba a olfatear el ambiente supe que mi olor le había llegado.

—Esta cerca de mi casa.— no quería dar información a cualquier desconocido, se notaba que no era de mi edad, miré al frente y noté que ni escuela ya estaba muy cerca.

Y, justo cuando estaba pasando ese momento incómodo en donde una persona se te queda mirando fijamente, el autobús paro en frente de la escuela y yo baje lo más rápido que pude. Camine con las manos en las correas de mi mochila y fui directo al lugar en donde estaba la secretaría, me entregarían mi horario, no sabía que clase de compañeros tendría en las clases y menos si me tratarían como en Busan.

En mi antiguo colegio lo único bueno era Park JiMin, lo demás era frustrante, todos los días me molestaban por el maldito problema de mi aroma, vainilla, tan llamativo para las hormonas de los tontos alfas. JiMin me había salvado de unos estúpidos que se dejaron llevar por sus instintos y quisieron reclamarme como suyo, no quiero que se repita.

Quiero enamorarme y que el hermoso alfa me cortège, quiero ser especial para él y no solo un omega más con el que puede traer cachorros al mundo.








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¡¿Hola, cómo están?!







¡El primer capítulo!

Que bien, ¿no?
:D

Voz de Alfa ᴴᴼᴾᴱᵛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora