Viviendo con mi mejor amigo (Roomie 1)

Parte 27 - Te extraño

Gracias a Dios no habíamos sabido nada de Karl. Ana igual que toda la vida, estaba indiferente.

-Tienes que comer Ana.

Yo la miraba desde la silla frente a su cama de hospital. No sabía por qué y tampoco quería darle muchas vueltas al asunto, pero había estado viniendo estos últimos días con ella.
Pero Ana no me había dicho ni una sola palabra. Los primeros días me trataba de echar, y ahora solo me ignoraba. Tampoco había preguntado por Karl y eso era algo bueno.

-¿Sabes? A veces me sigo preguntando qué te hice.

Ana estaba mirando hacia la puerta.

-Sí, soy una mierda de persona. Ya puedes largarte.

Me sorprendía la facilidad con la que insultaba a los otros y a si misma.

-Ana, nunca te pregunté. ¿Por qué dejaste México, qué pasó con tu madre, y con...
No pude terminar la frase porque volteo hacia mí hecha una furia.

-¡Lárgate! ¡Lárgate!, ¡no tengo porque contestar nada! Ya tienes tu vida hecha. Sí soy una maldita, pero ya puedes librarte de mí gracias a tu padre.

La miré desconcertada y confundida. Jamás en mi niñez habíamos hablado sobre el pasado de Ana. Pero su rostro de ahora lleno de lágrimas y furia me decía que tampoco era algo que le interesara.

-Te juro que en otras circunstancias me habría ido. Pero no, mierda ¡no tengo la puta culpa que estés desquiciada y me grites como una loca! ¡yo también quiero una mamá! - mis lagrimas comenzaron a derramarse por mis mejillas, me levanté de la silla - ¿qué mierdas te hicimos mi papá y yo para que nos trataras así? ¿acaso alguna vez él te... pegó o te hizo algo malo?

La mirada de Ana era indescifrable.

-Es momento que te vayas Rose.

Eso fue lo ultimo que dijo para luego volver a mirar a la nada. Sorbí mi nariz y limpié mi lagrimas. Tomé mi bolso y me dispuse a salir.

-Rosa.

Voltee con mi corazón hecho un vuelco. Hacia tantos años que ella había dejado de llamarme en español así.

-No hables así de él - dijo, y sabía que se refería a papá.

-¿Por qué mi escritorio parece mesa de restaurante? - pregunté viendo a Andy.

Todo m escritorio estaba lleno de sus frituras.

-Es que no desayuné - contestó con medio chocolate en la boca.

-¿Y mi pobre mueble qué culpa tiene? - comencé a tirar la basura.

-Uy parece que a alguien no se la han cogido.

Desde el día de la cena, Cris y yo no habíamos tenido mucha interacción. Nos habíamos saludado y tratábamos de hablar sobre eso, pero ninguno daba su brazo a torcer. Sabía que era algo malo y que estábamos alargando algo más de lo debido, pero ya tenía suficientes cosas en la cabeza del trabajo, y por lo poco que había hablado con él, también tenía mucho trabajo. Había viajado al extranjero ya que estaba haciendo nuevos negocios aparte de los que tenía con su padre, así que estaba feliz por él.
-Ya tenemos los lineamientos de exportación - dijo una de las chicas que se encargaba de eso.

Asentí y saqué mi cuadernos de bocetos. Hoy tenía una junta con nuevos diseñadores que se habían integrado a la marca. Así que el trabajo que teníamos Andy y yo era bastante.

-¿Dónde están los nuevos maniquíes que pedí? - pregunté viendo a toda la gente caminando de un lado a otro.

-Rose, hoy también vendrá el editor de la revista para las fotos de la nueva colección.