Parte 16 - La cena

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Me desperté notado unos suaves besos sobre mi cuello.

Reí —Buenos días.

Cris no me contestó y siguió besando mi cuello, sus besos comenzaron a bajar por mi clavícula, el valle de mis senos y mi abdomen.

—Cris — gemí cuando su boca llegó a mi parte sensible.

Él alzó su vista y me miró pícaramente, pero siguió lamiéndome.

—Carajo — alcé mis caderas cuando metió su lengua en mí y comenzó a hacer círculos con su mano en mi parte rosada.

Empujé su cabeza hacia mí, mi respiración comenzaba a descontrolarse al igual que las palabras que salían de mi boca. La lengua de Cris fue remplazada por sus dedos, haciéndome gemir en alto.

—Rose — dijo mordiendo la carne de mis muslos — eres tan suave.

Apreté las sábanas blancas a mi lado, desplomándome sobre el colchón. Mi pecho subía y bajaba. Había llegado al orgasmo solamente con sus dedos.

— ¿Lo disfrutaste? — preguntó levantándose de la cama, y abriendo su cajón de la cómoda.

Lo seguí con la mirada, observando su trasero redondo desnudo ante mí. Se puso al borde de la cama mientras desenrollaba el preservativo a lo largo de su grande miembro, deleitándome.

—Cris — dije mirándolo.

Él sonrió, tomándome de los tobillos llevándome hasta el borde de la cama, y con una mano tomando su miembro, dirigiéndolo hacia mi entrada — Espero que no hayas creído que acabamos.

—Ah — gemí cuando entró en mí.

Me tomó de las caderas, y sin piedad, comenzó a arremeter contra mí. El único sonido en la habitación era el de nuestros cuerpos desnudos chocando.

Cris se acercó a mi boca, besándola salvajemente con deseo. Yo traba de seguirle el ritmo pero era imposible.

—Estás... — me aferré a sus hombros, y él me alzó de la cama. Haciendo que lo rodeara con mis piernas alrededor de sus caderas, entrando todavía más profundo en mí — estás... muy adentro.

Cris entraba y salía de mí, ferozmente, tomándome del trasero sin tener escapatoria.

—Tu cuerpo se aprieta a mi alrededor como si lo hubiera extrañado — dijo mientras mordía el lóbulo de mi oreja. Comenzó a caminar, todavía estando dentro de mí.

Sentía que con cada pasó más que daba, podía morir en cualquier segundo ante la sensación tan gigantesca que sentía en mi interior — Cris — gemí, y sentí el vidrio frio contra mi espalda. Volteé y vi el enrome ventanal de su habitación contra mi espalda —nos... nos pueden ver — pero Cris solo volvió a entrar profundamente dentro de mí.

—Amor, tienes que pedirlo con más fuerza — dijo y volvió a penetrarme.

Tomé su rostro, besándolo y metiendo mi lengua en su boca, así como él me había enseñado. Pude oír un ligero gemido de su parte. Una sonrisa se formó en sus labios contra los míos. Caminando nuevamente hacia la cama.

—Rose — dijo mirándome con una sonrisa y me penetró haciendo que levantara mis caderas y pegara más mi trasero contra él, dejándolo que fuera tan profundo como él quisiera — quiero que abras los ojos.

Hice lo que él me pidió y pude ver una sonrisa en él. Alzó una mano, metiéndola en mi boca, y yo succioné su dedo índice robándole un gemido. Cuando la sacó, comenzó a bajar su dedo desde el valle de mis senos hasta mi abdomen.

—Quiero que veas, hasta dónde llegó en ti — presionó levemente mi estómago haciéndome gemir en voz alta y sonrió.

***

Viviendo con mi mejor amigo (Roomie 1)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora