3.Jung Hoseok

645 101 4
                                    


Cerré mi cuaderno, sin nada escrito, y lo puse en mi mochila, parpadeé muy rápido para poder salir de mi ensoñación. Ya no había nadie en el salón, todos se fueron lo más rápido posible para ir a comer.

"Vamos, deja de pensar en ese rubio" Me regañé a mí mismo y me colgué la mochila en mi hombro derecho, no pesaba tanto como antes, quizás sea por lo distraído que me tenía el rubio.

"Los dos sabemos que no podrás, te gusta."

Era cierto, mi lobo tenía razón, pero nada más era una atracción momentánea, además ni siquiera sabía si era alfa, beta u omega. Bueno él no podría ser un omega, yo creía haber olido a menta cuando pasé a una distancia razonable de él.

Era tan fresco, y hubiera podido hasta ser embriagador, pero no lo había podido olfatear como yo quisiera.

"Cállate" caminé hasta la puerta y encontré a mis hyungs al frente, apoyados en la pared mientras esperaban a que saliera de la clase.

Avancé y me acerqué a ellos, todos los alumnos caminaban por todas partes yendo a diferentes partes del edificio, el bullicio no me dejaba pensar con claridad ni escuchar lo que Jin me quería decir así que me tomó del brazo y me jaló hasta llegar al baño, las voces se disiparon y al fin pude escuchar a mis hyungs.

—Te decía que me acompañarás al baño.—se humedeció el cabello y lavó las manos, me acerqué a él y le sonreí.

Sus facciones eran perfectas, y mi autoestima se sintió un poco afectado, pero no podía enojarme o ponerme en modo envidioso, él era hermoso y no era su culpa, la voz ronca de su alfa sonó atrás de nosotros asustándome un poco por la pronta aparición.

—Cariño, tengo hambre.—abrazó la cintura de su compañero y depositó un sonoro beso en su mejilla, me gustaría estar en una situación así, dejar que me mimaran y recibir todo el amor que me pudieran dar.

No contaba con que se pondrían más cariñosos de lo normal y de pronto el olor a eucalipto con tierra mojado me golpeó como si fuera una patada, mi cabeza dio vueltas y mis sentidos se bloquearon.

—A-amor.—Jin me miró con un sonrojo en el rostro y Namjoon solo atinó a gruñir con recelo mientras olfateaba en cuello de su pareja con esmero.

—Jin, vamos a casa.—su voz sonó demandante sin llegar a dar miedo, pero mi hyung acató la orden mientras pasaban frente mío, los labios de Jin hyung se movieron diciéndome: Adiós, asentí y me apoyé en la pared que estaba junto a la puerta.

Namjoon hyung había entrado en celo justo ahora, ya no tenía con quien ir a la cafetería, es más, ni siquiera sabía dónde quedaba ese lugar, mi cerebro comenzó a trabajar y pensé "todos están yendo para allá así que solo siguelos".

Abrí la puerta y el oxígeno llenó mis pulmones reemplazando el olor al alfa de Jin hyung, algunos chicos caminaban juntos hacia la derecha y solo los seguí con las manos en las correas de mis mochilas.

Se internaban por los pasillos, pero en ningún momento sentí que me acercaba al lugar a donde quería ir, sentía que me alejaba cada vez más, paré rápidamente y decidí caminar hacia atrás para volver al baño de dónde venía.

No reconocía ninguna parte del lugar, no había nadie ni nada más que solo las paredes pintadas de azul con blanco y algunas puertas con los números de las clases.

Escuché voces acercándose poco a poco y mi cuerpo se relajó, pues estaba tenso al no poder encontrar a nadie ni poder pedir ayuda, mis nervios se dispararon de un momento a otro al ver al grupo de mi aula, Jeonghan y sus compañeras, amigos, colegas, lo que sean, se acercaban riéndose entre ellos.

Corre.

Mis piernas no hicieron caso, estaba muy asustado, mi cerebro se quedó en blanco al igual que mi piel, cuando uno de los integrantes me vio, me señaló con su dedo con una sonrisa de lado y los ojos oscuros, por poco me desmayo pero el susto pudo conmigo y me obligó a quedarme quieto justo en donde estaba, me sentía pequeño y débil ante ellos, cuando estuvieron lo suficientemente cerca de mí, me acorralaron contra la pared, todos oliéndome como perros hambrientos.

—Precioso, por fin solos.—todos rieron, y el líder se acercó hasta mí, sumergió su rostro en mi cuello, mis manos querían golpearlo, pero estaban sujetas a la pared por los demás chicos, tenía miedo de que pasara lo que no quería, mis piernas no me respondían cuando sentí su lengua pasar por mi piel y lo único que sentía era repulsión.

— ¿Qué están haciendo? — esa voz no la conocía, estaba seguro de que no era parte del grupo de idiotas que se encontraba molestándome, era muy profunda y me causó escalofríos.

— ¡Vete! — gritó y gruñó contra mi piel, pero yo grité pidiendo ayuda, no sabía si me iba a ayudar, pero no perdía nada en intentar.

—P-por favor— mis ojos permanecían cerrados para poder minimizar el miedo, pero no funcionaba, las palabras salieron junto con una lágrima que no pude mantener dentro.

—Aléjense, déjenlo— no gritó ni nada, creo que no funcionaria.

Abrí los ojos y divisé como los compañeros de Jeonghan le tocaban en hombro mientras miraban atónitos hacia donde provenía la voz, no pude voltear porque el depravado seguía en mi cuello, pero al escuchar que se trataba de un tal Jung Hoseok el valiente que quería molestarme aún más se fue con la cabeza gacha.

Todo había pasado muy rápido, ya no había nadie lamiéndole el cuello o tan siquiera oliéndome; eso creía hasta que logré verlo, el chico rubio que tanto me tenía distraído.

—G-gracias...— me limpié la saliva que tenía en el cuello con mi manga, hice una pequeña reverencia, justo cuando le iba a preguntar él se acercó hacia mí y olfateó.

—Ya me preguntaba yo porqué olía tan bien.—sus ojos eran oscuros, no transmitían nada, se paraba con las manos en los bolsillos y su mirada estaba clavada en mí.

—Y-yo..— quería irme y lo iba a hacer, por fin sabía el nombre del chico rubio, pero no quería que pasara lo mismo que antes.

—Quédate aquí— "No" había usado esa voz, bajé la cabeza y mi cuerpo obedeció, en ese momento mi lobo se había apoderado de mí y me había puesto totalmente sumiso ante él.

—S-sí.— se acercó a mí, y olfateó un poco, sus ojos se cerraron y me agarró por la cintura para acercarme más, se sentía bien estar en sus brazos, sus dedos acariciaron mi piel cubierta de ropa.

—¿Acaso te estás excitando, cachorro?— "Demonios", era cierto, me encantaba que me acariciara, sin darme cuenta había dejado de respirar por la nariz y había empezado a hacerlo por la boca, dejé de hacer tal cosa y pude olerlo, menta con café, un alfa espectacular, deseaba enterrarme en su cuello y no salir más.

Mío.

"¿Qué pasa conmigo?" él no podía ser mi alfa, aunque sentía que lo era, me alejé de él lo más rápido que pude cuando volví a mis cinco sentidos, los miré con los ojos brillosos y el gruñó al separarse de mí.

—Te quiero ver después de clases.— lo hizo otra vez y no me quedó de otro que asentir mientras agachaba la cabeza.

Se alejó y por alguna razón quería correr detrás de él

Voz de Alfa ᴴᴼᴾᴱᵛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora