Todos me Miran.

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Mientras salimos de la habitación, mi Madre va dándome instrucciones de cómo debo caminar con esos tacones, como dar los pasos, como mover las caderes, como moverme y donde tengo que poner las manos. Trato de seguir lo que ella me dice, pero es difícil y aún más cuando estoy bajando las escaleras.

Al llegar a la sala mi madre anuncia mi llegada levantando la vos y haciendo que todos volteen a verme –Les presento a Anahí!

-Oh no! –Es lo único que mi padre exclama mientras los colores de su rostro van desapareciendo.

-Wow! Que bien quedaste, Anahí –Dice Nadia con una gran sonrisa en el rostro.

-De verdad que tendrás mejores propinas que las que me dan a mí. Ten, te traje estos uniformes para que te los midas –Vanessa saca de una bolsa de supermercado un par de uniformes de los que usan en la cafetería.

Son unas blusas color crema con mangas y cuello cafés, moños negros para el cuello, unas faldas negras entalladas que se ven bastante cortas y unos pequeños mandiles que se atan a la cintura también de color café.

Remata Vanessa diciendo -Estos ya no los uso, te los puede quedar... Pero mira que delgada estas, jejeje, seguramente te querrán un poco grandes.

-No te preocupes, si no le quedan bien mi madre se los puede ajustar, ella es modista y toda una experta en la costura. Te aseguro que mi nueva hermana será una mesera adorable.

Todas ríen mientras mi padre y yo seguimos con cara de pocos amigos.

-Iremos a comer a las hamburguesas que están en el centro ¿Nos quieres acompañar, Anahí? Sera una tarde de chicas –Me pregunta mi hermana mientras trata de aguantar la risa.

-No, Anahí aun no empieza su rol como chica –Mi Madre contesta por mí -Eso será a partir del Lunes. También es necesario que salgamos a la Plaza, Ella aún necesita algunas cosas.

Las chicas ríen por el comentario y se van, dejándome en manos de mi madre.

-¿Qué cosas necesito? –Pregunte.

-Hay muchas cosas que las mujeres no compartimos, Anahí. Como la ropa interior o el maquillaje. Por hoy podrás estar con la ropa de tu hermana, pero necesitas tener todo propio.

-Ok, deja me cambio y no vamos.

-No, iras vestido como estas!

-Pero tú dijiste que mi rol de chica comenzaba hasta el lunes.

-Si, oficialmente, pero hoy te servirá como práctica, así en la escuela y en la cafetería te comportaras como toda una señorita. Solo te hace falta un bolso y nos podemos ir.

Mi madre corre a su habitación para traer uno para ella y uno para mí.

-Ten, esta queda perfecta con tu ropa.

Es una pequeña cartera de piel sin correas que su interior lleva un poco de maquillaje, unos pañuelos y un pequeño.

Mi madre me toma del brazo, me dirige junto a ella hacia la puerta y la abre, sin darme cuenta, estoy a punto de dar mi primer paso fuera de la casa como mujer.

Pongo la zapatilla derecha fuera del pórtico y un viento fresco recorre mi pierna enfundada en el delicado Nylon que aprieta las extremidades inferiores de mi ser, ¡Ho, Dios! La sensación es una deliciosa caricia que embriaga mis sentidos. No lo puedo creer, de verdad estoy disfrutando demasiado usar pantimedias.

Travesti después de la escuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora