El Es Mi Leon (Terminada)©

capitulo 3

De puntillas a través de la ventana...
De acuerdo, ella no estaba dirigiéndose de puntillas a ningún lado. Era  algo más como precavidamente espeluznante, con movimientos  fríamente calculados. Además, a ella no le estaban dando una ventana de escape,  porque no había ninguna. El cuerpo completo de Maya lastimaba pero en una muy  buena y nunca mala (dame mas) manera. Wow. Alex realmente podía follarse a una  chica estúpida. Tres veces cuando todo estaba dicho y hecho. Ella nunca había estado con un chico con esa resistencia y él le habría dado más si ella no le hubiera dicho
que le rompería la vagina. Pero entonces, Alex no era un hombre ordinario.
¿Seriamente.?
Por supuesto, después de que la hubiese "roto", él tenía que disculparse,
bajando hacia ella una vez más antes de dejarla inconsciente por tanto follársela.
No es que ella se estuviera quejando. Maya sabía que debía necesariamente reunirse  con Gina antes de la siguiente orgía felina y para entonces, Alex podría ser un
material de dos noches. ¿¿Yum.??
Maya se movió hacia el borde de su lado de la cama, sus ojos y su atención enfocados
en el pedazo de gato junto a ella. Ella se sorprendió cuando él no se movió, cuando se
desenredó de la cama. En dos sacudidas saltó del colchón, aterrizando con un-no-
tan-elocuente y suave golpe. Tan rápida como un conejo afelpado ella sacudió su
cabeza hacia arriba y dio un respiro de alivio cuando vio que el aún estaba dormido.
Aw, Alex se veía tan lindo, con la almohada abrazada a su pecho y la nariz enterrada
en la tela de la misma.
De acuerdo, suficiente. Ella tendría que comenzar a moverse.
Sonidos distantes de gente removiéndose abajo en el club se filtraron por las
escaleras y llegaron a sus oídos, lo cual para ella significaba que debería moverse
fuera de la tierra inclínate-chica-inclínate-inclínate e irse al mundo real. Ella sólo
necesitaba pasar por el camino de la vergüenza y entonces estaría libre en casa.
Mirando a Alex ella cuidadosamente tanteo por el cuarto y tomó una camiseta del club del closet. Una mirada rápida dentro de su guardarropa le dio un nuevo par de  pantalones deportivos. Maldita sea, ella oraba por que le quedaran.  Maya se deslizó dentro de la vestimenta del camino de la vergüenza  apresuradamente elegida y entonces tomó sus zapatos y su bolso. 

Ella ni se molestó en tratar de conseguir los restos de su vestido y sus bragas. Sin duda alguna, eran una causa perdida. Se movió tan silenciosa como un ratón a través del cuarto... 

Heh. Ratón. Y él era un gato. Ella casi resopla. Maya llegó hasta la puerta de la
oficina y se metió en la parte principal del club sin que Alex se hubiese dado cuenta.
¡Punto para Maya!
Sintiéndose extrañamente triunfante se detuvo de pie en el piso principal con
un solo destino en mente. La puerta de enfrente, ¡al rescate!

Excepto...

Excepto que dos fuertes brazos la agarraron por atrás, la envolvieron por la cintura y la pusieron contra la pared, un cuerpo firme, una polla dura se anidaron a  lo largo de la curvatura de su trasero. 

Pero no era Alex. Ella tironeo su nariz... oh no, el no olía como Alex y no había
ninguna pista del hombre con el que había pasado la noche alrededor de ella. En una
parte de ella sonó una campanilla porque había otro hombre tocándola.
Maya se revolvió, trato de liberar sus brazos de los que la mantenían cautiva y
su desafío se encontró con un bajo gruñido, el profundo, penetrante sonido
reverberando a través de ella. 

"Aguanta nena. Estoy sufriendo por otro round. Uno para el camino". 

El extraño se inclinó hacia adelante, olfateó su cuello de forma muy similar a
como Alex lo había hecho la última noche, pero no tenía la misma dulce sensación.
Eso de verdad le hizo rechinar los dientes. El hombre se estiró y le palmeó un seno,
siendo la camiseta que ella vestía lo único que lo detenía de tocar su piel. Dios, olas
de repulsión la invadieron, la mera idea de que alguien además de Alex la tocara
debajo de la camiseta, que la tocaran piel con piel era suficiente para hacerla ponerse
en modo ninja-da-palizas al trasero de él.