Capítulo 8

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Para el final del tercer periodo tengo tantas ganas de orinar, que juro que mi vejiga ha

alcanzado 5 veces su tamaño normal; está apretando todos mis otros órganos internos

en las remotas esquinas de mi cuerpo como una señora gorda en un subterráneo repleto.

¡Es sólo que no puedo ir a los baños! Son demasiado atemorizantes. El olor, los pedacitos

expuestos, la vergüenza. ¿No es lo mismo usar una caseta lo mismo que ir anunciando que

tengo que defecar? ¡Qué avergonzante! Sin embargo difícilmente puedo ponerme en fila con

los otros y sacar de repente mi calcetín.

Luego de muchas horas de aguantar, sin embargo, no puedo soportar otro segundo. Huyo al

baño con las rodillas juntas. A pesar de mi necesidad urgente de orinar, me paro en la puerta,

mi corazón latiendo fuerte. Un par de chicos caminan secretamente sacando cigarrillos de los

bolsillos de sus chaquetas; cuando me ven parada ahí mirando a la puerta, sus risas paran

abruptamente e intercambian una mirada.

Obviamente no puedo dudar ni un segundo más o despertaría sospechas. Doy un profundo

respiro y empujo. Creo que soy un poquito demasiado agresiva haciéndolo, porque escucho la

puerta aporrear contra algo sólido. Encogiéndome, me paro dentro y veo a Harry, mi

maravilloso compañero de cuarto, presionando la palma de su mano derecha contra su ceja.

-¡Scheisse! -grito, alarmada -. ¡Lo siento tanto!

Él sacude su cabeza como alguien que despierta de un sueño.

-Whoa. No esperaba que la puerta atacara. ¿Dijiste scheisse? -Cuando él saca su mano puedo

ver sangre en la parte superior de su cabeza.

-Oh no, ¡estás sangrando!

Examina su cara en el espejo, pero no da ningún comentario. Corro al lavabo, tiro una toalla

de papel del dispensador, y la mojo. Sospecho que esto no es muy masculino, pero se la

entrego de todas maneras, deteniéndome a mí misma de efectivamente taponar la herida.

Toma la toalla con una expresión escéptica.

-Uh, gracias.

Oigo el sonido de flujo de líquido a mi izquierda y casi salto cuando veo a dos chicos orinando en los urinarios. ¡Aaagh! ¡El olor! ¡El sórdido carácter público de todo!

-¿Estás bien? -pregunta Harry, luciendo divertido.

-¡Sí!

Lo sigo demasiado fuerte y uno de los chicos en los urinarios mira sobre su hombro, molesto.

No imagino la concentración que se debe tener para orinar en público, especialmente si se está

de pie.

Llevo mi atención de vuelta a Harry, quien está mirándome con una expresión divertida

mientras presiona el toalla de papel contra su cabeza.

-¿Seguro que estás bien? Luces asustado.

Asiento y trato un encogimiento casual de hombros.

-Voy a usar una caseta.

Babe in boyland - Harry styles(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora