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Zoé y los demás viajeros de la constelación del Dragón acamparon en un deforestado pero tranquilo páramo cercano a las inmediaciones del Monte Mitchell. Habían transcurrido casi cinco días desde que llegaron de Draco 1 y  no habían tenido tregua. Primero, en cuanto llegaron, Zoé junto con los otros miembros de la expedición se dedicaron a desmantelar el teletransportador, y hacerle ciertas adaptaciones que según los planos de su abuelo lo harían transportable; mientras tanto, otro grupo se dedicó a buscar rastros de Dimitri sin éxito.  Encontraron un viejo aerodeslizador varado en medio del desierto, pero sin indicios de Dimitri. Después detonaron explosivos en todo el laboratorio, no sin antes abastecerse de refacciones para la nave de Rostchild. Afortunadamente Zoé recordaba las coordenadas en donde habían escondido la nave.  Caminaron por varias horas pues tuvieron que desviarse para evitar la zona urbana en donde habían sido atacados por última vez.  Para Zoé y Paco parecía que había pasado poco tiempo desde su viaje hasta Draco 1.  Sin embargo, los demás miembros de la expedición tenían un semblante sombrío al ver como se había transformado la Tierra en casi doscientos años.  Mientras reparaba la nave, Zoé escuchaba los relatos de Sally y Diego acerca de cómo era la vida antes del colapso y sobre todo como vivieron los últimos días del planeta. El escuchar cómo era la vida en la Tierra antes de que todo se viniera abajo la distraía de pensar en Adam y su paradero. Escuchó la historia de amor de ciertos amigos de ellos: Rui y Maya. Sintió compasión por él, pues al igual que ella estaba separada de su amado.  Los antiguos guerrilleros rememoraron su vida antes de la revolución, incluso le contaron a Zoé sus nombres de guerrilleros: "Medusa" "Bestia y "Sagrado": Luego le preguntaron a Zoé cuál nombre le gustaría usar de guerrillera. A lo que ella respondió secamente: "Eva" pues recordaba que su abuelo le había revelado su verdadero nombre antes de partir hacia la Tierra. Durante ese tiempo no vieron escaramuzas entre las facciones de Heylel y Stevenson por lo que tenían esperanzas de que pudieran cumplir su  misión tranquilamente.

Pensando en algún lugar para esconder el teletransportador, todos coincidieron en que el mejor lugar podría ser el Monte Mitchell, además de que Zoé les explicó que un lugar con altura les ayudaría a mejorar la recepción del mismo.  Así que viajaron hacia sus inmediaciones. Planearon a baja altura para evitar ser detectados por los patrullajes robóticos.  Abandonaron la nave a varios kilómetros de Monte Dragón para evitar ser detectados por patrullas de Stevenson o de Heylel y luego caminaron todo un día para acercarse hasta la zona montañosa. Conforme se acercaban a Monte Mitchell notaron que había más árboles, aunque una gran parte de parte de ellos estaban secos, matorrales y durante las mañanas, un poco de niebla.  Durante ese tiempo no vieron signos de nativos "Probablemente están más al norte" Comentó Sally. Sin embargo, si encontraron varios indicios de la guerra: praderas y llanos quemados, afluentes de agua contaminadas con combustible de naves derribadas y robots destruidos. Zoé veía con atención todos esos lugares de los que alguna vez le había hablado Adam con la esperanza de poder asir algún recuerdo o alguna pista acerca de su paradero.

El grupo de viajeros era de lo más heterogéneo. Por una parte estaban los miembros de la comunidad de Ezequiel. Eran personas amables y humanas, pero no muy dados a la confrontación, su líder se llamaba Johnny. Por otra, venían algunos militares provenientes de las misiones Hermes y Argos. Eran tres: Irina, Travis y Roxana. Luego estaban los guerrilleros. Sally, Diego y Mohamed y por ultimo Zoé y Paco. Se percibía cierto recelo por parte de los guerrilleros hacia los militares. Aún los identificaban como parte del gobierno mundial, pero Irina se encargó de romper el hielo entre los grupos. Mientras Zoé y Paco comían sus provisiones en un rincón, Irina se acercó a ellos y comenzó a charlar despreocupadamente. Después Sally de unió a la conversación.

---Y... ¿Cómo es la vida en las colonias marcianas? Preguntó Irina a Zoé tratando de romper el hielo.

----Para mí además de aburrida era inmoral. Después de la pandemia y de la gran revuelta, todas las familias más ricas y poderosas del planeta se refugiaron en Marte. Ahí construyeron una sociedad en donde la mayoría son  ancianos, aunque, claro muchos de ellos han rejuvenecido artificialmente; los nuevos nacimientos son controlados y  programados para evitar un desequilibrio demográfico. Por ende es una sociedad en la que hay pocos jóvenes y por ende renuente al cambio. La vida transcurre en un microcosmos sumergido en el ocio. Nada de lo que pase o pasó aquí le importa. Es una sociedad sumamente egoísta. Sin embargo, no culpo a los marcianos de su conducta, pues la regencia siempre nos dijo que la Tierra estaba deshabitada y que aún no era segura. Ustedes son los primeros jóvenes de mi edad que veo en mucho tiempo.

EL LIBRO DE XIAOMEIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora