PROLOGO

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LOS VIAJEROS DE LA CONSTELACION DEL DRAGON

TERCERA PARTE

EL LIBRO DE XIAOMEI

"Yo soy Xiaomei y vengo a dar testimonio de la vida, martirio y muerte de EVA. Y Aconteció en el séptimo mes del año 200 después de la gran peste.  Llegó Nuestra Madre Eva para liberar al mundo."

Del libro de XIAOMEI,  1.1


           

Xiaomei y sus hermanos habían caminado por días buscando agua y comida junto con los demás de su aldea. Sus padres habían muerto el día en que cayó el artefacto de los hombres del cielo. Xiaomei ignoraba qué extraña maldición se había cernido sobre ellos. La guerra en los cielos le pareció un mal presagio. Los bosques y prados en donde acostumbraban recolectar comida habían quedado destruidos y los animales huido. Ni siquiera quedaban ratas de campo que comer, ni perros salvajes que cazar.

             Ayer había logrado conseguir algunas raíces e insectos para dárselas a sus hermanos, pero también comenzaron a escasear. Al parecer el artefacto había contaminado toda la zona, pues las plantas habían comenzado a marchitarse también. Incluso el agua de los riachuelos se tornó turbia y amarga. Le preocupaba la pequeña Pearl quien apenas tenía un año de nacida. No había podido encontrar comida adecuada para ella.  Xiaomei y los demás sobrevivientes de la aldea decidieron caminar hacia el sur, alejarse lo más posible de la zona de guerra de los hombres del cielo. Nadie sabía que existía más al sur. Algunos decían que lo habitaban los adoradores de la muerte, otros, seres diabólicos creados por los hombres del cielo, pero otros pensaban que había campos fértiles para cazar y sembrar.  Onna, una de las ancianas del pueblo señaló que podrían buscar el monte dragón, el lugar en donde el profeta Ezequiel subió al cielo. Así que todos se encaminaron hacia ese mítico lugar.

Después de un par de semanas de caminar por senderos y cañadas, el grupo se percató que sería difícil alejarse de la guerra de los hombres del cielo. Las batallas continuaban crudas y sin descanso en el cielo con sus máquinas voladoras.  Varias zonas estaban deforestadas e incendiadas como resultado de las batallas por lo que siguieron caminando hacia el sur. A Xiaomei le dolían los brazos de tanto sostener  a la pequeña Pearl. Algunos de los hombres le decían que la dejaran, pero Xiaomei se oponía firmemente a dejarla morir. Era una pequeña bebé y ahora que sus padres habían muerto ella era la responsable. Una tarde vieron a lo lejos como era atacada una edificación de los hombres del cielo con máquinas humanoides. Todos los del grupo temblaron de miedo. Tuvieron que esconderse durante bastante tiempo hasta que todo terminara con una gran explosión. Xiaomei tuvo que calmar a sus hermanos, sobre todo a los más pequeños que con cada estallido se abrazaban aterrorizados.

Más tarde encontraron un pequeño charco. El agua, aunque un poco turbia, parecía no estar contaminada con los desechos de la guerra de los hombres del cielo. Todos bebieron y limpiaron sus rostros. Los hombres decidieron pasar la noche ahí. Esa noche tuvieron un encuentro con otro clan. Provenían de una aldea más al oeste de la suya. También habían huido pues su ganado había muerto por el agua contaminada.  Las lluvias tenían meses que se habían alejado. Ambos grupos se confrontaron con recelo, a lo que le siguieron varios minutos llenos de tensión. Los miembros del otro clan imploraban que los dejaran tomar un poco de agua, mientras los hombres de la aldea de Xiaomei permanecían firmes en su postura. Cualquier gesto podría ser malinterpretado y desatar una lucha que en esos momentos era indeseable para ambos bandos. Por fin Onna ablandó alguno de los hombres y los convenció de que permitiera que algunas pocas mujeres llenaran sus recipientes con agua del charco. Hecho lo anterior, los miembros del otro clan siguieron su camino.

El lugar donde acamparon estaba enclavado en un pequeño valle rodeado de algunas plantas y rocas. Xiaomei ignoraba si realmente caminaban hacia el sur, pero algunos hombres decían que se guiaban por las estrellas. Después de dormir a sus hermanos y a los demás niños que los acompañaban, Xiaomei rezó pidiendo lluvia y comida. Xiaomei nunca había recibido alguna enseñanza religiosa pero al ver la inmensidad del cielo nocturno no podía sino percibir que existía un poder más allá de su imaginación que regía todo lo que le era conocido. Xiaomei durmió profundamente esa noche envuelta en agitados sueños. Despertó al escuchar el sonido opaco de una cabeza al caer y  rodar por el suelo. Varios hombres rapados y con la cara pintada atacaron a su grupo matando a los pocos hombres que se les resistieron. Xiaomei junto con el resto del grupo fue atada y llevada prisionera junto con muchos otros más. Pudo reconocer a miembros del clan que se habían encontrado horas antes. También habían sido capturados.

Varias mujeres comenzaron a sollozar. La razón era porque los hombres que los capturaron eran adoradores de la muerte y lo más seguro es que todos morirían en un monstruoso ritual para luego ser devorados. Instantes después varias personas fueron separadas del grupo, entre ellas la pequeña Pearl. Xiaomei gritó lo más que pudo pero solo recibió una bofetada. Sabía lo que le esperaba. Los adoradores de la muerte también tenían hambre y esperaban darse un banquete con la pequeña Pearl y los demás que apartaron. Xiaomei cerró los ojos  y musitó una oración esperando que algo o alguien la escucharan.

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